[Crítica] «Antidisturbios»: Las tensiones que laten en la sociedad española

La serie disponible en la plataforma de streaming HBO Max, y la cual se encuentra dividida en cinco capítulos, nos traslada a la capital ibérica para ofrecernos un lienzo que da cuenta de los problemas sociales y políticos de la gran ciudad pero analizados desde la perspectiva policial.

Por Cristián Uribe Moreno

Publicado el 8.12.2021

Hace tiempo que la producción audiovisual española está en un nivel muy alto. Sus películas y series de televisión se han masificado gracias a las plataformas de streaming y el éxito mundial de La casa de papel. No obstante, la gama de producción es mucho más amplia.

Y en este abanico de creaciones, uno de los temas recurrentes son sus series policiales y criminales. Series como Bajo sospecha (2014), Vivir sin permiso (2018) o Hierro (2019), son una muestra clara del dominio del lenguaje visual y del género que han alcanzado estas producciones.

En estas series que en su mayoría se sitúan en zonas paradisiacas y pueblos pequeños, se ocultan fuerzas destructivas que emanan de vez en cuando y dan una pincelada de la actualidad de la madre patria y sus problemas: tráfico de drogas, prostitución, explotación de inmigrantes, corrupción política, pedofilia, etcétera.

Males que también preocupan al resto de Europa. Sin embargo, la miniserie de HBO Max, Antidisturbios (2020), nos traslada a la capital española para ofrecernos un lienzo que da cuenta de los problemas de la gran ciudad desde la perspectiva policial.

 

En el ojo de la opinión pública

La serie dividida en cinco capítulos nos introduce en la vida de una unidad policial que se denomina “Antidisturbios”, un símil de nuestro GOPE. Esta unidad está compuesta por seis miembros: Salvador Osorio (Horik Keuchkerian), jefe de la patrulla, Diego López (Raúl Arévalo), Alexander Parra (Álex García), José Antonio Úbeda (Roberto Álamo), Elías Bermejo (Raúl Prieto) y Rubén Murillo (Patrick Criado).

Ellos acuden a ejecutar un desahucio en un departamento. En este procedimiento, luego de un caótico desarrollo, muere un inmigrante africano. La unidad queda en el ojo de la opinión pública y los altos mando policiales deciden comenzar una investigación que involucra al departamento de asuntos internos, liderados por una perspicaz policía, Laia Urquijo (Vicky Luengo).

La historia se desarrolla entre las vidas de los policías del grupo, su conducta profesional y privada. A medida que la acusación va escalando la serie va mostrando como repercute en ellos y como cada uno de ellos maneja la presión. Paralelo a esto, Urquijo, la policía anticorrupción, realiza su propia investigación para esclarecer los hechos que ocurrieron en el desalojo y llegar a la verdad. La hebra investigativa se va ampliando y toma caminos inesperados.

Los puntos altos de la serie son varios. Lo primero que resalta es el manejo del ritmo narrativo. La actuación de los policías que deben enfrentar diariamente la lucha cuerpo a cuerpo en las calles, como si fueran un grupo de infantería, da cuenta de las tensiones sociales que laten en la sociedad española y que solo la fuerza las puede contener.

Este combate diario va calando en los policías y vemos cómo afecta su diario vivir. Así la narración muestra cómo en situaciones familiares muy triviales aparece el estrés que acumulan los personajes. En distintas situaciones cualquier detalle es una excusa para ver como explotan los personajes, dejando al desnudo la carga emocional que acumulan.

Otro acierto son las imágenes que captan los procedimientos del grupo policial. Con mucha adrenalina y cámara en mano, las imágenes traspasan el crispamiento del momento. La serie de un segundo a otro se vuelve una producción de acción, bastante realista. La violencia de esos instantes viene precedida de pasajes de alta tensión. Y cuando se desencadena la violencia, se siente el rigor del instante.

 

Una zona gris

El otro gran trabajo de la serie, es la radiografía que hace de las distintas personalidades que conforman el grupo. Por un lado, ellos logran mostrarse como un grupo unido, una pequeña hermandad que actúa como un solo cuerpo. Tanto para sus procedimientos como para defenderse del asedio que viene del exterior.

Esa camaradería evidente se va resquebrajando y se ve a los personajes volverse vulnerables, unos más que otros. Así la férrea unidad va siendo claramente amenazada.

De esta manera, lo mejor de la serie, es su vocación narrativa que se transforma a medida que avanza el relato. En primera instancia, parte siendo una especie de denuncia de la brutalidad policiaca. Luego, muta a una investigación policial que bucea en la corrupción, alcanzando niveles insospechados.

En medio, una narración con visos de drama que revela las historias personales detrás de cada policía. Unos personajes que más parecen marionetas en manos de titiriteros y sus hilos invisibles. A la larga las decisiones de sus vidas son afectadas por intereses que ellos poco pueden vislumbrar.

Pero queda claro que la fuerza bruta del grupo es necesaria en esta sociedad para mantener a raya a parte del colectivo. Y que también son instrumentalizadas para llevar a cabo planes espurios del poder en las sombras.

Hacia el final, la miniserie se acerca más hacia El reino (2018) interesante película española de Rodrigo Sorogoyen, uno de los creadores de la serie, que entrelaza crimen y política en la moderna sociedad española.

En el caso de Antidisturbios, la miniserie parte de una acción casi rutinaria que termina impactando la vida no solo de los policías del grupo, sino también de todos los personajes que se ven involucrados con ellos. La onda expansiva termina por derribar a casi todos. Todos terminan perdiendo algo para sobrevivir a este desastre. Moros y cristianos.

Una zona gris donde las diferencias de buenos y malos son solo de matices.

 

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Cristian Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional «General José Miguel Carrera», y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile, y también es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.

Aficionado a la literatura y el cine, y poeta ocasional, publicó en 2017 el libro Versos y yerros.

 

 

 

Tráiler:

 

 

Cristián Uribe Moreno

 

 

Imagen destacada: Antidisturbios (2020).