Esta obra sigue el mismo camino de las novelas anteriores de la prodigiosa narradora estadounidense: un sendero cargado de agudeza, y donde la literatura es una herramienta estética para sumergirse en la oscuridades y en los miedos de la sociedad norteamericana contemporánea.
Por Martín Parra Olave
Publicado el 9.4.2023
En Babysitter (Alfaguara, 2022), la escritora Joyce Carol Oates (Lockport, 1938) nos lleva a un viaje en el tiempo hasta la década de 1970. Ahí nos sitúa en una historia basada en hechos reales, en un lugar y espacio absolutamente determinados: el condado de Oakland, donde un asesino de niños, conocido como Babysitter atemorizó a los residentes de ese lugar por largas temporadas.
Oates ha publicado más de cien libros en su abultada carrera literaria, siendo una de las más prolíficas narradoras estadounidenses. Candidata permanente al Premio Nobel de Literatura, ha recibido un sin número de premios y reconocimientos entre los que destacan el National Book Awars (1969) y el Bram Stoker Awars, entre varios otros más.
«Su historia me ha perseguido durante años», comenta la narradora norteamericana, quien ya había escrito antes acerca de este caso:
«Vivía en Detroit cuando este secuestrador infanticida actuaba, y siempre he querido escribir sobre la atmósfera que se respiraba en la ciudad durante su reino del terror. Nunca fue capturado, pero las fuerzas de la ley sospechaban de uno o dos hombres de la zona, ambos pedófilos con antecedentes por abusos contra menores. Me atraen particularmente los misterios de Estados Unidos que todavía están sin resolver ya que creo que, como novelista, puedo especular con mucha más libertad e imaginación».
En este sentido, lo que plantea Oates es ahondar en los miedos y temores de una sociedad. El punto más vulnerable son siempre los niños. El horror de los padres a perderlos es uno de los flancos débiles y que más dolor pueden causar.
Y saber que entre los integrantes de un pueblo hay un hombre que se encarga de hacer desaparecer a los menores de edad es una sombra tenebrosa que no deja vivir en paz a sus integrantes.
En lo profundo de las carencias humanas
Sin lugar a dudas, esta novela es un thriller impecablemente escrito, donde en sus páginas van asomando problemas sociales que se mantienen a lo largo del tiempo y vuelven a tomar protagonismo de manera sorpresiva cada cierta cantidad de años: control de armas, los rasgos ineludibles del patriarcado, los abusos sexuales y sus tristes consecuencias, la violencia en todas sus formas, la discriminación contra los inmigrantes, la pederastia, y por supuesto, el racismo tan presente en la sociedad norteamericana.
Oates sabe utilizar una situación concreta de hace 50 años atrás, para reflotar e inmiscuir al lector en los problemas que no caducan, que se siguen respirando y manteniendo vivos en todos y cada uno de los rincones de nuestro planeta.
No obstante, esta no es solamente la historia de un asesino serial, sino que más bien es la exploración de la conducta humana en determinadas circunstancias. Es decir, a través de una mente enferma la narradora nos conduce a repensar una serie de situaciones específicas que tienen que ver con el respeto hacia los otros, hacia las mujeres, hacia los niños y hacia quienes son diferentes.
La pluma de Joyce Carol Oates apunta a lo profundo del egoísmo humano, a las carencias en lo solidario y en su incapacidad para no repetir errores del pasado.
Así, Babysitter sigue el mismo camino de las novelas anteriores de esta narradora, un sendero cargado de agudeza, y donde la literatura es una herramienta para sumergirse en la oscuridades y los miedos de una determinada sociedad, pero sobre todo, constituye una estrategia estética para indagar acerca de la condición humana y de sus enfermedades y trastornos mentales, tanto evidentes como invisibles.
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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa el doctorado en literatura impartido por la última Casa de Estudios.
Imagen destacada: Joyce Carol Oates.