En la colección especial Compactos 50 de la Editorial Anagrama se ha reeditado una de las piezas fundamentales en el género policial, dentro de la bibliografía del escritor rioplatense Ricardo Piglia, tal y como lo fuera «Plata quemada», otra de las grandes obras de ficción del autor.
Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Publicado el 27.8.2023
La editorial Anagrama ha venido publicando y reeditando, a lo largo de estos años, la obra de un escritor que, como recordó el jurado del Premio Formentor 2015, se desenvuelve armónicamente entre: «la oralidad, la cultura popular y la tradición literaria más exigente. (…) Ricardo Piglia experimenta con los géneros y sus límites para ejecutar un atlético y desacomplejado ejercicio de alta literatura que remite a un lugar más allá del propio lenguaje: la crónica negra y poco complaciente de una Argentina trágica».
En esta ocasión, en la colección especial Compactos 50, se ha reeditado una de las obras fundamentales dentro de la bibliografía del escritor argentino, Blanco nocturno. Se trata de una novela policial, como lo fuera Plata quemada, otra de las grandes ficciones de Piglia.
Pero es algo más, esta obra: «muta, crece, y se transforma en un relato que se abre y anuda en arqueologías y dinastías familiares, que va y viene en una combinatoria de veloz novela de género y espléndida construcción literaria». Ricardo Piglia pone su ingenio y audacia al servicio de una gran novela.
Relaciones familiares de gran complejidad
Blanco nocturno se inicia con el asesinato de Tony Durán, un forastero que viene de Estados Unidos con un propósito que despierta las suspicacias del pueblo. Para investigar el enigma de esta muerte, Ricardo Piglia cuenta con el comisario Croce, personaje recurrente en su obra, junto a Emilio Renzi, alter ego del escritor. De Croce ha dicho su creador:
«Me gusta el hombre, por su pasado y por el modo imaginativo con que afronta los problemas que se le presentan. Anda metido siempre en misterios y asuntos ajenos. Estos comisarios del género son siempre un poco ingenuos y fantasmales, porque, como decía con razón Borges, en la vida los delitos se resuelven —o se ocultan— usando la tortura y la delación, mientras que la literatura policial aspira —sin éxito— a un mundo donde la justicia se acerque a la verdad».
Esta figura policial volverá a surgir en el libro póstumo de Piglia, Los casos del comisario Croce, una serie de relatos donde el escritor argentino evoca a los grandes autores de este género: Agatha Christie, Arthur Conan Doyle, Edgar Allan Poe, o G.K Chesterton.
De esa manera, en estas historias el astuto y reflexivo comisario Croce se enfrentará al caso de: «un joven marinero yugoslavo acusado de matar a una prostituta en un cafetín portuario, al misterio de una supuesta película en la que aparecería Eva Perón en una escena pornográfica, a un ladrón de joyas relacionado con el peronismo, a un crimen resuelto con la ayuda de los versos de un cirujano del ejército de Rosas…».
Como se ha recordado, Ricardo Piglia sintió una gran afinidad por la novela negra o policíaca: «La amó como lector, la divulgó como editor y la practicó como escritor».
Blanco nocturno, perteneciendo a un género tan apreciado por el autor, abre su trama a otros aspectos alejados propiamente de lo policíaco. La novela nos muestra unas relaciones familiares de gran complejidad, donde destaca, por encima de todas, la figura de Luca Belladona. Su obsesión por construir una fábrica en medio de un territorio yermo, desembocará en un trágico final, no exento de grandeza.
La misteriosa portada del libro ha sido realizada por el artista multidisciplinar argentino Jorge Alderete (Dr. Alderete).
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Eduardo Suárez Fernández-Miranda es licenciado en Derecho de la Universidad de Sevilla (España).
Imagen destacada: Ricardo Piglia.