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[Crítica] «Ciertos chicos»: Represión, juventud y ternura

Como es habitual y casi un sello en la narrativa de Alberto Fuguet, la cultura pop, los elementos vintage en nuestros días (personal estéreos y casetes) cobran vida propia en esta novela para transportarnos a una etapa gris del país, una época en la cual las libertades eran coartadas y donde la música y las artes se practicaban en su mayoría de manera clandestina.

Por Cristián Brito Villalobos

Publicado el 1.7.2024

Chile se encuentra en pleno régimen cívico y militar. Corren los años 80 y el gobierno autoritario de Augusto Pinochet se ha perpetuado más de lo pensado. Con Ciertos chicos (Tusquets, 2024), Alberto Fuguet regresa con una novela llena de nostalgia por un Chile que ya no existe.

Tomás Mena no puede esperar para ingresar a la universidad y de esta forma darle un giro a su existencia, pues la vida familiar, el barrio tan conocido y la dictadura que lo cubre todo, ya lo tienen agotado.

Sin embargo, Mena es un personaje completo, que no quiere sentirse como si algo le faltara, y es por ello que se dedica a experimentar de «todo».

Mientras tanto, en el otro extremo de la ciudad se halla Clemente Fabres, quien está a punto de terminar el cuarto año de periodismo para, posteriormente, regresar a Inglaterra donde él se siente más en casa, ya que vivió allí cuando su padre fue exiliado.

 

Una historia de amor llena de peligros

El Santiago de los 80 es una ciudad aburrida, gris, donde la cultura escasea y la música es la vía de escape a la realidad. También está la presencia de los fanzines de música, las películas que alcanzan a llegar y los libros que se distribuyen de manera gratuita y que será lo que llevará a Clemente a encontrarse con Tomás en disquerías, cines y fiestas under.

Como es habitual y casi un sello de la narrativa de Fuguet, la cultura pop, los elementos vintage en nuestros días (personal estéreos y casetes) cobran vida para transportarnos a una etapa gris del país, en la cual las libertades eran coartadas y donde la música y las artes se practicaban en su mayoría de manera clandestina.

Sin ser una autobiografía, es indudable que el escenario en el que se desarrollan las acciones es la misma urbe en la cual el autor fue creciendo para convertirse en lo que es hoy, y donde a pesar de la represión, los jóvenes, en un acto lleno de ternura, se buscaban a sí mismos en canciones y personajes, para, de esa forma, escapar de la atmósfera asfixiante en la que se encontraban sometidos.

Ciertos chicos es una novela irreverente, pero al mismo tiempo tierna y muy emotiva, sin dejar la política de lado, que es algo inexcusable. En este volumen el lector se encontrará con una historia de amor llena de peligros y que de cierta forma representa la melancolía de una época tan especial y dura para los chilenos.

 

 

 

 

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Cristián Brito Villalobos (Antofagasta, Chile, 1977), además de poeta y escritor es periodista titulado en la Universidad Católica del Norte y magíster en literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

«Ciertos chicos», de Alberto Fuguet (Tusquets Editores, 2024)

 

 

 

 

Cristián Brito Villalobos

 

 

Imagen destacada: Alberto Fuguet.

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