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[Crítica] «Correspondencia (1920 – 1963)»: El distanciamiento y la extrañeza

El libro consta de 155 cartas enviadas entre los filósofos alemanes Karl Jaspers y Martin Heidegger (de izquierda a derecha en la imagen, respectivamente), las cuales se extienden desde los días de la fracasada República de Weimar hasta bien entrada la época de la posguerra, y cuando una sombra moral y de vergüenza se posaba encima de la figura del autor de «Ser y tiempo».

Por Luis M. Iruela

Publicado el 22.11.2024

Acaba de salir publicada en este 2024 una nueva edición de la correspondencia entre Martin Heidegger (1889 – 1976) y Karl Jaspers (1883 – 1969) a cargo de la Editorial Herder de Barcelona. Existe todavía en activo la anterior publicación de 2003 por la casa editora madrileña Síntesis. En ambas, figura como traductor Juan José García Norro. Así que sustancialmente se trata del mismo libro.

Supone un documento histórico impagable para conocer la situación de la filosofía y la universidad tanto en la Alemania de entreguerras como en la de los años siguientes a la conflagración bélica. Los dos filósofos provienen de la fenomenología de Husserl; de hecho, se conocieron en la casa del maestro en Friburgo en 1920.

Además de su valor histórico y memorialístico, encierra un notable interés de carácter psicológico. Mucho se ha hablado del «misterio Heidegger», es decir, de la actitud del filósofo de guardar silencio sobre sus motivaciones acerca de la adhesión al régimen nazi cuando fue nombrado rector de la Universidad de Friburgo de Brisgovia. El 23 de abril de 1933 pronunció el famoso discurso de toma de posesión del cargo y cuatro días más tarde se afilió a esta formación política.

Karl Jaspers era médico psiquiatra de formación. Durante un tiempo, fue catedrático de psicología en la Universidad de Heidelberg y posteriormente lo fue de filosofía para acabar desempeñando el mismo cargo en la de Basilea después de la guerra. Hoy en día está considerado el creador de una psicopatología general de la consciencia (basada en la fenomenología), cuyos conceptos son de aplicación diaria en la clínica psiquiátrica actual.

En las misivas, se nota una actitud sutilmente diferente en ambos corresponsales. Jaspers abrigaba la ilusión de unir sus capacidades intelectuales con las de su amigo para crear una filosofía conjunta que tratara de los arduos problemas que planteaba el momento cultural de la República de Weimar y de la universidad alemana.

Por otro lado, Heidegger tenía un alto concepto de sí mismo como hombre de pensamiento: solía minusvalorar la obra de los demás. Jaspers supo por terceras personas el criterio que tenía acerca de sus libros.

Del narcisismo intelectual de Heidegger deja una buena estampa Jean Grondin en su biografía de Gadamer: antes de comenzar un seminario el bueno de Martin se sentaba en su cátedra oculto tras una cortina a modo de telón teatral; al empezar se descorría la cortina y Heidegger aparecía ante los alumnos con toda su majestad filosófica colocado en el estrado.

La necesidad de admiración era su debilidad, eso explica en parte la relación amorosa que mantuvo con su brillante discípula Hannah Arendt.

 

Un velo de vergüenza

Cuando fue nombrado rector, cambió su conducta. Aparecieron decisiones antisemitas hacia otros profesores (entre ellos Husserl) que nunca antes había mostrado. Y cumplió sin dudar las consignas del partido en el poder.

Todo ello enrareció tanto la correspondencia como la amistad con Jaspers. No hay que olvidar que la ascendencia de la mujer de éste era semítica. Y se fue estableciendo una de las experiencias más penosas que pueden vivir los amigos: el distanciamiento y la extrañeza. La transformación del otro en un desconocido y aun en una potencial amenaza.

Tras la derrota alemana, Heidegger se vio desposeído de sus cargos universitarios y se encontró en la situación de tener que explicar a la comunidad humanística los motivos de su actitud. Nunca lo hizo. Elfriede, su mujer, sí lo hizo con estas palabras dirigidas a Jaspers: «Embriaguez de poder».

Un velo de vergüenza cubrió la trayectoria vital de Heidegger. La vergüenza es un sentimiento atormentador que quema el orgullo y la autoestima de quien la experimenta. La figura está descrita con gran precisión en la novela Lord Jim, de Joseph Conrad, en la que un joven y brillante oficial de marina con un prometedor porvenir, abandona lleno de pánico un barco atestado de peregrinos en medio de una ominosa tormenta.

Milagrosamente, el barco se salva y él queda marcado por el miedo. Durante el resto de la trama, dedicará su vida a restañar esta gran herida narcisista con actos de valor.

Así Heidegger, centró sus esfuerzos en continuar su obra por medio de cursos, conferencias, congresos y publicaciones en medio de un tenaz y continuado silencio. Nunca se le regateó su importancia como filósofo. Pero siempre le acompañó una sombra moral.

El libro consta de 155 cartas rematadas por dos telegramas. El primero de Heidegger de condolencia a Gertrud, la viuda de Jaspers enviado el día 2 de marzo de 1969; el segundo de agradecimiento, respondido el mismo día.

Dicen los textos: «Con respeto y dolor en el recuerdo de los años lejanos» (Martin Heidegger). Y la contestación: «En recuerdo también de aquellos lejanos años, se lo agradezco» (Gertrud Jaspers).

Quizá no sea disparatado pensar que se produjo aquí una reconciliación entre los amigos.

 

 

 

 

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Luis Miguel Iruela es poeta y escritor, doctor en medicina y cirugía por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en psiquiatría, jefe emérito del servicio de psiquiatría del Hospital Universitario Puerta de Hierro (Madrid), y profesor asociado (jubilado) de psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid.

Dentro de sus obras poéticas se encuentran: A flor de agua, Tiempo diamante, Disclinaciones, No-verdad y Diccionario poético de psiquiatría. Actual asesor editorial y de contenidos del Diario Cine y Literatura.

 

«Correspondencia (1920-1963)», Martin Heidegger y Karl Jaspers (2024)

 

 

 

Luis Miguel Iruela

 

 

Imagen destacada: Karl Jaspers y Martin Heidegger.

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