En la obra de la autora chilena Marisol Moreno del Canto (en el centro de la imagen destacada) nada está estático, y hay un constante movimiento del ser en la existencia, de miradas que vuelven en un escenario donde todo se interroga a sí mismo, al modo de una una búsqueda desde los hallazgos, los cuestionamientos, los encuentros y las lejanías con el otro y la otra.
Por Isabel Gómez Muñoz
Publicado el 20.1.2022
Del error y de la luz, poesía reunida durante los años 1978 y 2020 de Marisol Moreno del Canto, forma parte de los libros, Kriptografías, El amor y la nada, CAOcentrismo y Del error y de la luz, cada uno de ellos constituye un cuerpo poético que se sitúa en resistencia al patriarcado y a una historia oficial que niega e invisibiliza ciertas temáticas que la poeta recoge, como una forma de denuncia ante la ausencia de reflexión en los espacios cotidianos.
La autora nos dice: «Cuando regrese/ El mejor de los guerreros/He de quedarme en su cama/Él anunciará/Que no hay otra conclusión».
Mucho se ha estudiado sobre las cercanías y distancias que existe entre poesía y filosofía. George Reyes sostiene que: «En línea con el materialismo filosófico, en contextos académicos la opinión generalizada es que durante los siglos XX y XXI la filosofía francesa ha requerido de la literatura y de las artes en general para construir su pensamiento; en otras palabras, en esta filosofía la literatura y las artes en general han servido no sólo de tema u objeto de estudio, sino también de material para construir su pensamiento tanto crítico como creador».
En la historia de la literatura siempre se han formulado diálogos analógicos entre poesía y filosofía, son estructuras del pensamiento que generan en el ser una conciencia de sí y para sí, mediante la interpretación de los hechos, las cosas y las situaciones de vida que siempre estamos confrontando con nuestra propia realidad.
La poeta nos dice: «Después no hay nada / Solo lo más real/ Las palabras un poema / Que dibujado en el papel dice / Fuiste lo que escribí».
La lógica oculta que subyace en la palabra
La escritura entendida como un constante diálogo con el otro, tal como lo señalara Bajtín no existe el yo singular, sino el nosotros, aquello que está en constante diálogo con lo que nos rodea, una realidad que se presenta ante la poeta como una posibilidad de reconstruir constantemente aquello que pervive en la existencia y que nos permite posicionarnos en un espacio tiempo que va más allá de nuestros sueños.
Cito: «Hay un escalofrío de soledad que se asemeja al fuego / Libertas cuando dices llorando / Que no habrá más cadenas / Ni ventanas hacia los sueños».
En Del error y de la luz nada está estático, hay un constante movimiento del ser en la existencia, miradas que vuelven en un escenario donde todo se interroga a sí mismo, como una búsqueda que nos sitúa en nuestra propia historia, desde los hallazgos, los cuestionamientos, los encuentros y desencuentros con el otro y la otra, los cuerpos poéticos dispuestos a escribirse más allá de sí mismo, porque: «Solo es poeta quien vive más allá de la historia», nos dice Moreno en esta construcción de sentidos que cohabitan la palabra.
Es así como la poesía se levanta con su manto de resistencia: Hacia la luz el error siempre el error o la luz, señala la poeta y es allí donde la palabra vuelve a ser el tejido de la luz, el componente semántico necesario para construirnos y reconstruirnos en la realidad y desde la realidad.
Julia Kristeva nos decía que el escritor o escritora convierte al lenguaje en proceso, desde donde se genera una proliferación de sentido. El lenguaje para ella es el motor en la búsqueda de sentidos. Esto significa desarrollar un análisis de la materialidad y los significados y significantes del texto desde su propia interioridad.
Bajo esa lógica oculta que subyace en la palabra, cuya obsesión es descubrir qué hay en la realidad, ¿cuáles son los canales comunicantes que cohabitan en el lenguaje, con todos sus miedos, temores, deseos, imaginarios y fantasías que deambulan en el ser y en sus propios discursos de la realidad?
Cito: «Suspendida sobre máximas severas / Cual ángel del demonio me columpio /Sobre gemir veleidoso de animales / Perros, fieras y gallinas».
Maturana planteó que el sujeto humano es un organismo autopoiético, capaz de construirse y regularse a sí mismo mediatizado por el lenguaje y el encuentro con otros en la emoción y el amor.
Del error y de la luz nos transporta a esa reflexión, leemos estos poemas y nos aproximamos a la emoción, a la luz que subyace allí donde también habita el error, sin embargo la luz vuelve a nosotras y posesiona a la mujer en el espacio histórico donde tantas veces ha sido invisibilizada, la retorna hacia su propio imaginario social y cultural, hacia las sombras y luces de la existencia, hacia el error que transita a través de la poesía en su afán incansable de retornar a la luz.
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Isabel Gómez Muñoz cursó estudios de Pedagogía, licenciatura en educación y magíster en ciencias de la educación, en la Universidad de Los Lagos, sede Santiago.
Ha editado siete libros de poesía, Un crudo paseo por la sonrisa, Ediciones M.D. (1986); Pubisterio, Ediciones Literatura alternativa (1990); Versos de escalera, Ediciones M.D., (1994); Perfil de muros, Ediciones Logos, (1998); Boca pálida, Ediciones Logos, (2003); Dasein, Editorial Cuarto Propio, 2006; Enemiga de mí, Editorial Cuarto Propio, (2013), y Los días que no escribí, Editorial Cuarto Propio, (2019).
En 1997 recibió el Premio Pablo Neruda.
«Del error y de la luz», de Marisol Moreno del Canto (Editorial Cuarto Propio, 2021)
Isabel Gómez Muñoz
Imagen destacada: Marisol Moreno del Canto.