[Crítica] «El futuro futuro»: Donde el lenguaje se convirtió en poder

El volumen del narrador inglés Adam Thirlwell es una novela absolutamente posmoderna situada en medio de la Revolución Francesa, y su prosa es amena —con pasajes bellísimos—, el relato es divertido y profundo, y el delirio es extremo, con un viaje a la luna incluido.

Por Alejandra Repetto Seeger

Publicado el 24.9.2024

El futuro futuro (2024), del inglés Adam Thirlwell (1978), es una novela absolutamente posmoderna situada en medio de la Revolución Francesa.

Así, el relato es un viaje por la subjetividad de una mujer que ha sido instalada en el centro de las controversias por panfletos que ficcionan sobre ella, su vida sexual, sus costumbres y sus pensamientos políticos.

Casada con un hombre poderoso y casi 30 años mayor, el mundo afectivo de Celine gira en torno a sus amigas que la acompañarán a lo largo de los más de veinte años que aborda la novela, de formas diversas, incluyendo la relación sexual y amorosa con una de ellas.

Defenderse de los rumores e invenciones es el punto de partida para la necesidad de aprender a usar el lenguaje a conveniencia y para detentar algún tipo de poder, dos tópicos en torno a los que gira esta novela alucinante, que tiene como escenario a una Francia estremecida por la política, la revolución, el terror y la dictadura.

Un país en el cual los personajes se codean con María Antonieta y Napoleón Bonaparte, conversan sobre George Washington y observan a Haití (La Española), mientras usan mezclilla o ropa punk, o adquieren fama de beatnik.

En las fiestas que Celine organiza como estrategia de autodefensa, los escritores son los primeros invitados y dan cuenta de los vericuetos del poder, creando y destruyendo realidades con sus palabras y consiguiendo al fin el efecto deseado por la protagonista:

«Fue el lugar donde el lenguaje se convirtió en poder; y el grado de su éxito podía comprobarse en lo delicada pero rápidamente que aparecieron sus efectos secundarios».

 

Su cuerpo había quedado embarazado

Otro elemento que cruza la novela, así como cruza la historia, es el lugar de la mujer en la sociedad, ese lugar otro y sujeto, esa sensibilidad otra, esa otredad ajena que se observa con resquemor y que se vive con extrañeza, o con temor, o con mucha conciencia de alteridad (el patriarcado operando), y que es discutido y relevado por los personajes.

Este lugar reconocible se inaugura con los rumores plasmados en los panfletos, se encuentra presente en las conversaciones de los personajes y en las observaciones del narrador, y se cristaliza en el modo en el cual se relata el inicio de la maternidad de Celine («su cuerpo había quedado embarazado»), una maternidad compleja, intensa y contradictoria, como en cualquier época.

Por último, los cambios políticos de los que somos testigos a lo largo de la novela nos llevan a recordar que la historia es una ruleta que da vueltas con sus ilusiones, vanidades, triunfos, crueldades y decepciones, por eso igual podía ser Francia en el siglo XVIII que Roma en el II A. C. o Chile en el siglo XX, o el presente de casi cualquier país, o el futuro futuro.

La prosa del libro es amena con pasajes bellísimos, el relato es divertido y profundo, y el delirio es extremo, con viaje a la luna incluido.

Una novela original, aguda, inteligente y entretenida.

 

 

 

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Alejandra Repetto Seeger es una psicóloga clínica titulada en la Universidad ARCIS, enfocada en su labor profesional tanto en la terapia de adultos, como de niños, adolescentes y familias.

 

«El futuro futuro», de Adam Thirlwell (Editorial Anagrama, 2024)

 

 

 

Alejandra Repetto Seeger

 

 

Imagen destacada: Adam Thirlwell.