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[Crítica] «El hombre que amaba a los perros»: Esa gran utopía del siglo XX

Tusquets Editores ha aprovechado el hito por el aniversario número quince, desde que Leonardo Padura publicara una de sus novelas más emblemáticas (originalmente en 2009), con el propósito de preparar una nueva presentación de la misma, esta vez con un prólogo del autor cubano y otro epílogo de Rafael Acosta.

Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda

Publicado el 19.10.2024

«Intento que toda mi relación con la realidad pase a través de la literatura, que lo que tenga que decir sobre la realidad cubana, bueno o malo, surja de mis libros. Esto ha provocado una gran comunicación con el público y, además, a veces me ha sorprendido, ha significado un reconocimiento de las instituciones culturales».
Leonardo Padura

Han pasado quince años desde que Leonardo Padura (La Habana, 1955) publicara una de sus novelas más emblemáticas: El hombre que amaba a los perros (2009). La editorial Tusquets ha aprovechado la ocasión para preparar una nueva edición, con prólogo de su autor y un epílogo de Rafael Acosta.

Renovador de la novela policiaca con títulos como Pasado perfecto, donde conocimos por primera vez a su personaje más reconocido, Mario Conde, Vientos de cuaresma, Máscaras o Paisaje de otoño, que juntas conforman la tetralogía Las cuatro estaciones, Leonardo Padura utiliza este género literario como pretexto para hablar de otras cosas.

En efecto, el autor cubano pretende con sus novelas acercarnos a la realidad de su país, a sus luces y a sus sombras, mostrando lo que son algunos de sus verdaderos problemas.

 

La realidad del complejo país caribeño

Para Leonardo Padura, una de las obligaciones actuales de los escritores en Cuba es: «reflejar nuestra realidad, que es muy singular, social y políticamente. Sabemos que hay reglas del juego que no se pueden violar y que hay niveles de permisividad, pero hemos de tratar de ampliar estos márgenes para poder reflexionar cada vez con más profundidad sobre nuestra sociedad».

El hombre que amaba a los perros reconstruye, a través de su protagonista, Iván, la vida de dos personajes que acaba confluyendo en trágicas circunstancias. Seremos testigos de la vida de Liev Davídovich Bronstein, conocido como Trotski, y Ramón Mercader, que se ocultaba bajo el nombre de Jacques Mornard. Víctima y verdugo, respectivamente, de uno de los crímenes mas significativos del siglo XX.

La novela supuso para su autor un arduo trabajo de investigación, no sólo a través de libros y documentos: Leonardo Padura viajó a Barcelona tras los pasos de Ramón Mercader.

Porque la novela trata, según su autor, del destino de un hombre que por razones ideológicas empeña su propia vida hasta el punto de perderla: «A pesar de seguir vivo no volverá a ser la misma persona».

En efecto, El hombre que amaba a los perros es, al mismo tiempo, un recorrido por esa: «gran utopía del siglo XX, cómo se manipuló y se pervirtió a través del estalinismo».

Y como punto de unión, está la vida de Iván y sus propios avatares en la Cuba contemporánea, lo que le sirve a Leonardo Padura para mostrarnos la realidad del complejo país caribeño.

 

 

 

 

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Eduardo Suárez Fernández-Miranda nació en Gijón (España). Licenciado en derecho por la Universidad de Sevilla, está realizando sus estudios de doctorado dentro del Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana de la misma casa de estudios superiores.

Colabora como crítico literario en las revistas españolas El Ciervo, Serra d’Or, Llegir.cat, Gràffica y Quimera, donde lleva a cabo una serie de entrevistas a escritores, editores y traductores, nacionales y extranjeros.

Asimismo, escribe para las publicaciones americanas Cine y Literatura (Chile), La Tempestad (México), Continuidad de los Libros (Argentina) y Latin American Literature Today (University of Oklahoma). También, colabora de forma ocasional en los diarios asturianos El Comercio y La Nueva España.

 

«El hombre que amaba a los perros», de Leonardo Padura (Tusquets Editores, 2024)

 

 

 

 

Eduardo Suárez Fernández-Miranda

 

 

Imagen destacada: Leonardo Padura (por Héctor Garrido).

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