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[Crítica] «El lugar sin límites», de José Donoso: Un texto de gran actualidad política

Esta novela —un clásico del autor nacional y llevada al cine por el realizador mexicano Arturo Ripstein— nos presenta un ambiente de suma pobreza y abandono, donde el burdel (el escenario principal de esta trama) es un lugar de mala muerte, y las prostitutas que lo habitan unas pobres mujeres, y la corrupción está presente por todas partes, mientras don Alejo encarna al hacendado y al hombre público, una peligrosa tentación y simbiosis que está cada vez más de moda en Chile.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 25.3.2021

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El lugar sin límites de José Donoso es una novela corta, un texto breve de apenas un centenar de páginas que al menos a mí, me confirma la sospecha que he tenido desde hace mucho tiempo, de que Chile es un país de grandes poetas, pero de narradores normales, tal vez con la excepción de Roberto Bolaño, especialmente el escritor de la novela 2666.

El lugar sin límites cuenta la historia de Manuela, un travesti que llega al fundo de Alejo Cruz, el mandamás del lugar, invitado por la Japonesa, la Madama que regenta un prostíbulo de mala muerte, en una casa que le pertenece al hacendado y diputado Alejo Cruz.

La Japonesa mandó a traer a Manuela para que pusiera el toque suyo a la recepción que le está preparando a don Alejo Cruz, el terrateniente y recién electo diputado, a quien la Japonesa ha ayudado a ganar la diputación, con la esperanza de que él los ayude a mejorar el lugar.

La Manuela llegó y se quedó a vivir allí, pues lo que pasó fue que en un momento de esa primera noche, don Alejo le dijo a la Japonesa que si ella lograba que la Manuela tuviera relaciones con ella le iba a dar lo que ella quisiera y la japonesa le pidió la casa en que tiene el prostíbulo.

Después de esto, la Japonesa, logró meterse en la cama y convence a la Manuela de tener relaciones con ella, ofreciéndole ser copropietaria de la casa y así entre plática y caricias logra que pase lo inesperado y le ganó la casa a don Alejo, pero además la Japonesa quedó embarazada y así nació la Japonesita, quien a la muerte de su mamá tomó las riendas del prostíbulo.

Pero la historia tiene su momento presente, estamos en el último día de la narración y sabemos que Pancho va a ir al burdel pues anda en la zona; ha ido a pagarle lo que le debía del préstamo que le hizo don Alejo para que comprara un camión para trabajar.

Ahora bien, Pancho Vega conoce muy bien a don Alejo, pues de niño jugaba con su hija, hasta que esta murió.

Ya de noche, Pancho llega al burdel en compañía de su cuñado Octavio, quien le ha prestado el dinero para que se libre del dominio de don Alejo.

La Japonesita y la Manuela saben que Pancho va a llegar, pues han oído el escándalo de la bocina de su camión, ellos saben que éste quiere divertirse, aunque ha sido un día flojo en el burdel y las muchachas ya se han ido a dormir. También está allí don Céspedes, que trabaja para don Alejo.

Pancho y Octavio llegan al prostíbulo para celebrar, pero no hay ambiente, para colmo se ha dañado la victrola, y se están aburriendo, entonces entra la Manuela como para salvar la noche, ingresa con su vestido lista para bailar y entretener a Pancho.

Después de un rato, Pancho, la Manuela y su cuñado Octavio se van “para seguir la fiesta en otra parte”  y después de que la Manuela intenta besar a Pancho, este le pega un puñetazo en la cara y después le dan un empujón y lo empiezan a patear: “se lanzaron sobre él y lo patearon y le pegaron  y lo retorcieron jadeando sobre él…”.

Mientras tanto don Céspedes está tratando de arreglar el aparato de sonido y también le hace compañía a la Japonesita, y esta dice que la Manuela siempre hace lo mismo, se va de farra y a los días regresa toda maltrecho: “Lo conozco. Me ha hecho esto otras veces”. Después don Céspedes paga lo que debe y se va.

La novela nos presenta un ambiente de suma pobreza y abandono, el burdel es un lugar de mala muerte, las prostitutas unas pobres mujeres y la corrupción política está presente por todas partes; don Alejo encarna al hacendado y al político, una peligrosa tentación que está cada vez más de moda entre nosotros, incluyendo a Chile.

En el momento presente de la historia, se especula que don Alejo no hizo nada para que se pusiera la luz eléctrica en la zona, ni para que el pueblo mejorara porque lo que desea es comprar todas las casas del lugar para seguir sembrando uva; ya antes había logrado hacer que el tren pasara por su fundo a fin de poder sacar sus productos.

Aunque en la novela ocurren pocas cosas y le falta un punch que le dé sustancia a la historia, la obra se lee rápido, pues es muy corta y es entretenida.

 

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Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente y miembro del comité editorial del Diario Cine y Literatura.

 

La primera edición de la novela «El lugar sin límites» (Joaquín Mortiz, 1966)

 

 

Sergio Inestrosa

 

 

Imagen destacada: José Donoso.

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