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[Crítica] «El niño y la garza»: Visualmente maravillosa

El realizador mexicano Guillermo del Toro dijo lo siguiente cuando ganó el Oscar por «Pinocho» hace poco más de doce meses atrás: «mantengamos la animación en la conversación», y el trabajo de Hayao Miyazaki con Studio Ghibli es en gran parte lo que se debe mantener en el diálogo, aunque sea una idea estética tan compleja y metafórica, como es el núcleo de esta obra audiovisual.

Por Rafael Jaramillo Avellán

Publicado el 15.2.2024

Las películas de Studio Ghibli siempre serán bienvenidas en el mundo del cine y de la animación, de eso no hay duda. Muchas veces del lado de la fantasía, sí, pero también del drama realista sin perder ese tono de ficción tan único que caracteriza a las obras de este legendario estudio.

En el 2013 después de The Wind Rises, Hayao Miyazaki (1941) había anunciado de manera muy insistente que se retiraba. Años después, parece que sintió que algo no había hecho. Basándose levemente en la novela de Genzaburo Yoshino de 1937 “How do you live”, el mítico animador decidió tomar acción una vez más para retratar un poco de su autobiografía.

La historia de Mahito en El niño y la garza se puede clasificar como una coming-of-age, donde nuestro joven protagonista atraviesa una búsqueda en la cual conocerá lo que significa ser digno, amar y dejarse amar por los demás y aceptar las pérdidas para poder seguir adelante.

 

Las cosas que suceden en la vida

La trama tiene su agradable balance de drama, comedia y hermosa fantasía que cautiva. Seas nuevo o no en el trabajo de Studio Ghibli, creo que indudablemente siempre caerá uno fascinado por el estilo y la belleza de su animación.

Pero como es costumbre mía, creo firmemente que toda belleza audiovisual debe servir a la historia que cuenta, más no ser la protagonista. En El niño y la garza me encontré con una narrativa lenta y un tanto confusa. Muchos de sus sucesos carecen de una explicación clara y muchas situaciones son difíciles de ver como aportan a la trama.

Si bien el simbolismo y las metáforas son el fuerte de esta historia, su peso es demasiado y vuelve muy complejo al relato y su narración. No obstante, considero que a pesar de que esta sea, probablemente, la película más personal de Hayao Miyazaki, es por lejos su mejor obra, y nunca deja de ser una experiencia linda y cautivadora, a nivel sensitivo.

Hacia el final del largometraje podemos encontrarnos con el auge de estos temas de crecer, superar y más que nada aceptar las cosas que suceden en la vida, a pesar de que seamos unos chicos. El niño y la garza puede resultar compleja, confusa y difícil de entender, pero no deja de ser una interesante historia además de ser visualmente maravillosa.

 

 

 

 

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Rafael Jaramillo Avellán (Guayaquil, 1994) estudió ingeniería civil en el Tecnológico de Monterrey (México) y actualmente cursa una maestría en innovaciones pedagógicas en la Universidad Casa Grande (Ecuador).

Amante del audiovisual desde muy pequeño, lleva siete años escribiendo crítica de cine y ha colaborado con revistas tanto físicas como digitales. Sus escritos pueden encontrarse en su blog personal.

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Rafael Jaramillo Avellán

 

 

Imagen destacada: El niño y la garza (2023).

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