En este segundo tomo del «Cuarteto de las estaciones», el noruego Karl Ove Knausgård devela sus propios miedos y fantasmas a esa hija que más temprano que tarde deberá vérselas por sí misma en un lugar de constante cambio, y donde la codicia es la principal moneda de cambio y lo incierto es el estado que predomina.
Por Cristián Brito Villalobos
Publicado el 27.2.2022
Karl Ove Knausgård (1968) ha desarrollado una carrera en donde el asunto principal está relacionado con la autobiografía y la cualidad de generar mundos dentro de otros mundos, en donde el escritor se sumerge en sus propias entrañas agarrando al lector y arrastrarlo con el imán de una escritura urgente y adictiva.
La distancia entre el lector y el escritor se disuelve rápidamente, generando una relación estrecha entre ambos (esto es, claro está, la mirada de quien escribe), cualidad en donde radica el monumental éxito que ya tuvo la saga Mi lucha, que en seis tomos abarca la relación con su padre alcohólico, su infancia, su juventud y luego su vida en pareja.
Una belleza y complejidad difícil de clasificar
Acá, Karl Ove es ya un hombre adulto que espera ansiosamente el nacimiento de su hija. En ese paréntesis entre la vida externa y la del vientre de su madre, el autor le describe al ser nonato, diferentes cosas y sucesos del mundo para, de cierta medida prepararla para lo que deberá enfrentar.
Los detalles, olores, emociones y recuerdos, se fusionan en un discurso en donde el hombre pretende entregar una guía a su progenitora sobre la inmensidad de cosas que la vida y el mundo trae y lleva consigo, lo que también incluye la muerte, inevitable y natural, mas temida y muy interpretada.
En invierno (Anagrama, 2021), el segundo tomo del Cuarteto de las estaciones, el noruego Karl Ove Knausgård, realiza quizás uno de los ejercicios más íntimos que un hombre puede hacer a través de la palabra, que es develar sus propios miedos y fantasmas a esa hija que más temprano que tarde deberá vérselas por sí misma en un lugar en constante cambio, donde la codicia es la principal moneda de cambio y lo incierto es lo que predomina.
Knausgård posee la virtud de escribir relatos profundos y sumamente detallistas y precisos sobre conceptos triviales, como la Navidad o El Viejo Pascuero, pero además aborda otros como el deseo sexual, los cepillos de dientes, los trenes, los funerales, los átomos, y suma y sigue.
En invierno es un texto de una belleza y complejidad difícil de clasificar, pero que dentro de lo autobiográfico resulta un documento histórico. Un legado de amor. Un libro hermoso y muy necesario.
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Cristián Brito Villalobos (Antofagasta, Chile, 1977), además de poeta y escritor es periodista titulado en la Universidad Católica del Norte y magíster en literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Imagen destacada: Karl Ove Knausgård.