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[Crítica] «Entre Hermes y la reina de los cuervos»: La misión cumplida de un poeta

El inabarcable autor chileno Luis Cruz-Villalobos ensaya en esta ocasión composiciones con versos de múltiples ritmos y métricas, los cuales ordenados a su vez de una forma dinámica, le otorgan una gran agilidad a sus palabras, en una característica estilística que transmite fluidez al lector en su curiosa apreciación de los mismos.

Por Luis M. Iruela

Publicado el 3.2.2023 

Si tuviéramos que caracterizar la poesía de Luis Cruz-Villalobos (Santiago, 1976), deberíamos comenzar por la famosa frase que pronuncia el personaje de Cremes en la pieza teatral de Publio Terencio Africano, Heauton Timoroumenos (El enemigo de sí mismo, 156 a.C.): «Hombre soy, nada de lo humano me es ajeno».

Y aún podríamos ir más lejos y traer a la memoria la paráfrasis que de esta sentencia hacía Agustín de Hipona, humanizándola todavía más: «Hombre soy, entre hombres vivo, y nada humano me es ajeno» (Carta 78, 8).

En efecto, lo primero que destaca en este poemario es su vocación de universalidad por todas las manifestaciones humanas de la realidad. El título, Entre Hermes y la reina de los cuervos, ya anuncia este propósito. Y esto lo hace el autor con un procedimiento que muy bien podría llevar el nombre de diálogo poético.

Luis Cruz-Villalobos responde (y lo hace en abundancia) con versos a cuántos estímulos le llegan ya sean poemas, reflexiones, sonidos musicales o conclusiones de un algoritmo de inteligencia artificial.

De este modo establece originales debates líricos con poetas como Tagore, Eliot o Chantal Maillard; con filósofos cercanos a la poesía como Nietzsche o Heidegger; con pensadores alejados de la poesía como Derrida; con músicos como Chad Lawson o Ástor Piazzolla o con pediatras psicoanalistas como Winnicott.

El resultado es espectacular porque ofrece al lector la oportunidad de encontrar los versos que más se acerquen a su individual sensibilidad, estableciéndose por esta vía una comunicación personalizada a través de la emoción y la belleza con lo que se cumple así la misión de la poesía.

 

Una esperanza trascendente

Universalidad y diálogo son las dos primeras características que llaman la atención en su obra.

La tercera sería la fecundidad de la producción. Luis Cruz-Villalobos es un poeta que mana inagotablemente; un poeta-fuente que lleva su propósito dialógico hasta el punto de escribir de consuno poesía con otros autores en un deseo de hacer de esta escritura un firmamento mundial de todas las culturas.

Una cuarta estaría constituida por lo que podríamos entender como una esperanza trascendente, una tensión de espiritualidad que de nuevo abarca a todas las manifestaciones del espíritu. En tal sentido, puede verse en algunos poemas un viaje desde la melancolía o el desánimo hasta la superación gracias a lo que William James llamaría voluntad de fe.

Y, finalmente, unas palabras sobre su técnica poética. Ensaya el autor toda una suerte de composiciones con unos versos polirrítmicos y polimétricos ordenados de una forma dinámica que da una gran agilidad a los poemas. La sonoridad está conseguida a través de rimas asonantes irregulares y aliteraciones lo que transmite fluidez al lector. El empleo de haikus, tankas y acrósticos amplía la variedad del poemario.

Por todo lo apuntado, no sería exagerado definir a Luis Cruz-Villalobos como un poeta inabarcable.

 

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Luis M. Iruela es poeta y escritor español. Doctor en medicina y cirugía por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en psiquiatría. Jefe emérito del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Puerta de Hierro, Madrid. Profesor asociado (jubilado) de psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid.

 

«Entre Hermes y la reina de los cuervos», de Luis Cruz-Villalobos (ÆÐ Ediciones, 2023)

 

 

 

Luis M. Iruela

 

 

Imagen destacada: ÆÐ Ediciones.

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