La joven escritora chilena se ha embarcado en un volumen de grandes pretensiones artísticas y literarias, y desde el cual podemos saltar hacia distintos lugares en la vida de los seres humanos, una zona donde el dolor y el sufrimiento parecen no dar tregua a sus protagonistas.
Por Martín Parra Olave
Publicado el 10.5.2021
La primera novela de la escritora chilena Paulina Flores (Santiago, 1988), Isla Decepción (Seix Barral de Planeta, 2021) es un trabajo donde se tocan una serie de situaciones muy complejas y siempre difíciles de abordar: crisis sentimental, la familia, la relación de la hija con el padre, la soledad, la incomunicación, el conflicto mapuche, y por supuesto, como telón de fondo, la economía capitalista que gobierna el planeta.
Escapar. Esa parece ser la guía que cruza toda la narración de Isla Decepción.
Marcela huye del fracaso sentimental hacia Punta Arenas, donde está su padre que al parecer también había escapado años antes tras romper con su esposa y madre de Marcela.
Allá, el destino les pone en el camino a Lee, un coreano al que encuentran a punto de morir en las gélidas aguas del estrecho de Magallanes, y quien también parece estar huyendo, primero de su país natal y luego del barco que caza de manera ilegal calamares, una embarcación que por lo demás es un infierno flotante para quienes viven ahí, pues son sometidos a todo tipo de maltrato físico, humillaciones y a pasar hambre.
El barco “se llamaba Melilla 201 y, tal como había dicho su padre, parecía una prisión flotante” (p. 75).
Las dificultades de comunicación, que se evidencian en su relación con el coreano, no son exclusivamente un problema de compartir el mismo idioma o no. El asunto es bastante más profundo que eso, pues los problemas de comunicación entre el padre y la hija, se hacen patentes en el tiempo que vuelven a compartir en el extremo sur de Chile.
Un libro ambicioso y original
Pero también hay una critica a la familia, esa institución que muchas veces es la culpable de las miserias de muchos seres humanos:
“Seguía culpando a la Carola o, más bien, a la institución del matrimonio en general, a las familias. ¡Los padres casándose!, más parecía que intentaban ser criminales, que buscaban una forma de ser prófugos, de liberarse de sus vidas mediocres por medio de un delito terrible: el amor” (p. 257).
La permanente consigna de producir y consumir del capitalismo, lleva a situaciones delirantes y miserables como los buques pesqueros Chinos en alta mar, que utilizan personas en situaciones extremas como trabajadores. Muchos de ellos muy jóvenes intentan salir de la miseria absoluta en la que viven, o incluso, se recluta a personas que huyen de la ley.
Sin embargo, el trato que reciben a bordo es inhumano.
¿Es esta situación tolerable? ¿Por qué las naciones no hacen nada para mejorar las condiciones en las cuales trabajan los operarios de la barca?
La joven escritora chilena se ha embarcado en un libro ambicioso y original, desde el cual podemos saltar hacia distintos lugares de la vida de los seres humanos, donde el dolor y el sufrimiento parecen no dar tregua.
Con los pies bien pegados en la tierra, la autora no solo nos revela las miserias del capitalismo a nivel global, sino que también se encarga de recordarnos las injusticias y las persecuciones sufridas por pueblo mapuche.
Un libro estremecedor, donde la fragilidad de la convivencia, la falta de amor y la soledad son un conjunto de emociones que guían y sostienen las vidas humanas, vidas que han terminado por llevar adelante una existencia que no desean, pues por diferentes circunstancias han tenido que abandonar sus sueños de niños, ya sean estos chilenos, coreanos o mapuches.
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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Crédito de la imagen destacada: Diego Urbina.