[Crítica] «La ballena»: En severo riesgo vital (y emocional)

Disponible en el streaming de Amazon Prime, el último largometraje de ficción del famoso realizador estadounidense Darren Aronofsky, se estrenará en la primera semana de marzo en las salas del país, y cuenta con tres nominaciones para los próximos premios Oscar, entre ellas una debido a la magnífica actuación protagónica de Brendan Fraser, en su rol principal.

Por Cristián Uribe Moreno

Publicado el 1.2.2o23

La ballena (The whale, 2022) es un filme de Darren Aronofsky basado en una obra de teatro, escrita por el dramaturgo norteamericano Samuel D. Hunter. Ambos trabajaron en el guion para darle vida al éxito teatral del 2012. Y el origen escénico de la obra se nota.

El relato se enfoca en Charlie (Brendan Fraser) un profesor de literatura inglesa que tiene obesidad mórbida, pesando 350 kilos por lo que apenas puede moverse, y quien se gana la vida dando clases por internet. Vive encerrado en su departamento, asistido por una enfermera y amiga Liz (Hong Chau) con la que comparte un pasado en común.

Al inicio, Liz le comunica que se encuentra en severo riesgo vital por su condición. De ahí que decide reconectarse con Ellie (Sadie Sink), su hija adolescente, a quien abandonó cuando tenía ocho años.

Toda la narración descansa en la actuación de un enorme Brendan Fraser que no solo llena la pantalla con su monumental figura sino que también da una de las performances más emotivas del año anterior, dotando de dignidad a un personaje que de por sí genera patetismo.

La inmovilidad de su personaje no es solo física sino que también mental, sumido en una profunda depresión. Él pareciera que está más lleno de sombras que de luces, buscando expiar su actuación en un pasado que no puede cambiar.

Esa oscuridad que envuelve a Charlie se contrapone con su propia forma de proyectar sus enseñanzas, mostrándose más que positivo en sus apreciaciones con sus estudiantes y luego con Ellie. Esta penumbra que se percibe en su entorno no es más que reflejos de dolores que no lo abandonan y que él mismo los ha convertido es su martirio personal.

Por esto, lo tortuoso de su encierro se expone en acciones cotidianas como moverse para cambiar la televisión o ir a la cocina o a su cuarto. Pero, cuando se lo ve comiendo, o tragando el alimento, esas imágenes lastimeras, exacerbadas con el sonido diegético, se convierten en una acción que linda con la monstruosidad.

En este aspecto, lo cerrado de su apartamento y la constante lluvia que no se ve pero se siente (nuevamente el sonido diegético), ayuda al espectador a percibir el aislamiento y el abandono en el cual se encuentra el personaje.

 

Bajo la inspiración de «Moby Dick»

Además, la tensión dramática se logra mantener en sus casi dos horas de duración principalmente por los enfrentamientos de Charlie con Liz y Ellie, una tratando de salvar su vida y la otra hundiéndolo más.

Ellie es presentada tanto como una chica de grandes condiciones, muy inteligente, pero asimismo de un gran resentimiento contra el mundo, claramente originado en el abandono de su padre. Sin embargo, tratando de enmendar esto, él busca restablecer la relación con su hija y canalizar a esa alma rebelde en que ella ha convertido. Y todo esto, en el poco tiempo de vida que él cree tener.

Asimismo, el otro enfrentamiento que tiene Charlie es con Thomas (Ty Simpkins), un muchacho que aparece por casualidad en su casa. Él es misionero de una iglesia protestante que quiere ayudarlo a través de la religión pues siente que esa es la tarea que Dios le ha asignado. En este aspecto, aquí asoman las discusiones teológicas sobre el destino de los hombres y el lugar en este mundo que tendrían cada uno.

El título de la película «la ballena» se vincula con un libro que es citado constantemente en el relato de la película: Moby Dick, de Herman Melville.

Así, Charlie, un profesor de literatura que está obsesionado con un ensayo sobre la interpretación de la novela, sería «la ballena blanca», pues su enorme figura copa la pantalla, en especial cuando trata de erguirse del sillón en el que está la mayor parte del filme. Ese movimiento vertical, cuya forma de presentarlo se asemeja a un enorme cetáceo saliendo del mar, es la imagen simbólica de la película.

Pero también Charlie puede asociarse con el mismo Ajab, ese desquiciado capitán cuya única razón de existir es dar caza a la ballena, pues le ha arrancado una pierna. El marinero Ajab cree que una vez acabada la ballena, se terminarán su ira contra el animal, aunque mientras tanto esa rabia el navegante la proyecta en contra de quienes lo rodean.

Y es precisamente ese enojo contra el mundo que mueve a su hija y lo que Charlie busca contener y reencauzar. Como si fuera su reflejo de otra época. Aquí hay desplazamientos y proyecciones de las culpas que cargan unos y otros.

De esta forma se percibe que no hay que ser necesariamente obeso mórbido para responder a las características de un ser despreciable y que en este juego de apariencias y sufrimientos profundos, algunas almas torturadas son más horribles que otras personas que efectivamente lucen repugnantes.

Aronofski logra un gran relato, dando una gran clase de cómo crear un ambiente y una tensión con pocos elementos. Si bien están ausentes esos barroquismos visuales a los que nos tiene tan acostumbrado en sus obras audiovisuales, La ballena es una película donde los detalles, los silencios, los sonidos, los gestos o aflicciones somatizadas por los personajes, cobran gran relevancia.

El final de la historia es de una belleza y delicadeza que exhiben directores que tienen una mano experta y creativa que con unas pocas pinceladas de su talento crean instantes difíciles de olvidar.

 

 

 

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Cristián Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile.

También es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.

Aficionado a la literatura y al cine, y poeta ocasional, publicó en 2017 el libro Versos y yerros.

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Cristián Uribe Moreno

 

 

Imagen destacada: La ballena (2022).