El título de la poeta italiana Alba Donati puede leerse como un volumen de emocionados recuerdos familiares, un conjunto de lecturas, o bien al modo de una novela, donde la literatura y el ejercicio de la lectura son las claves argumentales de su trama.
Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Publicado el 12.2.2023
«Antiguamente, las grandes damas deseosas de fomentar la literatura regentaban salones. Hoy día, el proceso de metamorfosis ha hecho que el escenario sea una librería». Ha habido grandes librerías que fueron capaces de crear espacios literarios donde, escritores y lectores, encontraron un refugio para satisfacer sus inquietudes literarias.
Pensemos en librerías como Shakespeare & Company, la legendaria librería parisina de Sylvia Beach, o la no menos mítica, Gotham Book Mart, creada por Frances Steloff, y situada en pleno Manhattan, donde se entremezclaban: «los libros antiguos, pequeñas revistas culturales y gente especial y única», como recuerda la propia Steloff.
La editorial Lumen acaba de publicar La librería en la colina, de la poeta Alba Donati (Lucca, 1960). La escritora italiana es, además, directora del Gabinetto Vieusseux de Florencia y una inquieta activista cultural.
Entre su obra destacan los poemarios La repubblica contadina —que obtuvo el Premio Mondello Opera Prima en 1998—, Non in mio nome e Idillio con cagnolino, publicado en 2013.
La lectura como protagonista fundamental
La idea de La librería en la colina: «una idea ya madura y elaborada, llamó a mi puerta una noche. Era el 30 de marzo de 2019. Al pie de nuestra casa había una loma donde mi madre plantaba lechugas y yo tendía la colada en un alambre atado a dos palos vetustos. El dinero escaseaba: debía inventarme algo. De niña tenía un desván enorme. La casa era el espejo de mi familia: mitad habitable y mitad en ruinas».
Estas palabras forman parte de un libro que puede leerse como unos recuerdos familiares, un conjunto de lecturas, o como una novela, donde los libros y la lectura son protagonistas fundamentales.
Así, en un momento determinado, Alba Donati decide dar un cambio a su vida. Regresa a su pueblo natal, Lucignana, un pueblecito de montaña de la Toscana. Allí decide abrir una librería, Sopra la Penna, para los 180 habitantes que pueblan el lugar, además de todos aquellos viajeros ocasionales que pasan por la zona.
El día a día de la librería: «transcurre entre recomendaciones de lecturas, pedidos e ideas para hacer de esa cabaña cerca del bosque un lugar único donde, además de las novedades literarias que Alba elige con mimo, el visitante se sumerge en un universo lleno de sorpresas: una estantería pirata para libros olvidados, calcetines con citas de Orgullo y prejuicio, calendarios de Emily Dickinson, o meriendas con un té que lleva el nombre de Charlotte Brontë y una mermelada que sabe a Alicia en el país de las maravillas«.
Sopra la Penna ha trascendido los límites de la pequeña localidad toscana para convertirse en un espacio para la literatura. Allí los libros conviven sin un orden establecido. «Es como una biblioteca en casa», asegura Alba Donati, en una entrevista al diario Corriere della Sera.
Allí están representadas escritoras como Annie Ernaux, Joan Didion, o Jamaica Kincaid: «¿No es una novedad del último siglo que las mujeres escriban? Y si escriben después de siglos de silencio, seguramente tendrán mucho que decir y lo dirán de formas nuevas. Entonces, ¿no es lógico que tengan un par de estantes para ellas solas?».
La librería en la colina es un libro optimista y vital, que fomenta ese hábito tan saludable que es la lectura.
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Eduardo Suárez Fernández-Miranda es licenciado en Derecho de la Universidad de Sevilla (España).
Imagen destacada: Alba Donati.