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[Crítica] «La llamada»: La violación sexual como una forma específica de tortura

En el texto de la periodista argentina Leila Guerriero hay incomodidad y tensión —como en la vida—, y también se registran palabras para lo innombrable y la angustia, la valentía y el desapego, en una crónica que mezcla la historia política reciente de Sudamérica con la ficción de la mejor literatura universal.

Por Alejandra Repetto Seeger

Publicado el 7.9.2024

La llamada es un relato completo, complejo, profundo, conmovedor, y escrito como la mejor literatura, lleno de matices, subjetividades y belleza.

Basándose en conversaciones y entrevistas, así como en sus propias observaciones e impresiones, la periodista y escritora argentina Leila Guerriero (1967) narra la experiencia de Silvia Labayru, sobreviviente de la dictadura argentina (1976 – 1983) y quien, con 19 años y embarazada de cinco meses, fue secuestrada y estuvo un año y medio detenida en la ESMA, centro bonaerense perteneciente a la Armada, donde fue torturada, violada y obligada a realizar trabajos para sus captores.

Sobrevivir le significó la sospecha y el repudio en el exilio, y su historia familiar determinó por mucho tiempo su manera de relacionarse con el entorno.

Labayru fue una de las primeras en visibilizar y denunciar la violación como una forma específica de tortura en contra de las mujeres, y es tajante al hablar del consentimiento (¡no puede haberlo si estás secuestrada y amenazada de muerte!).

 

Una mirada abierta y franca

Hay tanta humanidad en este libro, hay tanto cariño puesto en la mirada, que a pesar del horror al que se vuelve muchas veces, no es todo.

Silvia tiene 64 años y cada año cuenta en su vida, así es que en el relato tienen lugar sus dolores, sus amores, sus hijos, sus viajes, su ropa, sus creencias, sus lealtades, sus animales, sus amigos, sus dudas, sus silencios, sus contradicciones, su infancia, sus celos, sus olvidos, su frialdad impostada, su belleza, sus miedos, su trabajo, sus arrepentimientos, sus locuras, sus rabias, sus metidas de pata, sus proyectos, sus heridas, sus particularidades.

Hay en el texto incomodidad y hay tensión, como en la vida, a veces hay palabras para lo innombrable y a veces pura angustia, hay valentía y desapego, hay relatos que se contradicen, hay dolor pero hay, sobre todo, vitalidad, la sensación de que con todo, la existencia tiene sentido, es disfrutable y valiosa.

También hay una mirada sobre la injusticia, las rigideces, los prejuicios. Y hay la posibilidad de entender, y de dolerse.

Más que juicios hay una mirada abierta y franca, y una sensibilidad, de Leila Guerriero, que ya me quisiera.

De esto se trató el libro, y lo repite constantemente: «A lo largo de cierto tiempo nos dedicamos a reconstruir las cosas que pasaron, y las cosas que tuvieron que pasar para que esas cosas pasaran, y las cosas que dejaron de pasar porque pasaron esas cosas».

La llamada no se parece, de ninguna manera, a otro libro que haya leído sobre memoria, sobrevivientes de la dictadura, ni sobre ese período, ni sobre casi ninguna biografía de ningún tipo.

Muy, muy bueno.

 

 

 

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Alejandra Repetto Seeger es una psicóloga clínica titulada en la Universidad ARCIS, enfocada en su labor profesional tanto en la terapia de adultos, como de niños, adolescentes y familias.

 

«La llamada», de Leila Guerriero (Editorial Anagrama, 2024)

 

 

 

Alejandra Repetto Seeger

 

 

 

Imagen destacada: Leila Guerriero (por Soledad Quiroga).

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