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[Crítica] «La metamorfosis»: El peso dramático de una realidad angustiante

Hasta el domingo 30 de junio se exhibe en la cartelera de la sala Teatro Finis Terrae, esta verdadera exhibición corporal de creación y de expresión física, que reinventados en facetas psicológicas por el mimo y actor chileno Ricardo Gaete, fecundan en una sugerente y experimental versión escénica, acerca del ya clásico relato literario de Franz Kafka, a 100 años de su muerte.

Por Enrique Morales Lastra

Publicado el 28.6.2024

Uno de los mayores homenajes que se ha prodigado al centenario de la muerte del escritor checo en lengua alemana, Franz Kafka (1883 – 1924), en el circuito cultural chileno, es esta puesta en escena que se presenta en la sala Teatro Finis Terrae hasta este fin de semana.

La metamorfosis es un montaje que se fundamenta en la capacidad de desdoblamiento corporal del actor y director Ricardo Gaete, un completísimo profesional del teatro, quien además de exhibir unas condiciones notables como mimo, desarrolla otras virtudes escénicas en el transcurso de esta obra: la impostación de la voz, sus movimientos a fin de copar la territorialidad diegética, sus gestos faciales —donde destaca la fuerza representativa de sus ojos—, y el llevar a cabo difíciles y complejas maniobras acrobáticas.

Pero esta producción de Escenafísica y Teatro Corporal también sobresale por otros factores artísticos que en líneas generales transforman a la presente obra en un esfuerzo encomiable por reproducir un texto literario de hondas resonancias existenciales y filosóficas, que publicado originalmente en 1915, metamorfosea a un catre, tal y como lo hace la dramaturgia de este montaje, en la cartografía y espacio emocional donde se debaten el hombre contemporáneo —en los inicios de una sociedad industrial y de mercado avanzado— y su árido entorno emocional.

 

Un cambio físico y espiritual

El catre se encuentra desprovisto de un colchón, y esa dureza y falta de acomodo, comprenden la ausencia de un refugio y de guarida protectora, para ese personaje que ni siquiera en el hogar familiar puede encontrar la tranquilidad y la paz de reunirse consigo mismo, y con esos suyos que son más extraños y hostiles que otros seres desconocidos y de rostros

La iluminación de Guillermo Ganga —tres focos que apuntan al catre desde tres ángulos distintos— y la asesoría en dirección de Ramón Núñez son elementos que se encuentran al servicio de una traslación que en la interpretación casi rítmica de Ricardo Gaete, evidencia la soledad y la incomunicación de Gregorio Samsa inclusive con sus más cercanos: su duro e inflexible madre, su madre, su hermana, su jefe, y a otros tres personajes, que incluyen a la voz del hablante narrativo, y pasajes de la biografía del propio Franz Kafka.

De esta manera, el logrado teatro físico del mimo y actor Gaete, traslada hacia su espectador el conflicto, la angustia, el dolor, también el rechazo, y la transformación, que cualquier individuo anónimo de una ciudad moderna, ya sea Praga o Santiago experimenta anta la incapacidad —por la falta de sentido emocional de sus días—, de poder levantarse una vez que suene la campana del reloj despertador.

Y así permitirse emprender, nuevamente, la agobiante rutina de una jornada laboral cualquiera, y de subirse a ese tren que lo llevaría a la reiteración de un rito diario, de características mecánicas e inexorables, en la práctica de un vendedor viajero y de su trayecto mercantil.

El hombre como damnificado de sus circunstancias impuestas y autoinducidas, en un personaje que se inserta en el doble rol de víctima y de victimario, a través de un desdoblamiento interpretativo (y de comunicación sensorial), que pese a ser desplegado por el mismo Gaete, lejos está de convertirse en una retórica dramática y artística desprovista de sorpresas creativas.

Al contrario, se trata de un ejercicio físico del cual se extiende y contempla, un propio y singular vaivén rítmico, y donde bajo las formas de una estética visual y plástica, que transparenta ese ambiente de agobio y de enajenación conocido como «kafkiano», su actor entrega una exigente composición interpretativa, de gran demanda física y de personificación.

La iluminación y las intervenciones audiovisuales, en ese sentido, corresponden a una traslación sugerente y virtual, de esas mañanas praguenses del autor checo, las que también pueden ser la de Santiago, insistimos, y donde a la clara y comedida luz que alumbra el catre, la oscuridad de un día negro y desconocido, arrojan a su protagonista a la desesperación de un exilio consigo mismo y en permanente conflicto con los demás seres que le rodean y circunscriben.

Con todo, La metamorfosis es un montaje escénico de primer nivel internacional, y el cual cumple su finalidad creativa, al igual que su clásico texto matriz, en este caso inspirado en una versión del dramaturgo nacional Fernando Cuadra, de cuestionar a su público en relación a su individual y complaciente condición humana y en torno a la intimidad de su contexto social (por ende político) y también familiar.

 

 

Ficha artística:

Dramaturgia: Ricardo Gaete, inspirada en la versión de Fernando Cuadra y la obra de Franz Kafka | Dirección y actuación: Ricardo Gaete | Asesoría en dirección y voz en off padre: Ramón Núñez Villarroel | Música: Jorge Martínez Flores | Vestuario: Kathy Ramos | Iluminación: Guillermo Ganga | Diseño audiovisual: Joaquín Riquelme | Producción: Escenafísica y Teatro Corporal.

 

Temporada hasta el domingo 30 junio de 2024, funciones los días jueves y viernes, a las 20:30 horas, y los sábados y domingos, a las 19:00 horas, en la sala Teatro Finis Terrae (Av. Pocuro 1935, comuna de Providencia, Santiago).

 

 

 

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Teaser:

 

 

Crédito de la imagen destacada: Leonardo Silva.

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