La ironía, el sentido del humor y los juegos de palabras le sirven al escritor peruano Fernando Iwasaki de certero instrumento para mostrar la iniciación afectiva o la biografía emocional de todos quienes se asomen por las nostálgicas páginas de este libro.
Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Publicado el 27.2.2025
«Hay amores livianos tan efímeros como cálido soplo de viento; también pueden ser apasionados, sexuales; otros, dulces, suavísimos, o violentos, odiosos; raros son los espirituales e intelectuales; poco corrientes los afectados e histéricos. Del fracaso que conllevan estas formas de amar, nace el melancólico deseo de un amor único que absorba la vida entera. ¿Cómo es este amor que podemos definir absolutamente melancólico porque es inalcanzable?».
Alfredo Bryce Echenique
Han pasado más de veinte años desde que Fernando Iwasaki (Lima, 1961) publicara por primera vez El libro de mal amor. Su título nos retrotrae a esa obra capital de las letras medievales: Libro de buen amor.
Más de siete mil versos de la estrofa llamada cuaderna vía donde Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, expone: «un amplio repertorio de posibilidades amatorias, al hilo de una equivocada teoría sobre el amor, entre espiritual y lasciva».
Si en el Libro de buen amor el poeta va dando cuenta de sus amores, en esta primera novela del escritor peruano se relatan las múltiples desventuras del protagonista.
Como el propio autor limeño reconoce en el proemio: «Durante varios años creí que el Libro de buen amor era una suerte de infalible manual para enamorar, hasta que el miedo y las calabazas me convencieron de lo contrario».
Nombres de mujeres que esconden pequeñas tragedias
Carmen, Taís, Carolina, Alicia, Camille, Alejandra, Ana Lucía, Rebeca, Ninotchka e Itzel. Tras esos nombres de mujeres se esconden pequeñas tragedias, grandes ilusiones y recuerdos de los primeros amores.
De esa manera, la ironía, el sentido del humor y los juegos de palabras le sirven a Fernando Iwasaki de certero instrumento para mostrar la iniciación amorosa o educación sentimental de cada uno de nosotros.
La editorial sevillana El paseo ha tenido el acierto de recuperar títulos que, en ocasiones, eran de difícil acceso o, simplemente, estaban descatalogadas. Obras primerizas de autores posteriormente consagrados que nos ayudan a comprender mejor su obra. Eva Díaz Pérez, Felipe Benítez Reyes o ahora Fernando Iwasaki, forman parte de esta serie Opera Prima.
Fernando Iwasaki reside en Sevilla desde hace muchos años donde compagina sus labores académicas con las de escritor. Celebrados son sus libros de cuentos Ajuar funerario, Helarse de amar y España, aparta de mí estos premios. Como ensayista es autor de los libros Mi poncho es un kimono flamenco, Las palabras primas y Arte de introducir.
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Eduardo Suárez Fernández-Miranda nació en Gijón (España). Licenciado en derecho por la Universidad de Sevilla, realiza sus estudios de doctorado dentro del Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana de la misma Casa de Estudios superiores.
Colabora como crítico literario en las revistas españolas El Ciervo, Serra d’Or, Llegir.cat, Gràffica y Quimera, donde lleva a cabo una serie de entrevistas a escritores, editores y traductores, nacionales y extranjeros.
Asimismo, escribe para las publicaciones americanas Cine y Literatura (Chile), La Tempestad (México), Continuidad de los Libros (Argentina) y Latin American Literature Today (University of Oklahoma). También, colabora de forma ocasional en los diarios asturianos El Comercio y La Nueva España.

«Libro de mal amor», de Fernando Iwasaki (El Paseo, 2024)

Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Imagen destacada: Fernando Iwasaki (por Manuel Gutiérrez).