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[Crítica] «Los aerostatos»: La soledad de los números primos

Esta novela de Amélie Nothomb es una obra que originalmente apareció en Francia en 2020 y que esta temporada aparece publicada en español de la mano de la catalana editorial Anagrama, casa impresora que además se ha encargado de presentar la gran mayoría de los títulos de la autora belga

Por Martín Parra Olave

Publicado el 18.10.2024

La escritora francófona Amélie Nothomb (Kobe, 1967) debe ser una de las narradoras más interesantes de los últimos años, quien por lo demás se ha propuesto publicar un libro por año desde que se inició en la escritora profesional en 1992, lo cual le ha permitido abultar de manera significativa su bibliografía contada esa fecha hasta hoy.

Sin lugar a duda, este nivel de productividad, asociado a la calidad de sus creaciones, es muy poco común.

Los aerostatos es una obra que originalmente apareció en Francia en 2020 y que esta temporada aparece publicada en español de la mano de la catalana editorial Anagrama, casa impresora que además se ha encargado de presentar la gran mayoría de los títulos de Nothomb.

Así, la novela que nos ocupa se atestigua como una continuadora de las obsesiones de la autora, con personajes solitarios y juveniles, llenos de misterios y también de profundas contradicciones.

 

Dos marginalidades que se unen

En la presente historia nos encontramos con Pie Roussaire, un adolescente de dieciséis años con problemas de aprendizaje, y Ange Dalunoy, su profesora particular de francés. Entre ambos hay apenas tres años de diferencia, es decir ocupan un espacio bastante similar aunque en realidad son muy diferentes.

Con todo, él es algo vanidoso, finge suficiencia y no deja pasar la oportunidad para demostrar un contundente desprecio hacia sus progenitores, quienes además tienen una cierta obsesión por vigilarlo y controlarlo. Angie, en cambio, es una joven que vive más bien en soledad, disfruta de la lectura y de los estudios.

Ambos son los opuestos de una forma de vida. Ella es una persona que sabe encargarse de sí misma, pero es poco consciente de la forma en que se presenta ante el mundo, y por ello sufre de aislamiento. Sus mundos se encuentran y se reconocen como seres marginales, con padres preocupados de sus propias vidas pero no de la cotidianeidad emocional de sus hijos.

En esta novela, Nothomb nos presenta una relación de dos jóvenes que por casualidad unen sus imaginarios y se dan cuenta que no están tan solos, o que por lo menos existen otras personas con situaciones similares con las cuales se pueden compartir gustos y experiencias hasta generar vínculos que van a perdurar en el tiempo.

 

La contemporaneidad globalizada

Bajo este prisma de análisis, las páginas de Los aerostatos se refieren a la contemporaneidad globalizada, donde las relaciones interpersonales, y sobre todo el espacio familiar, está cada vez más fragmentado, una cartografía filial en la cual el padre y la madre siguen con sus vidas laborales descuidando la crianza y responsabilidad que les compete con su propia progenie. Cumplen con lo material pero quedan al debe en cultivar lazos afectivos y verdaderos con sus hijos.

Sin lugar a dudas, esta narración es un excelente oportunidad para adentrarnos en el mundo narrativo de Nothomb, cuyas obsesiones parecen ser los problemas que nos aquejan como sociedad moderna y de un elevado desarrollo virtual y tecnológico, y donde el aislamiento y la soledad de los seres humanos parece ser bastante más común de lo que se piensa.

Con una prosa fluida y una historia muy absorbente el lector disfrutará de cada una de las páginas de este libro, que en definitiva viene a confirmar el sólido trabajo narrativo de la autora belga que escribe en francés, pero que nació en Japón.

 

 

 

 

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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa el doctorado en literatura impartido por esa última casa de estudios.

 

«Los aerostatos», de Amélie Nothomb (Editorial Anagrama, 2024)

 

 

 

 

Martín Parra Olave

 

 

Imagen destacada: Amélie Nothomb (por Manu Mitru).

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