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[Ensayo] «María»: Un fallido acercamiento a la exuberante vida de la Divina Callas

Cuando el Ministerio Público investiga y ordena la realización de diligencias policiales —a fin de esclarecer la acusación de un supuesto plagio, en torno a la autoría del guion correspondiente a su anterior filme, «El conde»—, el realizador nacional Pablo Larraín estrenará su nueva obra audiovisual en las salas locales, la cual se encuentra inspirada en la biografía de la famosa soprano griega, el próximo jueves 2 de enero de 2025.

Por Cristián Uribe Moreno

Publicado el 15.12.2024

La última producción del director chileno Pablo Larraín Matte (1976), el creador cinematográfico local más conocido a nivel internacional, llega a la cartelera, junto al inicio del próximo año: María (2024).

Precedida de una presentación durante la última versión del Festival de Venecia, donde compitió por el premio a mejor película, lo que más destacaban las distintas reseñas, era la actuación de Angelina Jolie en el rol de la diva operática de origen griego, María Callas.

La trama se centra en la semana anterior a la muerte de la artista, acaecida el 16 de septiembre de 1977 en París. Las imágenes principales muestran a María Callas en su casa, conviviendo con sus empleados domésticos, Ferruccio Mezza (Pierfrancesco Favino) y Bruna (Alba Rohrwacher), quienes le ayudan a llevar su difícil día a día.

Entremedio se ve a María dando una larga entrevista a un periodista que la sigue a todos lados, Mandrax (Kodi Smith-McPhee), en una otoñal Ciudad Luz. Y en una tercera línea narrativa, se muestra a la cantante yendo a un teatro vacío donde la espera un pianista con el cual trata de ensayar, soñando en una hipotética vuelta a los escenarios.

El diálogo con el periodista permite revivir partes de su pasado. A través de estos retazos se configuran los principales hitos de su existencia tanto en el plano personal como en las grandes presentaciones en los distintos teatros donde fue ovacionada por el público.

De esta manera, la película exhibe unas pinceladas del enorme talento de una artista que llegó a ser conocida como «La Divina».

Al poco andar del relato, sin embargo, se percibe que la cantante delira en ciertos momentos mezclando la realidad con su propia fantasía. Estos enajenamientos permiten incluir momentos melódicos como si fuera una película musical en la cual las personas que transitan por la calle conocen la coreografía.

Pero luego, todo decanta hacia un drama más íntimo, presentando a la figura de Callas adicta a los fármacos, solitaria, iracunda, escindida de la realidad, conviviendo con sus fantasmas.

La fragmentación es la tónica del filme. Ya desde un principio, el tono lo presenta una introducción en que Callas, en una imagen en blanco y negro, mirando a la cámara, entona una de sus famosas arias, mientras pasan distintas imágenes en distintos formatos: filmes caseros, imágenes en 35 mm, blanco y negro y el granuloso formato del pasado.

Todo combina las diversas facetas que vivió la cantante durante su existencia.

 

Una historia que tiene demasiados forados

La actuación de Angelina Jolie es sobresaliente dándole dignidad a los últimos días en la soledad que vivía la artista. Sin embargo, la historia no termina de emerger de estos trazos.

Pasan frente a los ojos de los espectadores los personajes de Giovanni Battista Meneghini, su primer marido, Aristóteles Onassis, su segundo esposo y gran amor, Yakinthi Callas, su hermana, y hasta John F. Kennnedy, se visualiza en algún momento. Instantes que se quedan en la superficie y que no terminan de cuajar en una historia que tiene demasiados forados argumentales y dramáticos.

Hacia el final, todo se insinúa y el espectador debe llenar esos grandes vacíos que el relato deja en su narración audiovisual. Los problemas más evidentes de María Callas se encuentran con los periodistas. Con el acoso de la prensa y sus ataques. Pero el origen de su evidente dependencia de las drogas no es abordada en ningún momento.

La música es parte fundamental de la narración y el paralelismo que se comienza a dar con sus heroínas trágicas, a las que interpretó alguna vez, y sus agonías personales es palpable. Se escuchan arias de Puccini, Bellini, Bizet, entre otros. La historia poco a poco se va convirtiendo en una opera con Callas como protagonista, quien acepta su destino final y se prepara para el infausto acto sentenciador.

Con todo, la película tiene una factura técnica impecable. Una producción a nivel mundial. El problema está en otro lado: en el mismo personaje de María Callas.

Anteriormente, Pablo Larraín había explorado el mundo interior femenino de mujeres de la talla de Jacqueline Kennedy (Jackie, 2016) y Diana de Gales (Spencer, 2021). Mujeres fuertes que se habían hecho mundialmente famosas, por ser «la esposa de».

Y si bien ellas lograron una independencia abogando por causas propias, como fue el caso de Lady Di, nada se compara al mito de María Callas. Por esto, el abordar una vida tan plena, compleja y fecunda como la biografía intérprete lírica griega, con un inmenso legado artístico, era un proyecto ambicioso y en el cual fácilmente se podía sucumbir, en un diagnóstico dramático que, lamentablemente, en esta ocasión termina por suceder.

El esfuerzo estético por plasmar la vida de la artista en imágenes es evidente. Secuencias que se asocian al artificio que presentan las mismas óperas. No obstante, se queda en eso, en una pirotecnia de fragmentos que la narración cinética no logra condensar del todo, menos en exhibir como un conjunto estético acabado y sin fisuras.

Al final, el espectador se queda con las recreaciones de grandes interpretaciones de la soprano griega, las cuales se escuchan y se aprecian fenomenales en la pantalla grande.

Y puede que ese estilo añoso, nostálgico y sentimental, le pueda reportar a Angelina Jolie, en unos meses más, su primer Oscar por un rol protagónico, pues su comprometido desempeño actoral es lo único que permanece en la retina de un público, que sin duda esperaba más.

María, de Pablo Larraín, se estrenará en las salas nacionales el próximo jueves 2 de enero de 2025.

Una fecha que coincide con la investigación penal que durante estos días lleva a cabo la Fiscalía Local de Ñuñoa, iniciada por una querella que declarada admisible a trámite por el Octavo Juzgado de Garantía de Santiago, busca sancionar a quienes resulten responsables, por el origen de las evidentes similitudes tanto dramáticas como argumentales, que existirían entre la obra de teatro Ya no sueño contigo Augusto (2004), debida al fallecido autor chileno Sebastián Venegas Novakovic, y el guion del crédito audiovisual El conde (2023), escrita por el mismo Larraín Matte, en comandita con el destacado dramaturgo nacional Guillermo Calderón Labra.

 

 

 

 

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Cristián Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile.

También es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.

Aficionado a la literatura y al cine, y poeta ocasional, publicó asimismo el libro Versos y yerros (Ediciones Luna de Sangre, 2016).

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Cristián Uribe Moreno

 

 

Imagen destacada: María (2024).

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