[Crítica] «Mi exilio dorado»: Una memoria política de Chile

El periodista y escritor nacional Marco Fajardo ha realizado con este libro un ejercicio histórico y literario que busca ajustar cuentas con ese país y las circunstancias del mismo y las cuales han determinado su existencia desde el instante mismo de su nacimiento en la desaparecida República Democrática Alemana en el año de gracia de 1976.

Por Ramiro Villarroel Cifuentes

Publicado el 16.2.2022

Este libro, compuesto de nueve capítulos y un epílogo, es una memoria personal, política e histórica en que el autor nos entrega, en poco más de 100 páginas, su particular exilio y su periplo por países como la República Democrática Alemana (RDA) —país donde nace el año 1976—, Colombia, Argentina y Chile, hasta nuestros días.

Ya el título, Mi exilio dorado, nos invita a pensar sobre esa frase y lo que verdaderamente significa, que es la concepción generalizada del chileno medio, que veía y ve que los exiliados fueron premiados con dicho exilio, o que fueron beneficiados por diversos motivos, como conocer otros países, aprender idiomas, encontrar otras vidas, etcétera.

Frase hermana de “la beca Pinochet”, como muchas y muchos le llamaban al hecho de expulsar de su propio país a compatriotas por pensar diferente, cosa que compartió con otras 200 mil personas; la migración más importante de chilenos hacia el extranjero en su historia toda.

Huelga consignar que el autor nos abre varias ventanas respecto de su vida y la historia nacional, sobre todo cuando comenta que: su «padre, hasta hoy, recuerda a la Unidad Popular como una época de felicidad de la cual le encanta hablar. Una época cuya felicidad, por otro lado, tampoco ha sido bien reseñada en nuestra historia» (p. 18), donde se puede ver un germen de otra narración no existente en la de Fajardo, pero que él mismo llama de «mística, relato, fuego» (p. 17) y que posiblemente vemos como atisbos en películas como Machuca (2004), de Andrés Wood.

Más adelante, girando de la épica recién aludida hacia el dramatismo y la tragedia, el autor nos comenta que tan solo, en «el curso de una semana, esa generación gloriosa que supo tocar el cielo con las manos perderá en aquella orgía de violencia no sólo a Allende, sino que también a Víctor Jara (nuestro John Lennon) y a Pablo Neruda» (p. 25).

 

Traiciones y resabios dictatoriales

En este sentido, ese espacio terrible que conocemos como, «la dictadura de Pinochet estableció un corte dramático en la evolución del arte y la cultura en el país, cuyas resonancias llegan hasta hoy. La represión, el control sobre las instituciones culturales y de educación, la desaparición o exilio de intelectuales, el discurso ideológico-moral oficial, la sustitución del Estado por la empresa privada como patrocinadora de la actividad cultural dentro de una economía reencaminada hacia el neoliberalismo, fueron algunos de los factores que quebraron violentamente los derroteros de la cultura y detonaron nuevos procesos artísticos», al decir del curador cubano Gerardo Mosquera en el libro sobre arte chileno Copiar el edén (Editorial Puro Chile, 2006: p.15).

Cuestión que, en palabras de la artista chilena Ingrid Wildi, generó también en el país: «desarticulaciones causadas por una disgregación y disfunción que provoca un descalce –falla- en los sistemas o procesos sociales y culturales, sufriendo una ‘fractura’ representada en una discontinuidad en la articulación para su futura acción»  (Dislocación, Dislocación Ediciones, 2013: p. 10).

Y es a partir de aquí desde donde quisiera detenerme y escribir de esta dislocación, trauma, quiebre, que en el libro que nos ocupa se manifiesta como resabio de la dictadura y lo dictatorial en objetos y eventos que podemos ver y vivir desde el advenimiento de la democracia, hasta el día de hoy, como lo fue el hecho de que Pinochet, después de haber sido derrotado doblemente en las urnas: tanto en el plebiscito donde ganó la opción NO, como en las elecciones del año 1989, donde perdió el candidato del régimen Hernán Büchi, el dictador, sin embargo, siguió siendo comandante en jefe de las FFAA, cargo que dejó sólo para asumir como senador vitalicio en el Senado de la República en 1998.

Pero existen muchos otros eventos, resabios dictatoriales como el Estadio Nacional, lugar de tortura, muerte y desaparición, donde se siguen celebrando conciertos y partidos; o la Llama de la Libertad, que dejó de flamear recién el 18 de octubre de 2004; la puerta de Morandé 80, convertida en una ventana, que fue restaurada el 11 de septiembre del año 2003; el nombre de la Avenida Providencia, que se llamó Avenida 11 de septiembre hasta el año 2013; o la moneda de $10, que en una de sus caras llevaba hasta hace poco la imagen de una mujer con alas rompiendo sus cadenas donde se podía leer la inscripción “Libertad 11-IX-1973; o la guinda de la torta: la constitución del 80, que se encuentra en un proceso donde, gracias al estallido social, y aunque se encuentre aún en funcionamiento, se escribe una nueva que se someterá a un plebiscito de salida, para ver si es reemplazada por esta nueva.

Todos estos hitos y materias están consignados en el libro de Fajardo, quien con un gran poder de visión y síntesis nos entrega la imagen de un Chile verdaderamente impresentable, que: «fue capaz de matar a Allende, a Victor Jara y a Pablo Neruda, pero no fue capaz de condenar a Pinochet» (p. 79) que aún nos mea en la cara, de la mano de sus herederos ideológicos y doctrinales como han sido y son todos los generales que lo han sucedido en esta supuesta democracia: Ricardo Izurieta Caffarena, Juan Emilio Cheyre Espinosa, Óscar Izurieta Ferrer, Juan Miguel Fuente-Alba Poblete, Humberto Oviedo Arriagada y Ricardo Martínez Menanteau, este último aún en funciones; la mayoría condenados o procesados por corrupción y mega fraudes económicos, que bien pueden leerse como traición sistemática a la patria.

Esto último demuestra cuán necesarios son los ejercicios de memoria, que Marco Fajardo realiza con la publicación de este libro y que, en una clave personal e íntima, se hermana con libros que nos muestran este mismo Chile desde otras perspectivas más disciplinarias como son: El libro negro de la justicia chilena de Alejandra Matus, Chile actual: anatomía de un mito de Tomás Moulián, Ingrid Olderock, la mujer de los perros de Nancy Guzmán o la obra periodística completa de Patricia Verdugo u Olivia Monckeberg, por citar sólo algunos.

 

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Ramiro Villarroel Cifuentes (Temuco, 1974). Escritor, poeta, ensayista y crítico literario, también se desempeña en la producción ejecutiva de actividades culturales en distintos formatos y géneros principalmente en Temuco y la Araucanía.

 

«Mi exilio dorado», de Marco Fajardo (Lom Ediciones, 2021)

 

 

Ramiro Villarroel Cifuentes

 

 

Imagen destacada: Marco Fajardo.