La faceta creativa del también escritor que desafió con valentía y arrojada sensibilidad a esa casta audiovisual que defiende con garras bien sucias y colmillos afilados sus granjerías y sus privilegios —al decir del Presidente Allende, mientras se decretaba su inmolación—, acaba de lanzar un texto literario y de ficción, que renueva al género de la confesión destemplada y sin censura, pero en el contexto de una ciudad (Santiago) que protege su alma en la medida de lo posible, frente a los prepotentes hijos del Chile neoliberal de fines de los años 90 y de la alborada de este siglo.
Por Ezequiel Urrutia Rodríguez
Publicado el 5.4.2021
Editada bajo el sello de Zuramérica (2021), la novela del escritor chileno, Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) nos pone en los zapatos de un hombre perturbado, atrapado en los delirios de un enemigo desconocido, así como en los fantasmas de un viejo amor, junto al peso de su doble vida en el tráfico de cocaína, y bajo el ejercicio de los negocios millonarios, en el corazón de la alta burguesía nacional.
A modo general, esta historia nos presenta la otra cara de nuestra ciudad, el rostro tras el retorno a casa y la salida de las facciones en la sombra, donde el comercio sexual y la “merca”, como el autor codifica a la droga, se apoderan de las calles para difundir su negocio.
Es así como conocemos a este protagonista sin nombre, que además es un ingenioso truco para que el lector entre a la obra, volviéndose el personaje.
De ese modo, Ricci nos conduce por las avenidas más extensas de Santiago, sumándole una naturalidad y una calma que, seguramente, muy pocos tendríamos al recorrer dichos lugares. Más al caer la noche.
Dato curioso: dichas descripciones tan precisas del espacio demuestran por parte del autor una alta inteligencia espacial, elemento que puede brindar una firma a su repertorio. A la vez que demuestra la influencia que tiene el cine en su trabajo, usando el recurso de las caminatas largas como medio para la introspección de sus personajes.
Por otro lado, ya tocando el asunto de ese viejo amor, se aprecia la forma en que la figura de estas scorts (servidoras sexuales) permiten proyectar los recuerdos de dicha persona en nuestro protagonista, eso y los lugares a los cuales nos lleva, que además de exactos, se encuentran cargados de una fuerte carga emocional.
Asimismo, las interacciones con dichas servidoras, de cierta forma, rompen con la idea sexualizada que se suele tener de dicha actividad. ¿A qué voy con esto? Simple: Ricci las describe “humanas”.
Y es que pudo ser muy fácil reducir a estos personajes a un trozo de carne con el cual pasar el rato, e incluso, éstas ya cumplen su rol al demostrar la evasión del protagonista hacia su pérdida, pero no, porque su autor iría más allá, les daría problemas, intereses y autopercepción, justo como esperarías de una persona real.
Los fantasmas de un hombre atormentado
Pero ahora, ahondando en el tema del tráfico, es admirable cómo su autor presenta la verdadera cara tras lo que es un “delito”. Y eso que no retrató los sectores más crudos, donde las balas locas y los asaltos son pan de cada día.
Y es excelente, porque pensando en cómo la música, y especialmente el reggaetón trabajó estos temas, la obra de Ricci aterriza ese absurdo sueño sobre autos y prostíbulos, demostrando la miseria tras esa vida y cómo el secreto debe ser mantenido a toda costa, privando a sus participantes de una existencia tranquila.
Pero la cereza del postre de todo este asunto vendría de cómo las consecuencias de involucrarse en este mundo le pasan la cuenta a nuestro protagonista, detonando así el conflicto principal, obligándolo a huir.
¿Pero quién lo persigue?, se pregunta. ¿La policía, más traficantes, los poderes fácticos del cine chileno? La desesperación es tan grande que no hay momento para preguntas.
Lo único que queda claro, y que es otro acierto de Ricci al describir a este personaje, es otra de las consecuencias del consumo de drogas, que, en el caso de la cocaína, serían crisis paranoides y cierta desconexión con la «realidad», volviendo más dramática la situación de nuestro personaje, quien cada vez se hunde más en el peso de su adicción.
De esta manera, Ricci no solo baja de la nube a todas las falacias que, en sus últimos años, cierto género ha difundido, especialmente en los más jóvenes, ya desilusionados de la escuela y en busca de tentaciones, sin saber lo que en verdad significa vender tu alma al diablo blanco.
Ideal, además, para leer en aula en cursos de Enseñanza Media.
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Ezequiel Urrutia Rodríguez nació en la comuna de San Miguel (1996), pero ha vivido toda su vida en los barrios de Lo Espejo.
Es egresado de administración empresarial del Centro Educacional Alberto Hurtado y de pedagogía general básica de la Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez, con la mención en lenguaje, comunicación y literatura.
También es el autor de la obra homónima Kairos, del sello independiente Venático Editores, y es el artífice del canal de YouTube Poesía con Armin, en el cual adapta su repertorio a material audiovisual.
Asimismo, es socio activo de la Sociedad de Escritores de Chile (Sech) y participa del grupo en Podcast, Momento Literario.
Imagen destacada: Aníbal Ricci Anduaga.