[Crítica] «Picnic en Hanging Rock»: La melancolía de lo sobrenatural

La naturaleza de los acontecimientos narrados en la novela de la autora australiana Joan Lindsay ha dado lugar, desde que se publicó la obra en 1967, a múltiples interpretaciones, sin que llegase a quedar en claro si los extraordinarios sucesos acaecidos en ese lugar de la provincia de Victoria, llegaron a existir realmente.

Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda

Publicado el 28.8.2022

El 14 de febrero del año 1900, un grupo de jóvenes alumnas del prestigioso colegio femenino Appleyard, perteneciente a la provincia de Victoria, en Australia, se dispusieron a celebrar el día de San Valentín con una excursión campestre. El lugar elegido fue el enigmático conjunto rocoso conocido como Hanging Rock:

«Todos estuvieron de acuerdo en que el día era perfecto para ir de picnic a Hanging Rock. La brillante mañana de verano había amanecido cálida y tranquila. Durante el desayuno, procedentes de los nísperos que daban a las ventanas del comedor, se escuchaban los estridentes cantos de las cigarras y el zumbido de las abejas que revoloteaban sobre los pensamientos que bordeaban el camino. Las enormes dalias habían florecido y se derramaban sobre los parterres, inmaculados, y el césped, bien cortado, perdía poco a poco su humedad bajo el sol ascendente».

Pero pronto, lo que iba a ser una tranquila excursión, se convierte en tragedia.

Tres jóvenes alumnas y una de sus profesoras desaparecen misteriosamente en lo que parecía ser un inocente recorrido por las caprichosas construcciones rocosas. El desconcierto inicial que la desaparición produce entre sus compañeras de viaje, se transforma en incredulidad ante unos hechos que nadie parece poder explicar.

La aparición de una de las alumnas desaparecidas, aquejada de amnesia, no aportará luz a tan extraordinario caso.

 

Las dudas de la imaginación

Estos misteriosos acontecimientos fueron narrados por la escritora australiana Joan Lindsay (1896 – 1984) en la novela Picnic en Hanging Rock, uno de los libros más fascinantes de la literatura anglosajona.

Su autora, nacida en St. Kilda East, Victoria en 1896, pertenecía a la familia Boyd, una de las más famosas dinastías artísticas australianas. Interesada por la pintura, fue alumna del prestigioso National Gallery School de Melbourne, llegando a exponer sus obras. Sin embargo, fue la literatura la que le llevó a alcanzar la fama.

La naturaleza de los acontecimientos narrados en Picnic en Hanging Rock ha dado lugar, desde que se publicó la novela en 1967, a múltiples interpretaciones, sin que llegase a quedar en claro si los sucesos acaecidos en Hanging Rock llegaron a existir realmente.

Joan Lindsay mantuvo el secreto de lo ocurrido hasta su muerte, ocurrida en 1984, y lo dejó todo en la imaginación de cada uno de nosotros. La propia autora dejaba esta advertencia al comienzo del libro:

«El lector tendrá que decidir por sí mismo si Picnic en Hanging Rock es una historia real o ficticia. En cualquier caso, semejante cuestión parece no revestir demasiada importancia, dado que el fatídico picnic tuvo lugar en el año 1900, y los personajes que aparecen en este libro llevan mucho tiempo muertos».

La editorial Impedimenta ha reeditado en varias ocasiones la novela, lo que ha permitido mantener vivo el misterio que rodea a estos acontecimientos.

En 1975, el director australiano Peter Lindsay Weiss fue capaz de poner imágenes, y realzar con ellas esa historia casi onírica que es Picnic en Hanging Rock.

La película obtuvo un extraordinario éxito, y ayudó a mantener viva en nuestra imaginación los hechos ocurridos aquel 14 de febrero de 1900. La música de Bruce Smeaton y, en especial, el segundo movimiento del Concierto para piano de Beethoven, contribuyen a crear un recuerdo inolvidable.

 

 

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Eduardo Suárez Fernández-Miranda es licenciado en Derecho de la Universidad de Sevilla (España).

 

«Picnic en Hanging Rock», de Joan Lindsay (Editorial Impedimenta, 2022)

 

 

 

Eduardo Suárez Fernández-Miranda

 

 

 

Imagen destacada: Joan Lindsay en 1977.