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[Crítica] «Purranque»: Las heridas que deja la vida

La ópera prima del escritor nacional Cristián Oyarzo es un texto autobiográfico muy bien estructurado, lleno de imágenes que nos mueven entre la capital y el sur del país y también frente a las tensiones, conflictos y luchas sociales propias de la historia de Chile.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 13.4.2022

En todo relato autobiográfico se percibe un afán por recuperar algunos hechos relevantes del pasado. La literatura opera como una caja registradora o más bien como un espacio donde la memoria realiza un trabajo de recreación.

Bajo esta premisa, el escritor chileno Cristián Oyarzo (1974) nos da cuenta de lo que ha sido su existencia, anclando su relato en las etapas de su vida que más han dejado huella.

Por un lado, está su infancia, aquellos años en que uno es profundamente determinado por las experiencias que tiene junto a sus seres queridos:

«Vivía en una casa sobre una cuesta, desde la cual todas las mañanas podía ver rebaños de ovejas pastando entre la niebla. Tenía la biblioteca que abandonó mi tío Héctor por arrancar de los milicos y cuando terminé el último libro seguía triste por su ausencia».

Naturaleza, libros y la sombra de la dictadura militar. En este relato sus recuerdos se van alterando entre aquella niñez en Purranque y los acontecimientos de una adultez universitaria donde posteriormente el protagonista ejerce de profesor.

 

Política y memoria ancestral

El libro está estructurado en pequeños capítulos, a través de los cuales, vamos reconociendo el origen de este profesor que en la actualidad está muy ligado al mundo mapuche y a su pasatiempo favorito el fútbol, pues lo practicó desde siempre en su pueblo natal, y donde además su progenitor lo incentivaba para jugarlo.

«Pero mi nombre es Cristian. Mi finado padre, a quien todos le decían don Machi, fue toda su vida peón de fundo. Mi viejo quería que yo fuera futbolista, tanto que cuando quedé en la universidad no me dirigió la palabra durante meses».

En este texto de Oyarzo se produce una intersección de varios elementos que acuden a la formación del recuerdo: sus aventuras y momentos infantiles, donde la pelota, los miedos y la naturaleza tienen una importancia relevante. A esto se suma su vida universitaria y su asentamiento definitivo en Santiago.

Sin embargo, el arribo a la capital no le impide mantener contacto permanente con parte de su familia en el sur. Es como si parte de su propio ser aún estuviera recorriendo los paisajes de aquella zona del país. Y es que sus amigos de la capital le dicen «Purranque», haciendo alusión a su tierra de origen. Entonces, el juego entre los nombres de la ciudad natal y el apodo que le dan se transforma en una marca de origen difícil de abandonar.

Purranque (Emece, 2022) es un texto autobiográfico muy bien estructurado, lleno de imágenes que no sólo nos mueven entre la capital y el sur, sino que, además, es un volumen que no deja pasar las injusticias que cometieron y realizaron los latifundistas, quienes se saben dueños de la tierra y del destino de muchos de sus peones.

Hay por lo demás una permanente mención a la lengua y el pueblo mapuche, menciones que intentan situar la relevancia de esta cultura, que a pesar de haber sido opacada durante siglos, aún sigue muy presente y vigente entre nosotros.

En definitiva, este es un trabajo literario lleno de imágenes intensas y profundas, muy político por lo demás, que gracias a la memoria y al oficio escritural quedan registradas en el papel.

 

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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa el doctorado en literatura impartido por la última Casa de Estudios antes mencionada.

 

«Purranque», de Cristián Oyarzo (Emecé Editores, 2022)

 

 

Martín Parra Olave

 

 

Imagen destacada: Cristián Oyarzo.

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