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[Crítica] «Resonancias» («Oihartzunak»): Homenaje vivo a una madre

El cortometraje del realizador vasco Iñigo Aranburu —de tan solo cuatro minutos de duración— emociona en su retrato audiovisual de la eterna presencia de su progenitora ya fallecida, y el cual es un homenaje a esa mujer y a tantas cómo ella que fueron puntales y alma del hogar.

Por Jordi Mat Amorós i Navarro

Publicado el 4.8.2021

«Los humanos no morimos, sólo estamos cubiertos por el tiempo y el silencio. Cada voz sigue viviendo en el lugar donde ha nacido, allí permanece».
Ana María Matute

El actor donostiarra —miembro fundador de la compañía La Guapa Teatre de Barcelona— debuta en la dirección con este excelente cortometraje que ha sido seleccionado en el prestigioso catálogo Kimuak de este año para ser presentado en distintos certámenes cinematográficos representando a la creación audiovisual del País Vasco.

Un cortometraje de tan sólo cuatro minutos que emociona en su retrato de la eterna presencia de su madre ya fallecida, un breve retrato que es un homenaje a esa mujer y a tantas cómo ella que fueron puntales y alma del hogar.

Vemos la ahora deshabitada vivienda de la Ama (así se llaman a las madres en su tierra) en un día lluvioso, vemos ese interior de muebles sencillos y antiguos repleto de objetos cargados de recuerdos.

Especialmente las numerosas fotografías de momentos vividos, de vivencias a menudo alegres de toda una vida en las que aparecen los seres que palpitaban siempre en su corazón

Y el hijo que pulsa un reproductor para rellenar ese silencio con su voz. La escuchamos reír en una conversación distendida, esas risas y esa dulce voz resuenan en el espacio familiar que gracias a ellas vuelve a cobrar vida. Y en ese resonar la sensación de omnipresencia materna más allá de la muerte ahora y aquí.

Iñigo en respetuoso silencio la escucha y repasa con mirada amorosa la morada —el útero espacial— en la que se da a entender que él creció. Las estancias y los objetos personales de la madre son mostrados en sublimes planos fijos.

En esa mirada que nosotros observamos, en esa voz entre silencios que resuena en nuestros oídos, podemos reconocer el hogar familiar de los padres y de los abuelos que conforman nuestras raíces más allá de las humanas limitaciones e inevitables errores.

Y al finalizar esa grabación alegre, de nuevo el silencio lo llena todo, quizás un silencio distinto gracias a esa reverberación materna.

El hijo cierra entonces las cortinas, mira una pared llena de fotografías y se recuerda niño con ella y el resto de la familia. Tras ese sentido mirar, la cámara que se aleja y el sonido de la puerta que él cierra al marchar.

¿Regresará pronto? ¿Seguirá avivando ese hogar con la resonancia materna? En todo caso el mismo cortometraje es en sí mismo un regresar al hogar siempre a mano para él y para el espectador sensible. Bello, muy bello este homenaje vivo a una madre

 

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Jordi Mat Amorós i Navarro es pedagogo terapeuta por la Universitat de Barcelona, España, además de zahorí, poeta, y redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

Iñigo Aranburu

 

 

Tráiler:

 

 

Jordi Mat Amorós i Navarro

 

 

Imagen destacada: Resonancias (2021).

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