Este filme del realizador madrileño Juan Antonio Bardem, y protagonizado por la histórica actriz de origen italiano Lucía Bosé (en la imagen destacada), fue uno de los primeros indicios tanto a nivel estético como audiovisual, surgido desde una ciudadanía artística que buscaba cambios en el régimen político y social del país ibérico de esa época (1955).
Por Gabriel Anich Sfeir
Publicado el 30.3.2020
El cine de España sufrió un notorio retroceso con la Guerra Civil Española y el triunfo militar del franquismo, al imponerse la censura oficial y el exilio de no pocos profesionales de la industria.
A partir de la década de 1950, comenzó un movimiento renovador de la cinematografía nacional, del cual surgieron autores como Luis García Berlanga, Rafael Azcona y Juan Antonio Bardem (1922-2002), de quien analizaremos su filme Muerte de un ciclista (1955).
Bardem nació en una familia de actores: fue hermano de la actriz Pilar Bardem y por lo tanto tío de Javier y Carlos. Sin embargo, no quiso seguir la carrera familiar, por lo que estudió agronomía en los años que siguieron a la post guerra.
Fue en esta etapa que el cine comenzó a llamar su atención, por lo que ingresó en 1947 al Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid.
Allí trabó amistad con García Berlanga, con quien codirigiría la ópera de prima de ambos, Esa pareja feliz (1951), y firmaría el guion de la laureada sátira ¡Bienvenido Míster Marshall! (1953).
Al poco tiempo, Bardem se separó de Berlanga para realizar sus propias películas, con mayor contenido político y social (Bardem fue militante activo del Partido Comunista de España).
Muerte de un ciclista, coproducción hispano-italiana, fue su primer triunfo fuera de su país de origen: se estrenó en mayo de 1955 en Cannes, donde obtuvo el Premio de la Crítica Internacional, uno de los primeros galardones a filmes españoles de la post guerra.
Después vendrían obras que delataban una dura crítica al franquismo imperante, como Calle Mayor (1956), premio de la crítica en Venecia; y La venganza (1957), primer filme español nominado al Oscar a Mejor Película Extranjera. Ambos le acarrearon problemas con la censura e incluso la prisión política.
Bardem no tuvo mayores éxitos en las décadas siguientes, pero recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 1986 y el Goya de Honor de la Academia de España en 2002.
Falleció de una enfermedad hepática en Madrid en octubre de ese último año.
Neorrealismo a la española
Muerte de un ciclista sigue los dilemas de una pareja de amantes de la alta sociedad madrileña de los años 50: María José de Castro (Lucia Bosé), joven socialité casada con un importante industrial, y Juan Fernández Soler (Alberto Closas), un soltero profesor universitario.
Un día de invierno regresan a la ciudad desde una posada en el campo cuando atropellan accidentalmente a un ciclista que pasaba por el mismo camino. Abandonan la escena sin socorrer a la víctima, pues temen que se descubra su relación.
Más allá de la lectura política que se pueda hacer de Muerte de un ciclista, la tesis central del filme es la constante tensión que hay entre la sobrevivencia personal y la responsabilidad por los hechos propios, sobre todo cuando hay que decidir si permanecer o abandonar la zona de confort.
La primera escena, plano general de una desolada carretera castellana, nos muestra la actitud de los personajes frente al atropello: Juan baja raudo del vehículo para auxiliar al ciclista, pero María José le exige volver a la ciudad.
María José es una mujer egoísta movida por el miedo a romper el mundo aparentemente perfecto en que vive, el miedo a que se descubra la relación extramarital que lleva con Juan. Éste, por su parte, se siente culpable de haber dado muerte un inocente, replanteándose su vida amorosa y profesional.
Juan va a visitar a la familia del ciclista fallecido y protagoniza un escándalo en la Facultad al reprobar arbitrariamente en el examen a una de sus mejores alumnas.
La amoralidad está representada en Rafa, un arribista crítico de arte que frecuenta los mismos ambientes que los personajes, acosando a María José y amenazando con revelar el affaire a su marido.
Matilde, la alumna suspendida por Juan, influirá decisivamente en su catarsis. Ella representa a la nueva generación de española que deberá superar los escollos dejados por la anterior, protagonista de la Guerra Civil.
Es posible apreciar en el cine de Bardem influencias del noir americano, del suspense de Hitchcock y, en forma estética gravitante, del neorrealismo italiano. Conforman así un tenso melodrama cargado de denuncia social.
Destaca una escena en la que María José y sus amigas conversan en un hipódromo sobre un juego de canasta cuyos fondos irán a la caridad, y la cual (la secuencia) se corta brutalmente en una barriada periférica en busca de la familia del ciclista.
Las acciones tienen consecuencias
El retrato que hace Muerte de un ciclista de la España de los años 50 nos presenta un país en cambio.
En una de las fiestas a la que asisten los personajes, vemos una presentación de flamenco ofrecida a invitados norteamericanos: España ya no es castigada por los Estados Unidos por su anterior cercanía al Eje nazi–fascista, sino que ahora son aliados de la Guerra Fría.
Los Pactos de Madrid de 1953 prepararán la instalación de bases militares norteamericanas en suelo español, una nueva relación que se traducirá en industrialización, turismo de masas y rodaje de películas de Hollywood.
También hay una mirada al mundo universitario al que pertenece Juan. Es el germen de un movimiento estudiantil que demandará mayores libertades en España, así como salir de la dictadura pasa progresar hacia la democracia.
El romance extramarital presentado en Muerte de un ciclista evoluciona al enfrentamiento de una mujer dispuesta a aferrarse a todo con tal mantener sus privilegios con un hombre que busca la redención y, en definitiva, el cambio de su persona y de la sociedad.
La lección es clara: las acciones tienen consecuencias.
*Reseña autorizada para ser publicada exclusivamente en el Diario Cine y Literatura.
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Gabriel Anich Sfeir (Rancagua, 1995) es licenciado en ciencias jurídicas y sociales por la Universidad de Chile y ayudante en las cátedras de Derecho Internacional Público y Derecho Comunitario en la misma Casa de Estudios. Sus principales aficiones son la literatura policial y el cine de autor.
Tráiler:
Imagen destacada: Muerte de un ciclista (1955).