Este thriller de alta tensión dramática y concebido por el mítico realizador estadounidense Sidney Lumet, refleja un ejemplo concreto de una producción simbólica de tipo cinematográfica, en torno al temor que generaba en las élites artísticas y audiovisuales del mundo, el peligro de una catástrofe nuclear durante la década de 1960, en plena Guerra Fría.
Por Gabriel Anich Sfeir
Publicado el 2.3.2021
El mundo no sería el mismo a partir de octubre de 1962. La crisis de los misiles en Cuba la probabilidad del estallido de una guerra nuclear entre EE. UU y la Unión Soviética, en el contexto de la Guerra Fría.
Zonas de influencia y polarización ideológica derivaron en la capacidad disuasiva de las superpotencias basada en armamento cuyo uso podría traer consecuencias extremadamente trágicas.
El miedo que ello supuso fue llevado tanto al papel como la pantalla, como lo demuestran dos películas estrenadas por Columbia Pictures en 1964: la primera de ellas, Doctor Insólito (Dr. Strangelove) de Stanley Kubrick, una genial comedia negra y el filme que hoy tratamos, Punto límite (Fail Safe), un thriller de máxima tensión dirigido por Sidney Lumet.
En ambos títulos estuvo presente la mano del escritor Peter George: una de sus novelas fue la base de Doctor Insólito, a la par que firmó el guion de Fail Safe junto a Walter Bernstein (centenario guionista fallecido en enero pasado, víctima de la caza de brujas).
Para evitar problemas de copyright, Columbia adquirió ambas obras, las que llegaron al público en enero y octubre de 1964, respectivamente.
Como era de esperar, surgieron comparaciones entre las películas de Kubrick y Lumet, pues abordaban el mismo tema desde ópticas distintas, pero llegando a las mismas conclusiones: los peligros de la guerra nuclear y la incompetencia de los gobernantes de ambos bandos en tratar de prevenir la hecatombe.
Si bien Dr. Strangelove obtuvo mejor resultado en la taquilla, Fail Safe ha sido progresivamente reconocida como una obra maestra del cine de suspense y una de las mejores de su autor, Sidney Lumet (1924-2011).
Un maestro del cine estadounidense
Lumet nació en una familia de actores judíos en Filadelfia y se crió en el Lower East Side de Manhattan. Desde edad temprana comenzó a actuar en el teatro Yiddish neoyorkino y también en Broadway. Estudió actuación en la Universidad de Columbia y dio sus primeros pasos en el teatro y la televisión, dirigiendo varias obras para este último medio.
Su primer largometraje fue la versión cinematográfica de la teleplay de Reginald Rose 12 hombres en pugna (12 Angry Men, 1957). Con ello demostró su amplio talento para dirigir en distintos medios (teatro, cine y TV) y para abordar los más variados géneros, siempre de la mano de grandes intérpretes, con los cuales trabajó en no pocas oportunidades.
La mejor etapa de Lumet fueron los años del New Hollywood, firmando obras cargadas de comentario social y altas dosis de tensión: Serpico (1973) Tarde de perros (Dog Day Afternoon, 1975), Network (1976), El príncipe de la ciudad (Prince of the City, 1981) y El veredicto (The Verdict, 1982).
Este maestro del cine americano falleció de un cáncer en 2011, no sin antes haber recibido un Oscar Honorífico seis años antes.
Fail Safe comienza con escenas de una corrida de toros en España, donde un matador da estocadas a un taurino. Acto seguido, suena el reloj despertando de su pesadilla al brigadier general de la Fuerza Aérea americana Warren Black (Dan O’Herlihy).
Tras dejar a su familia en Nueva York, se dirige a la base que alberga al Comando Aéreo Estratégico en Omaha, Nebraska, para recibir la visita oficial de un diputado de la Cámara de Representantes.
Los miembros de la base detectan un objeto no identificado en el espacio aéreo norteamericano, por lo que encienden las alarmas ante un posible ataque nuclear soviético, que al final resulta ser un simple vuelo comercial.
Pero es entonces cuando un grave error de la computadora central desata toda la acción del filme: una escuadra de bombarderos comandada por el coronel Jack Grady (Edward Binns) recibe accidentalmente la orden de atacar Moscú con misiles nucleares, por lo que se dirigen a la capital rusa.
Las comunicaciones entre la escuadra y la base quedan cortadas, por lo que todo el sistema de defensa de EE. UU. debe actuar para evitar el fatal ataque, incluso si el propio presidente americano (Henry Fonda) debe ponerse en contacto con su par soviético si quieren que ambos bandos se salven de un seguro holocausto atómico.
Uno de los distintivos de la obra de Lumet es ambientar sus películas en espacios reducidos, y Fail Safe apenas se mueve en algunos espacios claustrofóbicos: la base aérea en Omaha, el búnker de la Casa Blanca, el salón de reuniones del Pentágono y la cabina del avión del coronel Grady.
La fotografía de Gerald Hirschfeld y el montaje de Ralph Rosenblum capturan la tensión en secuencias rápidas y primeros planos de los personajes: todos saben que la Tierra está en peligro mientras no logren salvar un minúsculo pero catastrófico error.
La escatología audiovisual del horror
Yendo precisamente a los personajes de Fail Safe y sus actitudes frente a esta situación límite, Lumet y los guionistas presentan diversos tipos humanos. El Presidente debe hacer lo posible (e imposible) para salvar a la humanidad de un desastre que será causado por su propio sistema de defensa.
Debe demostrar al premier soviético que se trata de una falla interna y no de una agresión premeditada. Es asistido en el teléfono rojo Washington-Moscú por el joven intérprete Buck (Larry Hagman), quien también debe señalar al comandante en jefe los estados de ánimo de la contraparte durante la conversación.
Henry Fonda ya había hecho otro rol de enorme intensidad para Lumet como el jurado número ocho en Doce hombres en pugna: ambos personajes deben hacer frente a situaciones extremas con poco tiempo disponible, uno para lograr la absolución de un imputado que arriesga pena de muerte y el otro en desactivar una futura guerra nuclear.
Otro es el caso del profesor Groeteschele (Walter Matthau), asesor del Departamento de Defensa. Un sádico cientista político al que no le importa lanzar bombas atómicas en Moscú con tal de acabar con el comunismo.
Antes de ir al Pentágono se lo ve en una fiesta de la alta sociedad donde comenta que en el evento de una guerra nuclear los únicos sobrevivientes serían los empleados de archivos y los reos de cárceles de máxima seguridad: organización versus fuerza bruta, un escenario cada vez más realista.
En cuanto a los militares, el brigadier general Black está dispuesto a hacer cualquier sacrificio para evitar la tragedia, más todavía cuando en su cabeza persiste la imagen onírica del matador.
Por su parte, el coronel Brady está absorto en cumplir su equivocada misión de aniquilar al enemigo, aún yendo en contra de lo que le pueda ordenar el Presidente de su país. Como se ve, las esferas políticas, militares e intelectuales no bailan al mismo ritmo.
Para terminar, es interesante ver elementos judeocristianos que Lumet ha insertado en Fail Safe: Black compara su encargo al sacrificio que Abraham intenta hacer con su hijo Isaac, mientras que Groteschele llama “al que esté libre de pecado que tire la primera piedra”, después de recomendar proceder con el ataque nuclear.
Tanto Washington como Moscú han cometido errores mortales que toda la especie humana tendrá que pagar, especialmente si se precian de tener sistemas militares “a prueba de fallos”.
*Disponible en Apple TV.
*Reseña autorizada para ser publicada exclusivamente en el Diario Cine y Literatura.
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Gabriel Anich Sfeir (Rancagua, 1995) es licenciado en ciencias jurídicas y sociales titulado en la Universidad de Chile y ayudante en las cátedras de Derecho Internacional Público y Derecho Comunitario en la misma Casa de Estudios. Sus principales aficiones son la literatura policial y el cine de autor.
Tráiler:
Imagen destacada: Punto límite (1964).