El volumen de la escritora estadounidense Maggie Nelson constituye una obra inquietante y multidisciplinaria, capaz de sondear los temas más incómodos e impostergables con una prosa que conjuga la profundidad analítica con destellos poéticos y una compasión radical que nos conmueve y atiza a la vez.
Por Alfonso Matus Santa Cruz
Publicado el 16.2.2023
Hay conceptos, ideas, palabras, que hemos rumiado casi desde que podemos articular el aire para comunicarnos con nuestros semejantes y, aun así, hemos manoseado, traicionado y reformulado con el pasar del tiempo y la mutación de las culturas. Una de las más caprichosas y radiantes palabras de esta especie, que ha provocado tanto guerras como la composición de los derechos humanos, es la libertad.
Una palabra aérea, tan transparente como inclasificable, a la que nos cuesta atribuir significados y actos específicos. Protagonista de múltiples juegos del lenguaje, como los llamaba Wittgenstein, que la han llevado a pasar por la boca de dictadores y revolucionarios, niñas y moribundos, reos y deportistas, conservadores y liberales. Cada quien, asignándole cierto ángulo, una entonación y diana guiada por sus respectivos intereses.
Pero qué es, cómo la utilizamos, cuáles son sus tácticas, sus prácticas, y en qué situaciones podemos hablar de ella sin pelos en la lengua, desmitificando ilusiones a la vez que entramos a tocar los matices de ese terreno minado que es el: «¿dónde acaba mi libertad y empieza la tuya?», si todos somos interdependientes y las divisiones ideológicas o corporales son mucho más indefinidas de lo que parecen.
Investigando los usos y apropiaciones de esta idea cardinal por parte tanto de los grupos más reaccionarios como de los disidentes, pasando por los tópicos más quemantes y urgentes de nuestra época, como son los límites y el consentimiento en las relaciones sexuales y afectivas, las restricciones que trajo la pandemia y las fronteras líquidas del género y el discurso feminista; las adicciones a las drogas y el discurso frente al calentamiento global, la polifacética escritora norteamericana Maggie Nelson (1973) ha compuesto un libro arriesgado, crítico y fascinante, titulado Sobre la libertad: Cuatro cantos de restricción y cuidados, publicado recientemente por Anagrama en castellano.
Hincar la pluma en las fisuras
Tratando de descifrar de qué va esta paciente labor que es la libertad, muchas más veces enfocada en cómo tratamos a los demás que a cómo nos autoafirmamos, Maggie Nelson elabora una trama sutil en la que dialogan muchas disciplinas ―crítica de arte y literatura, sociología, estudios de género, el estudio sobre la adicción y la crisis climática―, siempre hincando la pluma en las fisuras y matices de los discursos, en la interzona incómoda de las distorsiones de poder que existen tanto en el movimiento feminista como en los seguidores de Trump, en la literatura sobre drogas escritas por hombres blancos y en el discurso sobre la cuestión climática.
Allí donde otros no se atreven a sondear las zonas grises, el espacio liminal de los argumentos en que reconocemos que es casi imposible afirmar algo con una resolución inconmovible, ella se mueve como pez en las aguas de un río torrentoso.
La sutileza de su análisis, el modo en que desglosa y revela las ópticas contrapuestas de la restricción y de la libertad, esa cuerda floja que va del cuidado al pasarnos a llevar, es una bocanada de aire fresco. Un arte del funambulismo crítico que es capaz de habitar esa incertidumbre ante la que otros se espantan o buscan refugio en las trincheras de un partido, una línea discursiva inflexible o una posición ideológica que pretende auspiciar la libertad común pero también reparte camisas de fuerza.
Nelson dialoga con una extensa bibliografía entre la que se encuentran filósofos como Foucault, Derrida o Judith Butler, budistas como el recientemente fallecido Thich Nhat Hanh y la monja Pema Chödrön, libros sobre las drogas y adicciones como Crack Wars y el Texto yonqui de Preciado, manifiestos feministas, queers, y la obra de científicos y escritores dedicados a enfrentar la problemática climática desde el catastrofismo o un pragmatismo brutal, hasta terapéutico.
Así, y premunida de todo ese bagaje intelectual, la autora trata de barrer con toda abstracción y malentendido que aplicamos a la noción de libertad para descubrirnos prácticas y estrategias cotidianas donde ésta pueda desplegarse con paños fríos y un corazón compasivo, con lucidez y camaradería para con el resto de los seres vivos que comparten esta biosfera que es nuestro hogar.
Su lucha con la ansiedad que le provoca la investigación y las referencias a la relación con su entusiasta hijo nos ayudan a empatizar y hallar los puntos comunes a su experiencia de madre en un mundo que parece al borde del desfiladero.
Un libro inquietante capaz de sondear los temas más incómodos e impostergables con una prosa que conjuga la profundidad analítica con destellos poéticos y una compasión radical que nos conmueve y atiza a la vez.
***
Alfonso Matus Santa Cruz (1995) es un poeta y escritor autodidacta, que después de egresar de la Scuola Italiana Vittorio Montiglio de Santiago incursionó en las carreras de sociología y de filosofía en la Universidad de Chile, para luego viajar por el cono sur desempeñando diversos oficios, entre los cuales destacan el de garzón, el de barista y el de brigadista forestal.
Actualmente reside en la ciudad Puerto Varas, y acaba de publicar su primer poemario, titulado Tallar silencios (Notebook Poiesis, 2021). Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.
Imagen destacada: Maggie Nelson.