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[Crítica] «Spider-Man: Sin camino a casa»: Una película de culto

Este jueves 16 de diciembre se estrena en Chile uno de los filmes más esperados del último tiempo, la nueva secuela de El Hombre Araña, uno de los personajes del cómic de mayor tradición tanto en el cine como en la televisión, y cuya factura dramática, audiovisual y técnica, en esta ocasión, marca un hito dentro de las producciones del género.

Por Enrique Morales Lastra

Publicado el 15.12.2021

El filme dirigido por el realizador estadounidense Jon Watts (1981) Spider-Man: Sin regreso a casa (Spider-Man: No Way Home, 2021) constituye una notable cima del género audiovisual dedicado a trasladar historietas provenientes del circuito del cómic, hacia un lenguaje cinematográfico.

Protagonizada por un elenco liderado por Tom Holland, Zendaya y Benedict Cumberbatch, entre otros intérpretes, el guión  de esta cinta y su montaje son perfectos y durante sus 148 minutos de metraje su propuesta audiovisual ofrece giros dramáticos inesperados, sorpresas argumentales y un relato cautivante, de principio a fin.

Además, su libreto aborda con una llamativa profundidad existencial los tópicos que ofrece su equipo de escritores a fin de expresar las variantes y coyunturas contenidas en una historia que reflexiona, finalmente, en torno a los grandes misterios del universo, del espacio y el tiempo.

Por otra parte, las excelentes actuaciones de Tom Holland, Zendaya, Benedict Cumberbatch y Marisa Tomei, realzan la categoría artística de esta producción simbólica de carácter audiovisual. Asimismo, las caracterizaciones de ese elenco enfrentan con sensibilidad los traumas propios a los que se ve expuesto, en su calidad de súper héroe denunciado y «desenmascarado» en esta secuela, el joven y siempre frágil Peter Parker (Holland).

 

Sin derecho al olvido (y al amor)

En esta obra, insistimos, el espesor literario del género de los cómics, con su recreación diegética alrededor de nociones y entelequias como son las diversas comprensiones acerca de la realidad fáctica, el pasado, la complejidad emocional y afectiva de los orígenes familiares, la memoria y el gigantesco peso de la propia identidad (esa de «uno y el universo») se insertan en este título mediante los códigos de una retórica audiovisual y dramática que reflejan la calidad y el nivel superlativo, y por qué no decirlo el liderazgo indiscutible, de la industria cinematográfica estadounidense a nivel mundial.

La fantasía se funde con lo cotidiano, y el mito —la expresión poética de una verdad— se diluye en una estética de lo simple, en la vida cercana y reconocible de una cafetería de Brooklyn, Nueva York, en el refugio que ofrece un local de comida frente al frío y a la nieve.

Difícilmente una película como esta podría haberse producido en otras latitudes. Así de simple y tajante.

En efecto, la altura artística de este crédito, implica que la totalidad de un formato se revitalice y que el género y sus adaptaciones audiovisuales, desde el papel y su salto a las imágenes en movimiento, apunten hacia el futuro con la expectativa de concebir filmes tan satisfactorios y de culto, como este.

Por que el pasado jamás termina de ocurrir y menos de terminar.

 

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Tráiler:

 

 

Imagen destacada: Spider-Man: Sin camino a casa (2021).

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