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[Crítica] «Tipos de gentileza»: Relaciones de poder y de subordinación

En este filme, la individualidad de los personajes carece de importancia, pues toda la existencia del ser humano es una suma de luchas de dominación. Es una visión muy oscura (trágica) y liviana (comedia), pero la obra audiovisual del realizador griego Yorgos Lanthimos posee esa doble lectura estética.

Por Aníbal Ricci Anduaga

Publicado el 8.10.2024

Sweet dreams are made of this
Who am I to disagree?
I travel the world and the seven seas
Everybody’s looking for something.

Mientras se muestran los créditos suena de fondo esta canción de Eurythmics, el director nos avisa de su investigación por todos los rincones, letra que anuncia algo que todo el mundo está buscando:

Some of them want to use you
Some of them want to get used by you
Some of them want to abuse you
Some of them want to be abused.

Yorgos Lanthimos (1973) muestra sus cartas desde el comienzo: todos los sujetos actúan movidos por interés, las personas se dividen entre aquellos que abusan y aquellos que son abusados. Una tesis no demasiado novedosa, lo importante es el viaje que propone el director.

Divide el metraje en tres historias donde cuatro personajes juegan diferentes roles, en adelante los llamaremos por los nombres de los actores: Jesse Plemons, Emma Stone, Willem Dafoe y Margaret Qualley.

Las tres anécdotas no son importantes, pero cierta lógica intrincada y mantención de algún personaje (el accidentado en un choque), permiten observar el ingenio del director.

Todos los personajes son ratas de laboratorio, hay una tremenda distancia en el tácito narrador de las historias. Plemons y Stone comienzan a salir en la primera parte, son marido y mujer en la segunda, y en la tercera son miembros de una secta.

En la primera historia es Dafoe (el jefe de Plemons) el que abusa de su poder ante el subordinado (Plemons), llegando a extremos peligrosos donde la muerte de un ser humano ya no tiene importancia. El dinero juega un papel importante en esta sumisión.

Dafoe le dice a Plemons que su conducta fuera de la ley es una manera de demostrar su amor, funciona más o menos como la religión, ante su palabra el sujeto abusado puede transgredir cualquier límite, la vida consiste (valga la redundancia) en jugar con la vida (y la muerte) de los que pertenecen a tu círculo de poder.

En la segunda historia, Plemons se vuelve paranoico ante el regreso de su mujer tras un accidente de barco (las historias parecen entrecruzarse infinitamente). Hay abusos sexuales en la relación previa a la catástrofe, al parecer consensuados, pero al regreso de Stone el marido le pide que se extirpe partes del cuerpo para alimentarlo. Antes el sadomasoquismo era sexual, ahora es un abuso físico que llegará hasta las últimas consecuencias.

De esta manera, en todas las historias, las personas no están contentas con sus vidas, quieren abusar de otros o por último agradar al victimario. Es un juego cínico de suma cero. Si no eres feliz, debes hacer miserable al otro, y si eres feliz debes permitir que otro destruya el equilibrio.

 

Una secta parecida a cualquier secta

Visión oscura de las relaciones humanas, que no se agota en estos personajes que parecen protagonizar una tragedia tipo bucle, sin fin, que de ser tan infructuosa le otorga a la cinta un aire de comedia. Esto es evidente luego de la tercera historia: el sujeto muerto en un accidente ha resucitado, da la impresión (según el visionado) que los seres humanos somos como los ceros y unos del código binario, algo simple y desechable: vivo o muerto.

En la tercera historia, Stone pertenece a una secta y se contamina al tener sexo fuera de la comunidad (aunque sea con el exmarido). El abuso de poder proviene del líder de la secta (Dafoe) que la expulsa por impura, una pseudo religión.

Stone deberá encontrar a una “sanadora única” para llevarla a la secta y ser reintegrada. Ella fue violada por el exmarido (le adultera el trago con una droga) y es doblemente abusada: sexualmente primero y luego «espiritualmente». Pero Stone conoce el paradero de la sanadora y también le inyecta una droga para llevarla a la morgue y resucitar al cadáver: el hombre atropellado en todas las partes de la película.

Luego, en algún momento, Stone ha soñado que estuvo en un lugar gobernado por perros, donde los humanos eran los animales, la alegoría es bastante obvia.

Pensamos en la religión como fuente de poder, su abuso y fanatismo puede obrar en el sentido que insinúa Yorgos Lanthimos, pero el director prefiere eludir esa denuncia frontal e inventa una secta parecida a cualquier secta.

En este filme, la individualidad de los personajes carece de importancia. Toda la existencia del ser humano es una suma de luchas de poder. Es una visión muy oscura (trágica) y liviana (comedia), la película posee esa doble lectura.

Yorgos Lanthimos desestima el ámbito espiritual del ser humano, prefiere camuflar esa faceta tras una burda secta. Las decisiones son en función del poder que ostentan unos sobre otros, una visión maniquea (de víctimas y de victimarios).

El director renuncia a la creación de algo nuevo, algo trascendente. En cambio, plantea nuestras vidas como un juego absurdo de suma cero.

No se trata de caos, debido a que el autor plantea la existencia de reglas para violentar a los otros, estas incluso pueden cambiar en tiempo y lugar, pero a fin y al cabo, nuestras existencias responden a un ejercicio de anulación de energías.

 

 

 

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Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es un ingeniero comercial titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, con estudios formales de estética del cine cursados en la misma casa de estudios (bajo la tutela del profesor Luis Cecereu Lagos), y quien también es magíster en gestión cultural de la Universidad ARCIS.

Como escritor ha publicado con gran éxito de crítica y de lectores las novelas Fear (Mosquito Editores, 2007), Tan lejos. Tan cerca (Simplemente Editores, 2011), El rincón más lejano (Simplemente Editores, 2013), El pasado nunca termina de ocurrir (Mosquito Editores, 2016) y las nouvelles Siempre me roban el reloj (Mosquito Editores, 2014) y El martirio de los días y las noches (Editorial Escritores.cl, 2015).

Además, ha lanzado los volúmenes de cuentos Sin besos en la boca (Mosquito Editores, 2008), los relatos y ensayos de Meditaciones de los jueves (Renkü Editores, 2013) y los textos cinematográficos de Reflexiones de la imagen (Editorial Escritores.cl, 2014).

Sus últimos libros puestos en circulación son las novelas Voces en mi cabeza (Editorial Vicio Impune, 2020), Miedo (Zuramérica Ediciones, 2021), Pensamiento delirante (Editorial Vicio Impune, 2023), Vivir atormentado de sentido (Editorial Vicio Impune, 2024) y la recopilación de críticas audiovisuales Hablemos de cine (Ediciones Liz, 2023).

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Aníbal Ricci Anduaga

 

 

Imagen destacada: Tipos de gentileza (2024).

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