Esta novela de Carlos Droguett se publicó originalmente en 1971 y obtuvo el prestigioso Premio Alfaguara en el género, correspondiente a la temporada anterior. Se trata de una obra de ficción donde se entremezclan la vida y su final en un torrente narrativo, con el intenso lirismo que caracteriza a la producción literaria del escritor chileno, y la cual ofrece al lector una experiencia poco común en nuestros días.
Por Martín Parra Olave
Publicado el 25.7.2022
Carlos Droguett (Santiago, 1912 – Lausanne, 1996) fue un narrador y ensayista chileno al que corresponde situar entre los escritores de la Generación de 1942 (también llamada del 38). Su obra fue muy variada, pero de una destacada unidad temática y de estilo.
La violencia, el amor y la muerte se convirtieron en los tres ángulos sobre los cuales trazó el conjunto de sus novelas, con una voz que algunos críticos han calificado por su intensidad de expresionista.
Gracias al impulso editorial de Zuramérica las obras menos conocidas del autor de Eloy, están comenzando a llegar a los nuevos lectores. Este es el caso de Todas esas muertes (Zuramérica, 2022) novela que originalmente fue publicada en el año 1971, y que obtuvo el prestigioso Premio Alfaguara de novela del año anterior.
Tal cual lo indica el titulo de la obra, su tema y acción se enfoca en la muerte, un obsesión recurrente en la obra de este destacado narrador.
La vida en un torrente narrativo
Este relato de largo aliento es la historia de un asesino, basada en un hecho real pero tomada y recreada con el talento que caracterizó toda la obra de Droguett, quien en la introducción a su novela señala acerca de este criminal que:
«Su personalidad multifacética muestra una saturación de elementos, acciones y pensamientos fascinante. No quedan agotadas en la páginas que siguen, que no son inmóviles ni completas, que no son un escueto expediente procesal ni un ajustado itinerario biográfico sino un primer intento de novelar una vida excepcional».
Se puede señalar sin ambigüedades que fue el narrador chileno más vanguardista de su época, lo que le valió el Premio Nacional de Literatura en el año 1970. Comprometido como pocos con la actividad creativa y con los movimientos ideológicos de izquierda, su obra es una permanente exploración de la vida y de la existencia de los seres humanos. Así, en una entrevista reflexionó lo siguiente:
«Para mí, la literatura es un acto total que interesa al cuerpo y al espíritu del escritor: en términos teológicos, como un sacramento; en términos psiquiátricos, como un suicidio. Si el escritor no se satura de pasión por su tema y por su personaje, se queda en la superficie, transitoriamente y para siempre en la superficie. Yo soy un pasional y mi pasión es la literatura, pasión de vida y no de muerte (…) El escritor que no escribe por la justicia es un despojador de los pobres, un ladrón…».
Sin lugar a duda que la lectura de esta novela es una experiencia avasalladora para el lector, pues tal cual lo hace en otras de sus obras, Droguett no solo se dedica a contar una historia, sino que además nos entrega un verdadero examen de la condición humana.
Acá se entremezclan la vida y la muerte en un torrente narrativo, con el intenso lirismo que caracteriza su producción literaria, y que ofrece al lector una experiencia poco común en nuestros días.
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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y actualmente cursa el doctorado en literatura impartido por esta última Casa de Estudios superiores.
Imagen destacada: Carlos Droguett.