Alianza Editorial nos ofrece la posibilidad de leer el poliédrico texto del autor de «Dublineses» en otra versión —la remozada traducción de María Luisa Venegas y de Francisco García Tortosa, publicada originalmente por Cátedra en 1999— regalándonos, así, la ocasión de disfrutar de nuevo con la obra del gran James Joyce.
Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Publicado el 30.6.2022
J. Salas Subirat, José María Valverde o Joaquim Mallafrè, en catalán, se han acercado a una obra de extraordinaria complejidad, el Ulysses de James Joyce. Se cumplen cien años de un acontecimiento literario de tal naturaleza que todavía sentimos su repercusión.
El 2 de febrero de 1922 James Joyce tenía, por fin, en sus manos el volumen que tantos días y desvelos le había costado crear. Con la inestimable colaboración de su inesperada editora, Sylvia Beach, se hizo realidad el deseo que había perseguido el autor irlandés: escribir un libro, «desde dieciocho puntos de vista diferentes, cada uno con su propio estilo, todos aparentemente desconocidos o aún sin descubrir por mis colegas de oficio. Eso, y la naturaleza de la leyenda que he escogido, bastarían para hacerle perder el equilibrio mental a cualquiera».
En su primer encuentro, recuerda Sylvia: «Joyce apareció caminando por la empinada callecita (…). Entró en la librería y examinó muy de cerca las fotografías de Walt Whitman y Edgar Allan Poe, luego se acercó a los dos dibujos de Blake y, finalmente, inspeccionó mis dos fotografías de Oscar Wilde, para sentarse después en el incómodo silloncito junto a mi mesa».
En su biografía, la dueña de Shakespeare and Company, recuerda cómo: «[Joyce] se dedicó a ayudarnos a hacer paquetes y descubrió que cada ejemplar de su libro pesaba un kilo y 550 gramos».
Alianza Editorial ha publicado, conmemorando el aniversario, la traducción que realizaron, de forma conjunta, María Luisa Venegas y Francisco García Tortosa en 1999. Como señala el editor, este trabajo ha sido calificada como ‘prodigiosa’ por Ian Gibson y está realizada: «teniendo en cuenta al menos cinco versiones diferentes que permite apreciar en toda su riqueza la iniguable inventiva lingüística de este hito de la narrativa mundial, un imperecedero monumento a la condición humana».
Un 16 de junio de 1904
James Joyce tomó como referente para escribir su novela la Odisea. En el gran clásico de Homero se pueden encontrar las claves para su lectura.
El propio Joyce recomendaba a su tía Josephine, que tantos datos útiles le había facilitado sobre Dublín, leer previamente la Odisea, o bien que comprase las Aventuras de Ulises de Charles Lamb: «Puedes leerlo en una noche y lo encontrarás en Gill’s o Browne and Nolan’s por un par de chelines. Después vuelve a probar con Ulises«.
Cualquier consejo es bienvenido para leer una obra extensa y de gran complejidad. En 1973 Weldon Thornton publicó Allusions in Ulysses, en cuyas más de quinientas páginas señalaba, tan solo, las alusiones literarias que figuran en la novela de Joyce.
El escritor dublinés sabía de dicha dificultad, y según confesó a Max Eastman, lo que pedía a su lector era que: «dedique su vida entera a leer mis obras». Sin embargo, al mismo tiempo, se pregunta si sus lectores tendrían: «paciencia para leerlo».
Ulises transcurre un 16 de junio de 1904, fecha crucial en la vida del escritor irlandés: fue el momento en que tuvo su primera cita con la que sería su compañera inseparable, Nora Barnacle. Su protagonista, Leopold Bloom, trasunto del Joyce maduro, deambula por las calles de Dublín en un texto: «tan trufado de acertijos que daría trabajo a los críticos durante al menos un siglo, y que transita por el lenguaje, el tiempo, el cuerpo, la psique y el sexo».
La crítica ha dicho que el Ulises de Joyce es: «una obra viva y llena de humor, a ratos desternillante, irreverente, transgresora y excesiva». Esa transgresión llevó a que los 500 ejemplares de la segunda edición enviados a Nueva York en los años 20, fuesen quemados.
En 1933, finalmente, el juez J.M. Woolsey autorizaría su publicación: «Respecto a las repetidas emersiones del tema sexual en las mentes de los personajes, debe recordarse siempre que el ambiente era céltico y su estación la primavera».
Alianza Editorial nos ofrece la posibilidad de leer el poliédrico texto del autor de Dublineses y Finnegan’s Wake en otra versión, ofreciéndonos la ocasión de disfrutar, de nuevo, con la obra del gran James Joyce.
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Eduardo Suárez Fernández-Miranda es licenciado en Derecho de la Universidad de Sevilla (España).
Imagen destacada: James Joyce.