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[Crónica] Palabras mayores

Stalin asesinó millones de habitantes ya sea por hambre o por ser enemigos de su gobierno, incluso fue más allá de Hitler, pero no se le llama fascista simplemente porque ayudó a terminar con los nazis en la Segunda Guerra Mundial.

Por Aníbal Ricci Anduaga

Publicado el 15.3.2024

Centro de Extensión de la Universidad Católica. Pasé de largo en la noche leyendo sobre un líder del MIR que cambió el rumbo de los trabajadores en la precordillera valdiviana. Terminaré de leerlo mientras bebo una cerveza en El Cantábrico.

Recién estuve con otro gran escritor al que considero un amigo. Vamos a conversar de su última novela negra. Entrevistó a un teniente en Punta Peuco y ahí estaba el germen del actual narcotráfico. Todo a partir de unos préstamos ilegales; historia que nos trae de vuelta a los tiempos de la dictadura.

Conversamos también del libro del escritor valdiviano. Su personaje de origen magallánico, exalumno de la Universidad Austral. Todo parte por la alfabetización de los habitantes al interior de los lagos Calafquén, Panguipulli, Riñihue y Ranco.

Sólo pensar en la infinidad de culturas riquísimas donde el progreso hubiese sido imposible sin el desembarco de los conquistadores. Cosmogonías que velaban por las cosechas y la fertilidad, temas ancestrales que en sus manos jamás hubieran conducido a los tiempos que corren. Urge multiplicar los alimentos y hoy la gente se comunica al instante a través de redes sociales.

En el libro se habla del despojo al pueblo mapuche, pero sobre la marcha se legitima la toma de fundos. «Quién roba a un ladrón tiene cien años de perdón», resulta una premisa facilista. Tomarse la tierra en base a la fuerza del número de trabajadores era tarea sencilla (en tiempos donde el socialismo campeaba en el orbe); lo loable es que perseveraron en el tiempo y lograron una mayor productividad del sector maderero en base a derechos más justos para los trabajadores.

Siempre hay dos lados de la historia y en eso los terratenientes fueron grandes culpables. Esclavizaron a la población en procura del progreso, conduciéndolos como a animales sin horas de descanso. Las ideas socialistas del siglo pasado labraron los bosques y en parte tenían razón, pero sin industria tampoco hay desarrollo y si dependiéramos de los mapuche seguiríamos mirando a las estrellas.

 

Amenaza al mundo con destrucción masiva

Las guerras son crueles, son despojos territoriales y lo que hicieron los colonos podría ser catalogado como una batalla donde el vencedor impone sus términos. Es sumamente extraño que la gente bajo su liderazgo fuera denostada tanto por partidos de la Unidad Popular como por grupos de derecha pro latifundios. Al final son asuntos de índole política y su búsqueda del poder, en esos tiempos la vía de las armas era deseable.

El vencedor impone su visión, sino pregúntenle a Putin y su anexión de Crimea. Es un hecho que termina gobernando los territorios conquistados. Simplemente en base al uso de la fuerza establece el escenario por sobre cualquier argumento sobre derechos humanos. Para conquistar requieres ejércitos y control del espacio aéreo, misiles de largo alcance e incluso arsenal nuclear de orden táctico. La propia producción de armamento podrá mover la economía a pesar de las sanciones internacionales.

Putin materializa una toma de terrenos a gran escala, primero Crimea, ahora Donetsk y Lugansk. Justifica la agresión como todas las potencias lo hacen… para expulsar a los fascistas, luego impondrá la agresión al viejo estilo del siglo XX y bajo el supuesto de responder a la OTAN, invadirá algún país de esa alianza.

Sólo ejerce la violencia sobre un estado soberano amparado en su poderío militar. El dictador requiere anexar territorios para justificar su permanencia en el poder, enarbolando criterios de raza, argumentando que la población eslava es el núcleo que origina a la madre Rusia.

Stalin asesinó millones de habitantes ya sea por hambre o por ser enemigos de su gobierno, incluso fue más allá de Hitler, pero no se le llama fascista simplemente porque ayudó a terminar con los nazis en la Segunda Guerra Mundial. El accionar de ambos dictadores es similar: partido único, permanencia en el poder, control de los medios de comunicación.

Qué duda cabe que la Unión Soviética se comportó como un imperio, como también que Putin (otro fascista de izquierda) quiere emular esos tiempos y volver a la lógica de Guerra Fría. Amenaza al mundo con destrucción masiva y contra ello Occidente nada puede hacer.

Mientras tenga de aliado a China con la compra de sus materias primas y a parte de Europa dependiendo de su gas y de su petróleo, esta guerra de Ucrania se podrá extender por varios años. Putin irá silenciando a cada uno de sus disidentes e imponiendo su forma de ver el mundo.

La única interrogante será esperar lo que hará Xi Jinping si utiliza armas nucleares, peor si éstas alcanzan objetivos más allá de las fronteras de Ucrania. ¿Le conviene a China arriesgar el comercio internacional? Pregunta que ronda en la mente del dictador ruso. ¿Hasta dónde puede llegar si se desata un conflicto internacional?

En el momento que China termine con las importaciones de combustible ruso, a Putin no le quedará otro remedio que irse contra el gigante asiático y eso son palabras mayores.

 

 

 

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Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es un ingeniero comercial titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, con estudios formales de estética del cine cursados en la misma casa de estudios (bajo la tutela del profesor Luis Cecereu Lagos), y también es magíster en gestión cultural de la Universidad ARCIS.

Como escritor ha publicado con gran éxito de crítica y de lectores las novelas Fear (Mosquito Editores, 2007), Tan lejos. Tan cerca (Simplemente Editores, 2011), El rincón más lejano (Simplemente Editores, 2013), El pasado nunca termina de ocurrir (Mosquito Editores, 2016) y las nouvelles Siempre me roban el reloj (Mosquito Editores, 2014) y El martirio de los días y las noches (Editorial Escritores.cl, 2015).

Además, ha lanzado los volúmenes de cuentos Sin besos en la boca (Mosquito Editores, 2008), los relatos y ensayos de Meditaciones de los jueves (Renkü Editores, 2013) y los textos cinematográficos de Reflexiones de la imagen (Editorial Escritores.cl, 2014).

Sus últimos libros puestos en circulación son las novelas Voces en mi cabeza (Editorial Vicio Impune, 2020), Miedo (Zuramérica Ediciones, 2021), Pensamiento delirante (Editorial Vicio Impune, 2023) y la recopilación de críticas audiovisuales Hablemos de cine (Ediciones Liz, 2023).

 

Aníbal Ricci Anduaga

 

 

Imagen destacada: Vladimir Putin.

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