Cuando se trasciende a la manipulación en la información, a los montajes, a las actuaciones, a las recreaciones, a las falsas proyecciones, lo lúdico, entonces, logra mostrarnos la información desde su fuente más primigenia. Como cuando se mira el reflejo frente a un espejo.
Por Carlos Ravest Letelier
Publicado el 26.08.2017
La interpretación de los sueños con Freud, nos acercó a una mirada del inconsciente desde los deseos reprimidos, desde las “insatisfacciones”. Lacan, por su lado, influenciado por Heidegger, Hegel, Levi Strauss, y el realismo platónico cristiano, nos enseña una mirada de inconsciente, ya no desde la represión, sino como una estructura del lenguaje. El inconsciente como el lenguaje del otro.
Esto nos vincula a la lingüística, a los aportes de Saussure y el mismo Levi Strauss desde el estructuralismo, en relación con el lenguaje, el inconsciente. Y el manifiesto fundacional que nos entregó Parménides a través del denominado “principio de identidad”: Para que una cosa pueda ser, y no ser a la vez, se requiere de una estructura. Saussure, desde el estructuralismo, nos recuerda que a “la lógica interna”, subyace lo que sucede en el exterior. O sea, que las relaciones internas de una estructura, son las que le otorgan el sentido a las relaciones humanas. Bastante conectado con la idea de Lacan sobre el inconsciente. Para Saussure, en cambio, el lenguaje es un sistema de signos, aludiendo al principio de diferenciación que posee el lenguaje. El signo, a su vez, sería para Saussure, la unión entre el concepto y la imagen acústica: ¿Sera posible que los Beatles, en el final de la canción titulada «A day in the life», nos estén compartiendo inconscientemente su apreciación sobre la muerte de James Dean, en específico la experiencia que significó para John Lennon enterarse a temprana edad, del trágico deceso por accidente de uno de los iconos culturales de la desilusión adolescente en el cine de la postguerra?
¿O quizás los Beatles nos están recordando que el famoso “nihilismo light”, característico de la modernidad, posee ya décadas de consolidación? ¿Que más bien actualmente los jóvenes, influidos por los efectos de la liquidez, y de la modernidad, creen estar frente a fenómenos nuevos, siendo que en el fondo son redescubrimientos? En esto, desde mi óptica, Saussure acierta al distinguir dentro del lenguaje el sentido del significado y el significante. Mientras el significado puede simultáneamente ser una idea construida socialmente, o una adaptación individual, el significante por su lado apunta a la expresión concreta del lenguaje.
¿Cuántos proyectos contemporáneos no son sino plagios herméticos, muchas veces, de ideas humanas desconocidas por la historia tradicional? ¿Cómo fue que Marconi, antes que Nicola Tesla, haya sido capaz de crear los primeros manuscritos de comunicación inhalámbrica, sin estudios superiores? La historia nos lleva nuevamente a la lingüística, en este caso a Levi Strauss. Para Levi Strauss, las relaciones mutuas del lenguaje, son una expresión de la estructura mental. La mente establece relaciones binarias, por ende para Levi Strauss los fenómenos culturales sociales serían variaciones locales realizadas en la mente humana. ¿No será que detrás de la idea del fallecimiento del integrante de los Beatles, Paul Mccartney, se escondía el carácter sectario en el que ingresó el mundo, durante la segunda mitad del siglo XX? Específicamente el de los grupos económicos, políticos y sociales, que secretamente manipulan las instituciones de los Estados Unidos.
Es en ese sentido, donde trascendiendo la manipulación en la información, los montajes, las actuaciones, las recreaciones, las falsas proyecciones, los sueños a veces logran mostrarnos la información desde su fuente más primigenia. Como cuando se mira el reflejo frente a un espejo.
Saussure, F. (2002). Curso de lingüística general. Editorial Losada
Freud, S. (2005). Nuevas aportaciones a la interpretación de los sueños. Alianza Editorial