Esta obra revela los engranajes del neoliberalismo como sistema que crea carencias sociales y afectivas en los individuos, compensándolas por medios económicos que finalmente los saturan debido a la urgencia que siembran en ellos mismos al conducirlos a severas crisis existenciales, y cuya única solución, socialmente factible es recurrir a lo que ofrece el mismo mercado: la terapia psicoanalítica. Se denuncia así, al orden financiero como la causa y consecuencia de la tragedia del ciudadano actual, y por ende, en la trama de los conflictos de sus fallidas relaciones amorosas.
Por Jessenia Chamorro Salas
Publicado el 12.3.2018
Este montaje dirigido por la siempre reflexiva y crítica Heidrun Breier (Banal, Marx) vuelve después de tres años de haber sido montada en el Teatro del Puente, a modo de reestreno este 2018, en el Teatro Camilo Henríquez. Protagonizada por Néstor Cantillana, Macarena Teke y Eduardo Herrera, Delirio retorna a las tablas con el ímpetu lúdico y arrebatador de la crítica reflexiva en torno al amor, la postmodernidad y el neoliberalismo. Breier lee magistralmente el texto del también alemán, Falk Richter, dotándolo de una vivacidad contingente y atingente que no solo estremece, sino que también lleva a cuestionarse conceptos tan potentes como “amor”, “progreso”, “individuo” e incluso el de “libertad”.
El argumento de Delirio es relativamente sencillo, una pareja en crisis cuestiona su continuidad, problematizando con ello el sustento mismo de su relación. Debido a que su relación amorosa está en crisis, recurren a un terapeuta para que los oriente, quien devela las verdaderas aristas de la problemática afectiva que los atormenta, la cual está en directa relación con el sistema socioeconómico que los rodea.
El amor en Delirio se les está escapando de las manos a los protagonistas, se va escurriendo entre sus dedos como si fuese agua. Tal idea proviene de la teoría de Zygmunt Bauman en su célebre libro El amor líquido, en donde el autor se refiere a la fragilidad de los vínculos afectivos en el contexto globalizado y neoliberal de la posmodernidad, cuando el espíritu económico e individualista permea incluso las relaciones amorosas. Precisamente es lo que ocurre en Delirio, ya que esta pareja en crisis, no solo apela a lugares comunes, sino también a estereotipos de género para develar el sustento actual de las relaciones interpersonales actuales.
Así, en el contexto de la postmodernidad, Richter nos muestra desde la perspicaz mirada de Breier, cómo han caído los grandes relatos de la Historia, tal como ya no ha anunciado otro teórico fundamental que se desprende de Delirio, Françoise Lyotard, con su memorable libro La condición postmoderna. Aquí, el amor vendría a ser el gran relato de la Historia que está puesto en jaque a través de la crisis que representa la pareja protagonista, y cómo ésta tiene directa relación con el modelo de desarrollo económico presente.
En relación con las temáticas tratadas, Delirio además aborda tangencialmente el existencialismo al hablar sobre la vacuidad del ser y el sin sentido de la vida, en virtud a la dificultad de entablar relaciones afectivas auténticas y perdurables. Ahora bien, tal dificultad surge por el exceso de individualismo al que apela la obra, así como también a la imposibilidad de ver al otro verdaderamente. Es aquí cuando la referencia de la obra a las redes sociales resulta fundamental, pues las devela críticamente como una plataforma en que las relaciones personales se tornan inauténticas, ficticias y vacías de contenido, en donde somos testigos de la construcción de un “yo” para ser vistos en una vitrina de la cual somos partícipes, como si fuésemos voyeurs posmodernos. Y en que además, se revela la incapacidad de comunicarse efectivamente a través de diálogos conscientes de su recepción.
Delirio revela los engranajes del neoliberalismo como sistema que crea carencias sociales y afectivas en los individuos, compensándolas por medios económicos que finalmente los saturan debido a la urgencia que crea en ellos mismos, llevándolos a crisis existenciales, cuya única solución socialmente factible es recurrir a lo que ofrece el mismo mercado, la terapia psicoanalítica. Se revela así, al sistema económico como causa y consecuencia de la crisis del individuo actual, y por ende, en la trama de los problemas de sus relaciones afectivas.
En cuanto a los aspectos teatrales, resulta interesante la incorporación de la tecnología y la multimedialidad, ya que contribuyen a generar una atmósfera conectada a la experiencia del espectador. Además, la interacción con el público en la escena en que la pareja y el terapeuta se convierten en jóvenes revolucionarios de una «toma» donde lanzan un sinfín de papeles al público como si lanzaran los discursos sociopolíticos y económicos que han generado la crisis del ser, se convierte en una escena relevante, por cuanto genera un clímax performático que remece al espectador.
Pese a la brillante actuación de Néstor Cantillana y al sobresaliente despliegue escénico de la obra, Delirio cae en ocasiones en una comicidad gratuita que distiende el arrebato hiper reflexivo y analítico de la conjunción Richter-Breier, pues en momentos se convierte en un aditamento burdo que no complementa la propuesta de un teatro innovador, lúdico y políticamente crítico. En relación con esto, el segmento en que los personajes interactúan en inglés, genera una desconexión con el espectador que no necesariamente debe manejar el idioma, provocando un distanciamiento con el receptor, el cual podría perder la atención, lo que tendría un efecto negativo para la recepción plena de la obra.
Aun teniendo en consideración lo anterior, Delirio es sin duda un montaje que nos permite mirarnos a nosotros mismos, reflexionar sobre nuestras relaciones afectivas, sobre cómo nos comunicamos en la actualidad, es decir, permite mirar la sociedad bajo un lente acucioso que revela los engranajes que en esta hora nos determinan.
Es así como, una pareja en crisis compuesta por un hombre que necesita con urgencia comprender por qué su relación se está terminando, y una mujer que requiere con frenesí mirarse a sí misma en los ojos de su amado, recurren donde un terapeuta que se convierte en un couch con aires de agente de ventas, quien los guiará en la búsqueda por aprehender ese amor líquido que se les está escurriendo, sin darse cuenta que es este mismo couch, quien representa el poderoso sistema que los separa.
Delirio es una crítica magistral a la postmodernidad, el capitalismo, y a las redes sociales que hoy por hoy, guían nuestro modo de vida.
Ficha técnica:
Dirección: Heidrun Breier
Elenco: Nestor Cantillana, Eduardo Herrera, Macarena Teke
Diseño sonoro: Pablo Aranda
Traducción: Margit Schmohl
Producción: Inés Bascuñán
Duración: 1 hora 20 minutos
Delirio se presenta durante el mes de marzo, de jueves a sábado, los días 8, 9 y 10; 15, 16 y 17; y 22, 23 y 24. Las funciones comienzan a las 21:00 horas y la entrada tiene un valor general de $6.000.- y $4.000 estudiantes y tercera edad. Más informaciones revisar aquí.
Crédito de las fotografías: Teatro Camilo Henríquez