Juan José Campanella, director y guionista (junto a Darrel Klomok), revisa con este filme -actualmente en cartelera- un clásico de la filmografía argentina (a «Los muchachos de antes no usaban arsénico») y rinde homenaje no sólo a un maestro (al histórico realizador trasandino José Martínez Suarez) sino que también a las glorias del cine bonaerense, al mejor estilo de las comedias de Hollywood. La música (Emilio Kauderer), la dirección de arte (Nelson Luty) y de vestuario (Cecilia Monti) están a la altura de las soberbias actuaciones del elenco.
Por Alejandra Boero Serra
Publicado el 11.6.2019
Juan José Campanella (1959), ganador de un Oscar con El secreto de sus ojos (2009), vuelve a la pantalla grande con una ácida y negra tragicomedia basada en Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976) de José Martínez Suárez. Si la película de Martínez Suárez no gozó del favor del público y pasó sin pena ni gloria quedó, sí, en la memoria de los cinéfilos como objeto de culto. Campanella, un admirador de esa filmografía, viene con la remake, sólo que acorde a estos tiempos pasteurizados por lo políticamente correcto.
Actores de carne y hueso encarnan a cuatro actores/directores retirados en una mansión/museo peleándole a la muerte, a la nostalgia y a la intromisión de un mundo encarnado en jóvenes «emprendedores» que suponen saber una línea más que el guión.
Una actriz de la época dorada del cine argentino -Mara Ordaz- (Graciela Borges), su marido minusválido y ex-actor mediocre devenido en artista plástico, Pedro de la Cárcova (Luis Brandoni), el director de las películas de Mara -Norberto Imbert- (Oscar Martínez) y el guionista -Martín Saravia- (Marcos Mundstock) viven olvidados del ambiente artístico y social, en un encierro elegido que se sostiene en la limitación de turbios secretos familiares. La llegada de Francisco (Nicolás Francella) y Bárbara (Clara Lagos) -inescrupulosos inversores inmobiliarios- sacan a relucir los resentimientos y dinamitan los lazos del clan generando una reacción en cadena con consecuencias inesperadas.
Ante la posibilidad de perder su último y único lugar en el mundo, los escrúpulos se olvidan para dar cabida al cinismo, el sarcasmo y la crueldad en medio de bromas que hacen del humor negro centro y pivot. Un humor que decae a causa de diálogos didácticos-moralizantes y muchas veces remanidos cercanos al stand-up.
El encanto y la tensión que enganchan al espectador vienen de las brillantes actuaciones -Graciela Borges es la diva total secundada por un Luis Brandoni cuyas miradas entre ingenuas y románticas derriten la pantalla y la dupla Martínez Mundstock, anverso y reverso de la contención y el desparpajo- y de ese universo cerrado rayano en el gótico que llega a perturbar y confundir de manera inteligente. La lógica del cazador cazado aporta una dosis de empatía ante la embestida de la lógica maquiavélica del tándem Francella-Lagos.
Campanella, director y guionista (junto a Darrel Klomok), reversiona un clásico y rinde homenaje no sólo a un maestro sino a las glorias del cine nacional, al mejor estilo de las comedias de Hollywood. La música (Emilio Kauderer), la dirección de arte (Nelson Luty) y de vestuario (Cecilia Monti) están a la altura de las soberbias actuaciones.
El cuento de las comadrejas, entre ironías de otros y nuevos tiempos que accionando en un clima enrarecido hasta la asfixia para sostener la tensión narrativa y la atención de los espectadores, es un entretenimiento nostálgico y picarezco que no decepciona.
Alejandra M. Boero Serra (1968). De Rafaela, Provincia de Santa Fe, Argentina, por causalidad. Peregrina y extranjera, por opción. Lectora hedónica por pasión y reflexión. De profesión comerciante, por mandato y comodidad. Profesora de lengua y de literatura por tozudez y masoquismo. Escribidora, de a ratos, por diversión (también por esa inimputabilidad en la que los argentinos nos posicionamos, tan infantiles a veces, tan y sin tanto, siempre).
Graciela Borges y Luis Brandoni en «El cuento de las comadrejas» (2019)
Alejandra Boero
Tráiler:
Imagen destacada: Un fotograma del filme El cuento de las comadrejas (2019), de Juan José Campanella.