Para concluir con su ciclo de los secretos mejor guardados de la literatura no oficial del Norte Grande, el famoso novelista de «Ciudad berraca», y del reciente y deslumbrante volumen de cuentos de «Palo blanco» —de acuerdo al juicio entregado en este Diario, por el poeta Juan José Podestá—, nos revela a la última autora antofagastina, de su inolvidable y callejera selección artística.
Por Rodrigo Ramos Bañados
Publicado el 26.9.2020
Aida Santelices Kostópulos nace en Calama. Después de trabajar más de una década en una empresa en Santiago, regresa al norte, esta vez a Antofagasta. En la “perla” se dedica a su familia, a leer y leer hasta antojarse de escribir.
En 2002 entra al Círculo Literario Manuel Durán Díaz y es invitada a integrar el Comité de Selección de Libros para Niños y Jóvenes de Antofagasta.
Ha sido galardonada con la Beca de Creación Literaria; concurso de poesía Regional Bicentenario, primer concurso cuentos de la pampa, concurso Cuentos de Inmigrantes, Concurso Patos Buenos y concurso Dadores de Sangre.
Ha publicado seis libros: Loa cuentos, Olimpiada de los vientos, Ridicuentos, Griegos en el Norte de Chile, El violento y Liz una perrita feliz. Uno de sus cuentos “El Lechurra” fue llevado al teatro el año 2017.
Ha dirigido los proyectos literarios: Cuentos de Oficios Olvidados, Cuentos Rescatados de la Pampa y Tres versiones del Encuentro Norte Poesía.
Además ha dirigido talleres de Literatura en colegios y bibliotecas. Actualmente trabaja con clubes de lectura que funcionan al alero de la Biblioteca Regional.
DILUVIO
No guardaba esperanzas
La poca afinidad era el hipotético zodiaco
El machista e inseguro
Yo navegaba entre los falsos orgullos
Pero ahí estábamos como otras veces
Conversando de los cómo y porqués de no sé qué
Que se volvían interesantes
Sólo después de la tercera copa
Lo fantaseaba mío… Aeternamente mío
¡Toda la felicidad del mundo parecía exclusividad en sus brazos!
Cuando él con inolvidable voz decía amor…mi amor
Y lo sentía muy hombre… espartanamente sobreestimado
Me internaba en su pelo de noche miel
Mientras sus labios de sonrisa láctea regaban mi alma
¡Es mi noche! Le indiscretamente confesaba…la más feliz
Y su magia apegaba mi cuerpo al suyo en un suspiro
¡De-ma-sia-do!
Abstraída entre muerte y locura
Necesitaba hincarme y hundir mi cara en mis manos
Para recordar que pisaba tierra
Pero un día los sueños me hablaron
Dijeron que no
¡Qué no!
Entonces acudieron las lágrimas
Desdibujando los contornos del amor
Le oí decir: no amor… amor no
Y con la sonrisa triste mojada y sincera
Lo vi alejarse encorvado por un camino sin color
Rápidamente pasión y gloria bajaron de volumen
Su ausencia logró matizarlo todo
Es difícil aceptar
Y lo sabemos
Que lo único seguro
Es la sentencia de vacío que pende sobre el amor
Cuando la lluvia se prolonga y el final se hace insalvable
Esa lluvia de fin de mundo que brotaba de nuestros ojos
y envolvía el cuarto “Qué nunca debió ser nuestro cuarto”
No…después de él sólo diluvio
Un día cualquiera
En que el Olvido comenzaba a restaurar mi corazón
Lo vi tras su persiana semi cerrada
Dividido horizontal
Mirándome con apasionada tristeza
Tanta pena había en sus ojos
Que la ventana comenzó a nublarse
Entonces deje de mirar
Hasta casi
Olvidar su nombre.
***
Rodrigo Ramos Bañados (Antofagasta, 1973) es escritor y periodista. Publicó las novelas Alto Hospicio, Pop, Namazu, Pinochet Boy y Ciudad berraca, además del libro de crónicas Tropitambo. Actualmente es becario del fondo del libro por la Región de Tarapacá.
Imagen destacada: Aida Santelices Kostópulos.