Este premiado filme francés de Philippe Lioret -que se exhibe en la Sala de Cine UC- es un largometraje intimista, donde los parajes hace de escenario para conversaciones, diálogos y silenciosos. En ese ambiente tenso, se reflejan las complejidades de los personajes: un panorama desolador para quien viene a conocer a sus hermanos, develar la paternidad y resolver sus problemas con el pasado.
Por Cristián Garay Vera
Publicado el 11.6.2018
La trama de la vida familiar esconde en sí misma decisiones y actos que configuran desde un comienzo una historia e identidad. Este es el nervio de El hijo de Jean (Le fils de Jean, 2016), donde el personaje Matthieu Capelier (interpretado por Pierre Deladonchamps) protagoniza una historia de verdades ocultas y de guiños y silencios, que transcurre entre París y Montreal, entre Francia y Canadá. Es ahí, donde la muerte de la madre de Jean converge con otras situaciones, anticipadas por un envío postal que cambia la apacible vida del ejecutivo de una empresa de alimentos de mascotas: saber que su padre es canadiense, que le dejó un cuadro, y que tiene dos hermanos. Todo ello le hace tomar los boletos a Montreal, aunque no asistirá al entierro.
Desde allí las peripecias de un viajero que, premeditamente, se embarcara horas antes de la ceremonia final, se tornan aclaratorias de su origen.
La llegada en el total misterio con un amigo de su padre, Pierre Lesage (Gabriel Arcand), la búsqueda del cuerpo del occiso, fallecido en un lago, problemas legales, de alcoholismo y de la ambigua situación del “hijo”, llegado en silencio complican más la situación.
Una película intimista, donde los parajes hace de escenario para conversaciones, diálogos y silenciosos. En ese ambiente tenso, se reflejan las complejidades de los personajes, dos hijos que resultan ser uno alcohólico, Sam (Pierre Yves Cardinal), y el otro solo interesado en la herencia, Ben (Patrick Hivon). Un panorama desolador para quien viene a conocer a sus hermanos, develar la paternidad y resolver sus problemas con el pasado.
Así, la historia de su madre y del padre, resulta ser producto de un encuentro que no se sabe mucho si es una aventura o una pasión más profunda. Además, se conjuga con una esposa e hijos dentro de los cuales Jean se sabe un intruso. El ocultamiento se acrecienta aún más con la atmósfera distante y parca de Pierre, quien llena a Mathieu de prohibiciones y de conversaciones en las cuáles se va revelando algo de la relación que le unió a su madre, y que fue resuelta de un plumazo por otro hombre (el que lo cría), de quien se entera a los 14 años que no es su padre biológico.
Su condición, descrita en forma breve por el entorno del amigo de su padre, de hijo natural, se asume con un rápido aprendizaje de un entorno que desconoce. Tanto los de Canadá como los de Francia, salvo el amigo, carecen de miradas complementarias, y cada cual se adapta a su papel, el del parisino y los de Montreal, que se ejemplifica en la salida a una discoteca con las amigas de una de las hijas de Pierre.
Es una historia sin sangre, pero si de obsesiva curiosidad, es un ajuste de cuentas de 33 años, con una vuelta de tuerca inesperada. Al final de todo, resulta ser muy acertado regresar a París para acompañar a su hijo en un campeonato de judo. También ahí saldrán otras sorpresas que de a poco, sin dejar cierto dolor latente, se convierten en redención y esperanza para el grupo familiar que se descubre en una invitación a París, que es reencuentro y reconciliación. Donde personajes menores de este relato, especialmente los femeninos Bettina (Catherine de Léan) y su hija, van adquiriendo importancia para resolver los problemas planteados.
La película del realizador galo Philippe Lioret (París, 1955), nominada a los Premios César y Lumière, se exhibe en la Sala de Cine UC del Centro de Extensión de la Pontificia Universidad Católica de Chile, hasta el día domingo 24 de junio.
El hijo de Jean. Dirige: Philippe Lioret. Guión: Philippe Lioret y Natalie Carter. Reparto: Pierre Deladonchamps, Gabriel Arcand, Catherine de Léan, Maria Thèrése Fortin, Jean Pierre Andreani, Pierre Yves Cardinal, Romane Portail y Patrick Ivon. Música: Flemming Nordkrog. 2016. 1 hora y 38 minutos.
Cristián Garay Vera es el director del magíster en Política Exterior que imparte el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile.
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