«El joven Ahmed», de Jean-Pierre y Luc Dardenne: La educación sentimental

Los realizadores belgas -con una economía de recursos notable-, logran tocar un tema tan complicado como actual en Europa (el fundamentalismo islámico), a la vez que nos cuenta una historia sumamente íntima, donde la humanidad brilla por su sutil abrazo con el aparato cinematográfico. El filme se estrenó recientemente en Chile en el contexto del Sanfic 15.

Por Felipe Stark Bittencourt

Publicado el 6.9.2019

La última película de los hermanos Dardenne —estrenada en la reciente versión de Sanfic 15— toca un asunto delicado: la educación de un joven musulmán que abraza una interpretación más radical del Corán. La tensión que esto produce en su núcleo familiar y sus conocidos sirve a los directores, sin embargo, no para echarle leña a la pira política del país, sino para poner sobre la mesa un tema aun más esencial: la educación de los sentimientos, la fe y la vida social de un joven que se debate entre su fundamentalismo religioso y la vida cotidiana que lo empuja a otra orilla.

Con su estilo característico de cámara en mano, planos que persiguen a sus personajes por la espalda y con un ritmo cuya tensión va en aumento, la película construye un relato absorbente que no pretende juzgar creencias y puntos de vista, sino registrar el quiebre de una familia y, sobre todo, de un adolescente al que manipulan sin escrúpulos.

El protagonista, interpretado con presteza por Idir Ben Addi, va de un lado para otro, convencido de que las enseñanzas de su imán son ciertas, pero buscando algo de lo que parece carecer. En este sentido, la cámara de los Dardenne resulta elocuente al expresarlo. No solo sigue al joven personaje en sus clases del colegio, cuando está rezando o va a la mezquita; asimismo, lo registra como si no tuviera alternativa o no quisiera darnos un panorama completo de su psicología, pero al cual podemos acceder finalmente por la fuerza que va tomando la historia; a Ahmed apenas si le vemos el rostro y el montaje evita primeros planos directos suyos, negándonos un acceso total a sus sentimientos, salvo cuando él mismo los enuncia con sus palabras o pequeños gestos.

Esto imprime al resultado de una autenticidad muy especial; todo parece ser visto como si de un documental se tratara, uno en donde hay espacio para la subjetividad y el dolor, depurado de cualquier intencionalidad manipuladora. El lente de los Dardenne no quiere mover a la emoción al modo de Hollywood, sino a través de la misma naturaleza de la imagen, evitando los manierismos intrincados del melodrama. Ahmed, pese a que quiere seguir las enseñanzas de su imán, sufre los conflictos de su propia humanidad en contraste con las directrices que adquiere su radicalismo. Esto lo comprueba cuando conoce a una chica por la que empieza a sentir algo y busca reprimirlo, o cuando tiene un grave altercado con su tutora en el colegio. La cámara, en todo momento, registra esos pasajes sin intensificarlos dramáticamente. Solo lo hace a través de planos largos de una sencillez admirable.

Este método de filmar de los Dardenne, que les ha resultado beneficioso en películas anteriores —como sucede en ese magnífico filme que es El hijo (2002)—, aquí también es asertivo y logra, con una economía de recursos notable, tocar un tema tan complicado como actual en Bélgica, a la vez que nos cuenta una historia sumamente íntima, donde la humanidad brilla por su sutil abrazo con el aparato cinematográfico. No por nada ganaron a la mejor dirección en el pasado Festival de Cannes y no sería raro que en el futuro fueran nuevamente premiados.

 

Felipe Stark Bittencourt (1993) es licenciado en literatura por la Universidad de los Andes (Chile) y magíster en estudios de cine por el Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Actualmente se dedica al fomento de la lectura en escolares y a la adaptación de guiones para teatro juvenil. Es, además, editor freelance. Sus áreas de interés son las aproximaciones interdisciplinarias entre la literatura y el cine, el guionismo y la ciencia ficción.

 

Idir Ben Addi y Othmane Moumen en «Le jeune Ahmed» (2019)

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: El joven Ahmed (2019), de los realizadores belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne.