La última obra publicada por la narradora chilena —finalista del Premio Herralde de novela 2018— es un título sobre la búsqueda de certezas, de viajar por el tiempo para encontrar las razones de la misma existencia: ojo, que se trata de un texto que demanda del lector atención, no es un volumen fácil de leer, pero cuando uno llega a adentrarse en el argumento, ya no se puede dejar de lado.
Por Cristián Brito Villalobos
Publicado el 6.4.2020
El mundo separado por la cordillera. Una muerte que cambia todo. El presente, tal como fue concebido, se ve alterado por los capítulos que se suman en la historia de una muchacha, Ania, quien debe viajar a Argentina al funeral de su tío Agustín representando a su familia. Una solicitud del padre, a la que no se puede negar. Es así como deberá emprender un viaje crucial.
El sistema del tacto, de Alejandra Costamagna, es una novela que se aproxima en su estructura con el diario de viajes. Una historia en tránsito. La memoria es uno de los conceptos donde se cimienta el asunto del libro. El volumen está construido intercalando tiempos, donde aparecen breves textos que refuerzan al central.
Así nos encontramos con los cuadernos de dactilografía del tío Agustín y viejas fotos familiares, que generan una cercanía con los personajes que es inevitable dejar de sentir. Muchos actores de la obra aparecen de manera breve o sostenida, uno de ellos es el flaco Gariglio, compañero de dactilografía de Agustín, quien le presta tres libros: La herencia maldita, Pánico en el paraíso y Los niños diabólicos, estos caerán en manos de la chilenita, es decir Ania, y juegan un rol muy importante en la conformación de la obra.
También está Nélida, la madre de Agustín, una mujer de carácter fuerte, cuya memoria se va desvaneciendo, lo que se suma al trauma que lleva consigo de Piamonte, su origen, en aquella Italia para la que Argentina era una especie de tierra soñada. Los recuerdos, las notas, los diálogos profundos, son algunas de las características más presentes.
El sistema del tacto es sobre todo una novela sobre la búsqueda de certezas, de viajar por el tiempo para encontrar las razones de la misma existencia. Del árbol genealógico que pierde sus hojas. Un libro que demanda del lector atención, no es una novela fácil de leer, pero cuando uno llega a adentrarse en la trama, esta lo atrapa y ya no se puede dejar de lado. Una obra muy bien escrita y que ratifica a su autora como una de la más interesantes escritoras de nuestra literatura actual.
También puedes leer:
—El sistema del tacto, de Alejandra Costamagna: El cuerpo de los fantasmas.
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Cristián Brito Villalobos (Antofagasta, Chile, 1977), además de poeta y escritor es periodista titulado por la Universidad Católica del Norte y magíster en literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Crédito de la imagen destacada: Editorial Anagrama.