«El último apaga la luz», de Nicanor Parra: Una forma de reírse de la vida a través de la poesía

El famoso novelista chileno Roberto Bolaño dijo acerca de su compatriota, que este escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado, y eso atrae a los jóvenes, pues se trata de una escritura radical, a la cual no le importa el que dirán, en un estilo que tampoco se fija en la corrección política, urbana, religiosa, ni siquiera en la pureza estética.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 24.10.2019

El libro El último apaga la luz de Nicanor Parra fue su obra final, pero es para quienes no lo conocen, un buen comienzo para acercarse a su obra. Los poemas de este libro fueron seleccionados por Matías Rivas. Harold Bloom, el crítico británico recién fallecido afirmó que Parra era: “incuestionablemente uno de los mejores poetas de Occidente”, y este volumen ratifica esa afirmación.

Algún crítico ha comentado respecto a esta obra que nos la dejó para que no tengamos que pedirle que resucite y escriba más; y cita la primera estrofa del poema “El anti-Lázaro”, donde Parra escribe:

«Muerto no te levantes de la tumba

qué ganarías con resucitar

una hazaña

y después

la rutina de siempre

no te conviene viejo no te conviene». (p. 352)

Nicanor Parra no necesita de presentación ninguna, es ampliamente conocido; el poeta nació en 1914 y murió en el 2018 a los 103 años, su hermana fue Violeta Parra.

Nicanor Parra recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en el 2001 y el Premio Cervantes en el 2011.

El libro que a continuación pongo a consideración de los lectores puede ser considerado como un legado esencial de la poesía de Nicanor Parra. Quien haya leído a Parra sabrá que su poesía es irreverente, coloquial, liviana y humorística y que está muy alejada del canon impuesto en la época.

Los poemas que componen este libro tienen diversas tonalidades; los hay humorísticos (respecto al humor Parra afirmó que con sus antipoemas: “Todos deben reír a carcajadas”) y esto es así porque en ellos refleja una mirada irónica del mundo, además de que sus “personajes” tienen muchas veces rasgos autobiográficos.

A continuación comparto algunos fragmentos de poemas en que lo divertido lleva la voz cantante; así pues, en el poema “Autorretrato” Parra escribe:

«Considerad, muchachos,

Esta lengua roída por el cáncer:

Soy profesor en un liceo obscuro,

He perdido la voz haciendo clases.

(Después de todo o nada

Hago cuarenta horas semanales.)

¿Qué os parece mi cara abofeteada?

¡Verdad que inspira lástima mirarme!

Y qué decís de esta nariz podrida

Por la cal de la tiza degradante». (p. 29)

 

O el poema titulado “Epitafio” que dice:

«De estatura mediana,

Con una voz ni delgada ni gruesa,

Hijo mayor de un profesor primario

Y de una modista de trastienda;

Flaco de nacimiento

Aunque devoto de la buena mesa;

De mejillas escuálidas

Y de más bien abundantes orejas;

Con un rostro cuadrado

En que los ojos se abren apenas

Y una nariz de boxeador mulato

Baja a la boca de ídolo azteca

–Todo esto bañado

Por una luz entre irónica y pérfida–

Ni muy listo ni tonto de remate

Fui lo que fui: una mezcla

De vinagre y de aceite de comer

¡Un embutido de ángel y bestia!». (p. 33)

 

Y en el poema “Autobiografía” escribe:

«Nací el 12 de marzo de 1905

o tal vez

el 17 de febrero de 1899

está por averiguarse

estudié Pornografía en Italia

donde me gradué de maestro gásfiter

o quizá de sacerdote católico

no sé

está x averiguarse

en la actualidad estoy preocupadísimo

porque sé que me tengo que morir

continuará». (p. 433)

 

Y en el poema «El premio Nobel» escribe:

«El Premio Nobel de Lectura

me lo debieran dar a mí

que soy el lector ideal

y leo todo lo que pillo». (p. 337)

 

Perro Parra también escribió poesía de convicción religiosa, así por ejemplo, en su poema “Acta de independencia” afirma:

«Independientemente

De los designios de la Iglesia Católica

Me declaro país independiente.

A los cuarentaynueve (sic) años de edad

Un ciudadano tiene perfecto derecho

A rebelarse contra la Iglesia Católica.

Que me trage la tierra si miento». (p. 147)

 

En el poema “Cristo de Elqui” escribe en contra de los patrones y el abuso que hacen de los trabajadores y dice:

«Los patrones no tienen idea

quieren que les regalen el trabajo

nunca se ponen en el lugar del obrero

píqueme esa leñita maestro

cuándo me va a matar esos ratones

anoche no pude dormir otra vez

hágame brotar agua de la roca». (p. 431)

 

En cuanto al tema de la religión y el mundo merece especial mención el libro Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977) donde semejando que se entrevista a Jesús y se le da la palabra a NSJ (nuestro Señor Jesucristo) con su lenguaje burlón zahiere; en el poema IX de esta sección al final escribe:

«y perdonen si me he expresado en lenguaje vulgar

es que esa es la lengua de la gente». (p. 235)

 

También este Cristo da consejos a los maridos; así en el #VII dice:

«Los maridos debieran seguir un curso por correspondencia

si no se atreven a hacerlo personalmente

sobre los órganos genitales de la mujer

hay una gran ignorancia al respecto

quién podría decirme por ejemplo

qué diferencia hay entre vulva y vagina.» (p. 233)

 

No podía faltar la crítica a los sacerdotes o la denuncia de que en Chile no se respetan los derechos humanos.

Una situación semejante ocurre con el libro Lear, rey y mendigo (2004), donde retoma la obra del poeta y dramaturgo inglés William Shakespeare para reescribir algunas de sus partes. Así, por ejemplo en uno de sus pasajes habla el rey Lear y dice:

«Te ruego hija que no me saques de quicio.

No te molestaré más hija mía. Adiós.

No volveremos a encontrarnos más.

Nunca más volveremos a vernos.

Y sin embargares mi propia carne.

Mi sangre mi hija.

O más bien un achaque de mi carne

Que yo debo seguir llamando mío.

Tú eres un divieso

Un tumor purulento.» (p. 360-61)

 

Afirman los críticos que Parra gusta a los jóvenes aunque no escribe poesía juvenil, y quizá les guste a los jóvenes porque es irreverente, porque escribe sobre desafíos que pueden ser inútiles, sobre el dolor y la soledad pero de forma diferente, de forma irónica, burlona, casi sin redención posible; y esto vuelve su poesía sumamente humana, pero de una humanidad jodida, condenada al fracaso, resentida por tanto golpe; una humanidad que aflora estos días en Chile, en Ecuador, en Cataluña.

Afirman algunos que el escritor chileno Roberto Bolaño dijo acerca de Nicanor Parra, su compatriota, que este escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado, esto atrae a los jóvenes, es una escritura radical, sin que le importe el que dirán, sin que se fije en la corrección política, urbana, religiosa, ni siquiera en la corrección estética.

No me queda más que recomendarles que disfruten de la obra de este notable e irreverente escritor chileno, país que nos ha dado grandes poetas y de los cuales forma parte Nicanor Parra.

Quiero terminar con este poema muy actual (lo copio integro):

 

Defensa del árbol 

Por qué te entregas a esa piedra

Niño de ojos almendrados

Con el impuro pensamiento

De derramarla contra el árbol.

Quien no hace nunca daño a nadie

No se merece tan mal trato.

Ya sea sauce pensativo

Ya melancólico naranjo

Debe ser siempre por el hombre

Bien distinguido y respetado:

Niño perverso que lo hiera

Hiere a su padre y a su hermano.

Yo no comprendo, francamente,

Cómo es posible que un muchacho

Tenga este gesto tan indigno

Siendo tan rubio y delicado.

Seguramente que tu madre

No sabe el cuervo que ha criado,

Te cree un hombre verdadero,

Yo pienso todo lo contrario:

Creo que no hay en todo Chile

Niño tan mal intencionado.

¡Por qué te entregas a esa piedra

Como a un puñal envenenado,

Tú que comprendes claramente

La gran persona que es el árbol!

Él da la fruta deleitosa

Más que la leche, más que el nardo;

Leña de oro en el invierno,

Sombra de plata en el verano

Y, lo que es más que todo junto,

Crea los vientos y los pájaros.

Piénsalo bien y reconoce

Que no hay amigo como el árbol,

Adonde quiera que te vuelvas

Siempre lo encuentras a tu lado,

Vayas pisando tierra firme

O móvil mar alborotado,

Estés meciéndote en la cuna

O bien un día agonizando,

Más fiel que el vidrio del espejo

Y más sumiso que un esclavo.

Medita un poco lo que haces,

Mira que Dios te está mirando,

Ruega al señor que te perdone

De tan gravísimo pecado

Y nunca más la piedra ingrata

Salga silbando de tu mano. (Páginas 13-14)

 

También puedes leer:

Nicanor Parra: El arte de la protesta bien dicha.

 

Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«El último apaga la luz», de Nicanor Parra (Lumen, 2017)

 

 

Imagen destacada: El antipoeta chileno Nicanor Parra Sandoval (1914-2018).