Disponible para su visionado en la plataforma de streaming Netflix esta miniserie de seis capítulos dirigida por el realizador norteamericano Peter Berg enfatiza su mirada audiovisual en la barbarie antropológica y cultural que significó la fundación durante el siglo XIX del hoy más importante país del orbe, en un territorio antes ocupado por una decena de pueblos aborígenes.
Por Cristián Uribe Moreno
Publicado el 12.2.2025
Al comenzar este año, apareció en el streaming de Netflix, una gran miniserie de seis capítulos llamada American Primeval (2025), un neowestern, creado por el guionista Mark L. Smith (autor de El renacido, 2015) y dirigida por Peter Berg (actor, guionista y director, conocido por dirigir la miniserie Medicina letal, 2023).
El western fue uno de los géneros cinematográficos más populares de mitad del siglo XX en Norteamérica y cimiento de una serie de mitos respecto al nacimiento del país del norte. Posibilitó un relato legendario sobre la conquista del oeste, relato que se perpetuó por décadas hasta que surgieron otras películas de cowboys que comenzaron a desmitificar dichas narraciones. A eso se le conoció como «western revisionista» o «western crepuscular».
Con los años, el interés por este tipo de obras audiovisuales decayó notablemente, pero gracias a la televisión empezaron a surgir nuevas historias ambientadas en el lejano oeste, cuyas características distaban de las antiguas realizaciones.
Estas producciones, conocidas como «neowestern» tienen en común el realismo de las acciones, mayor apego a hechos históricos comprobables, representación de minorías por lo general marginadas en este tipo de producciones y, en algunos casos, una exhibición de violencia descarnada.
American Primeval pulsa algunas de estas teclas estéticas y otras más en una serie que muestra el lado sangriento, sucio y cruel de la conquista del oeste estadounidense.
Una civilización en construcción
El marco histórico es el año 1857, en el naciente estado de Utha, donde el gobernador Birgham Young (un fenomenal Kim Coates) ha declarado la ley marcial.
Así, el gobernador Young, segundo líder religioso mormón, después de Joseph Smith, busca atraer a toda esa comunidad religiosa hacia la localidad de Utah, para crear Sion, una Nueva Jerusalén en la tierra que se disputaba en ese entonces.
En su afán por instaurar «la nueva tierra prometida», se enfrentó a las tribus nativas, especialmente los shoshone, al gobierno federal de los Estados Unidos y a otros pioneros no mormones que buscaban asentarse en la zona.
Toda esta coyuntura produjo un enfrentamiento entre mormones, que habían creado una milicia propia para defenderse, conocida como «Legión de Nauvoo», y el ejército estadounidense. Esta fue denominada La guerra de Utah.
Con todo, el punto de máxima tensión se produjo durante la Masacre de Mountain Meadows donde las milicias mormonas atacaron una caravana de colonos, dejando alrededor de 150 muertos. Este es el punto de partida de la historia de American Primeval.
El relato se desarrolla en dos hilos paralelos. En el principal, Sara Rowell (Betty Gilpin) es una mujer que viaja hacia el oeste con su hijo para encontrarse con su esposo. Ella, su hijo y una joven indígena muda —que al huir se ha escondido en su carreta—, sobreviven a la matanza de Mountain Meadows.
Sara es una testigo que ha visto que los atacantes no son solo indígenas como se ha difundido la noticia. El pequeño grupo empieza a ser perseguido para no queden testimonios que contradigan la historia oficial que sostienen los mormones. En su fuga, ella es ayudada por Isaac (Taylor Kitsch), un aventurero que vive en el bosque y que se apiada de su desgracia.
El otro hilo narrativo se relaciona con Abish (Saura Lightfoot-Leon), una joven que viaja con su esposo Jacob (Dane DeHaan) en la caravana atacada. Ella se libra del mortal ataque, pero es capturada y entregada a los nativos, encabezados por Pluma Roja (Derek Hinkey).
Jacob, dado por muerto, también sobrevive a duras penas y después de curarse las heridas, se pone tras la pista del grupo de indígenas que secuestraron a su esposa.
En estas persecuciones de ambas mujeres, la miniserie muestra lo brutal del actuar de los individuos donde el orden solo se conseguía con la imposición de las armas. De ahí que muchas de las escenas, se resuelvan con peleas a balazos o a las cuchilladas.
La falta de civilización es evidente desde el comienzo, con una imagen inicial que muestra una línea férrea interrumpida porque está aún en construcción. De esta forma se muestra el límite simbólico del progreso que aún no llega a la zona y a Sara adentrándose a este territorio inhóspito donde reina la barbarie.
Sombras que también están en el alma de los personajes
En este territorio alejado de toda norma legal, donde lo único que prevalece es la ley del más fuerte, la naturaleza también parece predispuesta contra los individuos.
Una naturaleza adversa e inclemente es reforzada con una fotografía en la cual prevalece la falta de iluminación, y que crea una sensación de estar sumidos en un valle de sombras. Sombras que también están en el alma de los personajes.
De ahí que el actuar de las personas sea tan primitivo, primitivismo que alude el título en inglés de la miniserie, no tan distinto a las bestias.
Sara y su grupo en su escape hacia el oeste encontrarán diversos obstáculos, tanto naturales como humanos, que solo quieren darles caza. En este aspecto, la miniserie se transforma en una obra de aventuras con un escollo en cada codo del camino.
En cambio, el desarrollo narrativo relacionado con Abish, permite que la historia se dedique a mostrar el vínculo de los nativos con su terreno y el enfrentamiento contra estos invasores blancos. Se logra visualizar cómo la comunidad indígena se desarraiga cada vez más en sus propias tierras.
Ambas historias están llenas de traiciones, violencia y maldad de parte de los personajes, al conformar una muestra de los despiadados orígenes de la nación norteamericana. La falta de luminosidad que se exhibe mientras se desarrollan las luchas por imponerse en el territorio en cuestión, hace que tales enfrentamientos, muchas veces sean confusos y cruentos.
Esta violenta construcción del país pareciera que es una marca del destino que aún pervive en el espíritu de dicha nación.
Además, se puede hilar un poco más fino y ver en la figura del gobernador Birgham Young, obsesionado con la idea de construir un estado teocrático en Utah, un símil del conflicto que en Gaza sufren miles de personas, donde el fanatismo religioso del Estado de Israel, se ha empeñado en limpiar étnicamente la zona para ampliar su gobierno de rasgos teocráticos.
La situación anterior corresponde a lo que desea implantar el personaje continuador de las ideas de Joseph Smith en su afán por edificar Sion en una zona que debe limpiar a sangre y fuego de nativos y pioneros que no profesan la religión mormona. Incluso con la intención de desterrar al mismísimo gobierno federal.
Finalmente, la obra audiovisual American Primeval se ubica en un alto nivel de producción. Quizá algunos giros de guion se noten algo forzados o repetidos, no obstante, el resultado final la ubica como una de las grandes realizaciones del streaming a tener en cuenta para este año.
Su mezcla de violencia, fanatismo religioso y crudo realismo, la convierten en un producto de primera, al cual vale la pena dedicarle un visionado.
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Cristián Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile.
También es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.
Aficionado a la literatura y al cine, y poeta ocasional, publicó asimismo el libro Versos y yerros (Ediciones Luna de Sangre, 2016).
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Cristián Uribe Moreno
Imagen destacada: American Primeval (2025).