La nouvelle de Edmundo Moure es un texto que sorprende y entusiasma, y su construcción artística no apela a las recetas tradicionales, pues tiene un narrador que guarda afinidades con su autor, en un juego de voces que relatan desde diversos ángulos lo acontecido, a través de una mezcla de ficción con realidad, y en un diálogo genérico que incluye retazos de diario personal, memorias, crónicas y pura invención literaria.
Por Jorge Calvo
Publicado el 12.1.2025
Conocí a Edmundo Moure Rojas (1941), autor de la novela Dos vidas para Micaela (Signo Editorial, 2023), a través de las redes sociales, ámbito que mostró sus relaciones y actividades en la Casa del Escritor de la SECh y en el Diario digital Cine y Literatura.
De esta forma conocí su poesía, su ciclo de comentarios de obras y autores (en los cuales comentó mis textos) y lo conocí en Santiago, después de aceptar una invitación a leer mis escritor en un evento que él organizaba en la Casa del Escritor. Edmundo es un hombre culto, generoso, accesible, a quien no le interesa opacar la obra de los demás con su trayectoria.
En ese encuentro que mantuvimos en Santiago, tras un paso previo por el bar La Unión, del cual era cliente Jorge Teillier, Edmundo me regaló dos libros. Uno es el que ahora estoy comentando y el otro es el texto de crónicas y referencias contextuales titulado Memorias transeúntes (que también aparece en la novela como una creación de Micaela Souto).
Para mí fue importante ese viaje porque implicaba establecer por primera vez un vínculo con el mundo cultural santiaguino.
Dos vidas para Micaela es una novela inusual que nos cuenta la biografía inventada de una mujer llamada Micaela Souto Portela que emigra de España a América y desde aquí participa en un certamen de ensayos, el cual gana.
De entrada sabemos que Moure nos quiere sorprender, nos avisa que cuenta una historia basada en la truculencia de un cambio de identidades. No existe Micaela Souto o el personaje del mismo Edmundo es Micaela Souto.
Sin embargo, podemos advertir que Micaela, autónoma y desarraigada, también es ella misma, desprovista de la imaginación creadora de su autor.
Un final existencial tan misterioso como el inicio
En las primeras páginas se advierte que la novela se estructura sobre realidades dobles, así sea de nacionalidad (Chile – España), idiomática (español – gallego), ideológica (izquierda – tiranía), creencias (ciencia- superstición), etcétera.
Moure, tal como afirma en Memorias transeúntes, no separa la ética de la estética. Con cuidado manejo de los tiempos y habilidad en los aspectos contextuales, nos da una antojadiza muestra biográfica de Micaela.
El autor no nos muestra los sucesos desnudos, los liga, a veces con ímpetu borgeano o aires de realismo mágico, en ámbitos contextuales propios de los personajes. Estas explicaciones afectan, con buscado propósito, la linealidad de los sucesos de la novela. La confusión que provoca le da un aire humorístico a la narración y obliga al lector a mantenerse alerta.
Micaela Souto se presenta a un concurso literario, lo gana y los organizadores gallegos se comunican con la ganadora, pero la ganadora no existe, existe su creador, Edmundo Moure, que a través de un heterónimo (Micaela Souto) participa en ese evento.
Con todo, Micaela es una mujer inteligente, temeraria y sensible que además tiene talento literario. A su belleza inusual le suma firmeza de carácter, coherencia ideológica y una rutina misteriosa, estoica de inmigrante. No vino al mundo para ser una mujer más, vino también para dejar, a pesar de su voluntad, una huella.
Sin embargo, como es un producto de la imaginación de un personaje, Micaela aparece y desaparece, deja su marca y se escabulle, y esta realidad doble provoca confusión y decepción en otros personajes, como la que sufre en el desenlace el investigador sueco Bendt Gustafsson.
Lo curioso es que el lector sabe que Micaela es solo una invención, un producto del Moure personaje, pero se deja llevar por la astucia del autor para presentarla como un ser psicológico más, que se escapa de la imaginación de un rol literario para ser otro tan creíble como aquellos de existencia real, y para que eso se materialice Edmundo la inserta en una historia que se remonta a tierras gallegas, el exilio en Argentina y Chile y a un final existencial tan misterioso como el inicio.
En el transcurso de la novela, se advierte que la imagen de Micaela opaca y se impone a la figura de su creador.
El anhelo de vivir
La novela de Moure no exhibe una estructura lineal, tradicional, se construye con irrupciones de diferentes situaciones, fragmentos de episodios pasados o alusiones cultas. La literatura es un punto de encuentro, desfilan fragmentos de diferentes autores que, más o menos relacionados con lo que se narra, aportan la nota reflexiva.
Dostoievski, Turguenev, Pessoa, Yeats, Valle-Inclán, Cervantes, se suceden, mientras el autor avanza y retrocede en el tiempo narrativo, y cuando también se detiene en recuerdos y en reflexiones que emiten los personajes.
Moure Rojas no olvida que la curiosidad del lector camina en los bordes de la vida de Micaela y por eso se detiene a mostrarnos su pasado en fragmentos significativos, a veces mágicos, a veces trágicos, de su vida. La muerte violenta de su padre, el amor adolescente perdido en España, el amor adulto recuperado en Buenos Aires sin final feliz, el amor espiritual en la isla de Chiloé, y su vida en el sur indómito de Chile.
Siempre con un lenguaje cuidado, pero no alejado del habla coloquial, por lo que no resulta abrumador o inauténtico.
Resaltan dos contextos históricos. La represión de la dictadura franquista de la Guerra Civil española y la censura y la coacción de los agentes de la dictadura de Pinochet. Micaela y Moure interactúan con individuos que se mueven en los límites de la clandestinidad.
Así, la opción moral recurre inevitablemente a vivir y analizar la realidad desde los márgenes, sin mostrar obsecuencia a las imposiciones de las dictaduras. Hay en toda la novela un aire de resistencia a las tiranías y a las dobleces morales, sean estas sociales, políticas o religiosas.
La nouvelle de Moure es un texto que sorprende y entusiasma. Su construcción no apela a las recetas tradicionales. Tiene un narrador que guarda afinidades con su autor, un juego de voces que cuentan desde diversos ángulos lo acontecido, una mezcla de ficción con realidad, un diálogo genérico que incluye retazos de diario personal, memorias, crónicas y relato de ficción. Literariamente, por su forma original, es un hallazgo.
Entre Moure personaje y Micaela no sólo hay afinidades. El lector siente que son la misma persona, que ha imaginado un caracter femenino para seguir siendo él mismo y evitar así la tentación malsana de la excesiva autorreferencia.
De esta manera, el avance en la narración le permitirá al lector establecer lazos empáticos con Micaela. Sabe que en su vida hay un hilo conductor estoico, resistente, imbatible, pero también la siente cercana, sufriente, vulnerable. Los personajes de Edmundo, en la pérdida y en la herida, anhelan vivir.
Quizás ahí reside la positiva conexión de su autor con el mundo.
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Jorge Calvo (Santiago, 1952) es novelista y cuentista, director de talleres literarios de la Sech (Sociedad de Escritores de Chile), sus relatos han sido traducidos y publicados en diversas antologías de Suecia y los Estados Unidos.
Entre sus galardones destacan el Premio Ilustre Municipalidad de Santiago al volumen de cuentos Fin de la inocencia (2004) y el Premio Klas de Vylder al mejor escritor extranjero residente en Suecia.
e4: batallas de una pasión (2021) es su más reciente volumen de historias cortas.
Imagen destacada: Edmundo Moure Rojas.