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[Ensayo] El nacimiento de Marlene Dietrich como un símbolo sexual

Basado en la novela «El profesor Unrot», del escritor alemán Heinrich Mann, el largometraje de ficción «El ángel azul», filmada a su vez por el realizador de origen austriaco Josef von Sternberg, constituye un hito tanto en la historia del cine como en la del género audiovisual de tipo erótico.

Por Luis Miguel Iruela

Publicado el 25.10.2024

Existen muchas formas de contar una misma historia de modo que, como resultado final, se obtengan distintas narraciones, si bien manteniendo, en lo sustancial, un idéntico argumento.

Jorge Luis Borges lo señaló al poner como ejemplo El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Robert L. Stevenson, y El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde. En ambos relatos, el mal oculto aflora devastadoramente desde el fondo de una personalidad y la destruye.

Resulta tentador poner estas obras en relación con El señor de las moscas (apelativo que es una advocación maligna de Belcebú), de William Golding, en la que el mal nacido del interior de un muchacho está a punto de eliminar a toda una comunidad de niños náufragos.

Otras referencias similares podrían citarse sin salir de la literatura como La verdad sobre el caso de M. Valdemar, de Edgar Allan Poe, y el cuento de Howard Phillips Lovecraft, «Aire frío».

Los dos relatos abordan el tema de la muerte detenida en un enfermo terminal. En el primer caso por medio de la hipnosis y en el segundo con el uso de la hibernación.

Como puede verse, es factible elaborar la misma idea de maneras muy diversas dando lugar a productos artísticos de diferente calidad e interés.

En efecto, cuando los lenguajes narrativos que se emplean son distintos como el cine y la literatura, el interés, las posibilidades creativas y la curiosidad se multiplican.

La palabra es el material de los sueños en literatura, aquello que le da consistencia, espíritu y solidez, mientras que el cine emplea la imagen en movimiento (esa es la razón de que en el mundo anglosajón se llame a las películas motion pictures o movies) como lenguaje preferente.

Preferente pero no único, ya que el cine reúne pintura, fotografía, sonido, música y palabras en un armónico conjunto para enseñar al espectador una historia.

En numerosas ocasiones ha construido el cine sus relatos a partir de antecedentes literarios con resultados muy diferentes: afortunados, desafortunados, mejores, peores o decididamente disparatados.

Así, y en honor a la razón de ser del Diario Cine y Literatura, sería muy estimulante analizar comparativamente una línea argumental idéntica escrita en los medios que componen el título de la publicación.

Quizá logre ser una feliz iniciativa.

 

«El profesor Unrat»: Anunciadora del desastre final

Novela redactada por Heinrich Mann (1871 – 1950), hermano mayor de Thomas Mann (1875 – 1955), que recoge la crónica del hundimiento moral de un rígido y autoritario profesor de un gymnasium alemán a principios del siglo XX. Odiado y temido a la vez por sus alumnos, recibe el burlón nombre de «Unrat» (Basura), mote otorgado por los estudiantes al deformar la palabra «Rath», apellido real del profesor.

La historia —publicada en 1905— es el relato de la seducción del protagonista a manos de una cabaretera llamada Rosa Fröhlich, efectuada, como diría Nietzsche, «a martillazos», sin concesiones y con total crudeza hasta desnaturalizar la personalidad de la víctima.

A pesar de este entramado erótico, la intención de la novela está dirigida hacia la crítica social, ya que tanto seductora como seducido forman al final una alianza que se dedica a corromper su ciudad.

El libro lleva por subtítulo El final de un tirano y alude a la caída de un carácter ordenancista, severo y arbitrario que representa el estilo burgués de la sociedad alemana del Segundo Reich del Káiser Guillermo II durante los años anteriores a la Primera Guerra Mundial. El profesor Unrat se convierte así en un símbolo de esa sociedad.

Se muestran todos los vicios e injusticias de una comunidad orgullosa de su organización, pero minada por la hipocresía y la falsedad de sus valores. Y se muestran con un lenguaje áspero, mordaz y duro con un cierto aire de profecía anunciadora del desastre final que ocurrió realmente con la Gran Guerra.

Es la novela más conocida de Heinrich Mann, quien hubo de exiliarse a América a causa de la presión nazi en Alemania. Forma parte de la Exiliteratur (literatura del exilio) compuesta por todos aquellos escritores que hubieron de publicar fuera de su país por razones políticas.

 

«El ángel azul»: Un torrente de trágica energía

Basada en este texto, se encargó a Josef von Sternberg el rodaje de una película en dos versiones: una para el público alemán (producida por la UFA) y otra para el de habla inglesa (producida por la Paramount) con el título del nombre del cabaret donde suceden los hechos.

El enfoque diferencial con respecto a la novela es que aquí se pone el acento en el drama humano, en los aspectos psicológicos de una seducción destructora. Constituye un hito tanto en la historia del cine como en la del cine erótico y supone el nacimiento de Marlene Dietrich como mito sexual, aunque ya se había pensado en ella para el filme Lulú (la mujer fatal) del director austríaco Georg Wilhelm Pabst.

Como dato curioso, después del éxito de la película, Marlene adoptó esa pose profesional de mujer irresistible, haciéndola extensiva a su vida personal, pose fascinante para unos e irritante para muchos.

Gran parte de la responsabilidad de esto la tuvo el director de El ángel azul (1930), un realizador exquisito que encontró en Marlene un objeto de adoración en el que volcar todas sus obsesiones fetichistas y estéticas.

En las películas que filmaron juntos se fue produciendo una estilización progresiva y sofisticada de la actriz hasta alcanzar unos niveles morbosos del fetichismo más absoluto que acabó por lograr que el público abandonase las salas.

Von Sternberg nació en Viena y emigró de niño a EE.UU. a causa del hambre. Se le considera un director americano al ser uno de los creadores del cine de gángster con obras como El mundo del hampa (1927) y Los muelles de Nueva York (1928).

La película fue un éxito y un escándalo, porque era la primera vez que aparecía en la pantalla una mujer con los muslos desnudos y por la contundente utilización de una prenda íntima femenina en la cinta.

En efecto, la influencia de este filme en el cine posterior ha sido muy notable. Rodada con una estética expresionista y una imaginativa riqueza de imágenes, inauguró una coreografía que ha inspirado otras muchas historias. Baste recordar los planos de Marlene Dietrich (Lola-Lola en la película) con chistera cantando sentada en un barril para encontrar su huella en la famosa Cabaret, de Bob Fosse, o en La caída de los dioses de Visconti, donde un travestido Helmut Berger reproduce maliciosamente la secuencia original.

Una mujer fatal es aquella que utiliza el sexo para dominar al varón. Esta figura tuvo un gran éxito en la literatura del romanticismo y del modernismo, por ejemplo, la Carmen de Gautier y Bizet, la novela La mujer y el pelele, de Pierre Louÿs; y posteriormente en la novela negra americana de los años 20 y 30 con la creación de la vamp o vampiresa. Dashiell Hamett describió a una de ellas en sus relatos policiales: «utilizaba el sexo como si fuera una porra».

Lola-Lola es una mujer cuya principal característica consiste en la posesión de un torrente de energía sexual vulgar e incluso grosero en ocasiones. No se trata de la fémina refinada y sibilina, sino que sus métodos de seducción activan la demolición de las defensas del profesor Rath con un procedimiento directo y chabacano.

Exceptuando el placer de ejercer su poderío erótico, no se ve qué otro beneficio puede obtener de esta operación de degradación implacable a la que somete a Rath, porque no aparece en ella un comportamiento sádico, sino que lo hace como dice en la canción que canta: «porque no puede evitarlo».

No siempre la degradación produce placer como en el masoquismo, por el contrario, puede generar un gran sufrimiento como en el caso del profesor, en quién tampoco se aprecian características masoquistas, antes bien los efectos de una pasión tardía en alguien bastante vulnerable, fascinado por la espontaneidad, el descaro y la radical sexualidad de Lola-Lola, a la que acaba sometiéndose sin condiciones.

En esto se cifra la seducción: primero, un juego y luego, un dominio. Una caza, más por el hecho de cazar que por la valía de la pieza. La mujer no puede evitar seducir, el profesor tampoco puede evitar ser seducido. Y eso desencadena la tragedia.

Comparativamente, en la película se hurta el tono social de la novela y se centra en la humillación y muerte de Rath. Ahora bien, hay en el texto un detalle canalla que supera la fuerza erótica del filme: cuando la cabaretera arroja sobre el profesor su prenda íntima, Heinrich Mann hace notar que la citada prenda estaba peligrosamente caliente.

 

 

 

 

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Luis Miguel Iruela es poeta y escritor, doctor en medicina y cirugía por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en psiquiatría, jefe emérito del servicio de psiquiatría del Hospital Universitario Puerta de Hierro (Madrid), y profesor asociado (jubilado) de psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid.

Dentro de sus obras poéticas se encuentran: A flor de agua, Tiempo diamante, Disclinaciones, No-verdad y Diccionario poético de psiquiatría. Actual asesor editorial y de contenidos del Diario Cine y Literatura.

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Luis Miguel Iruela

 

 

Imagen destacada: Portada de El profesor Unrat y un fotograma de El ángel azul.

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