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[Ensayo] «El ocaso de un amor»: Antes que la paz del alma

Disponible para su visionado en la plataforma de streaming Max, este filme del realizador irlandés Neil Jordan —que data de 1999—, y el cual se encuentra protagonizado por los actores Ralph Fiennes y Julianne Moore, fue uno de los grandes estrenos en la cartelera de principios de siglo, y su guion se inspira en una novela de Graham Greene: la magnífica «The End of the Affair».

Por Aníbal Ricci Anduaga

Publicado el 17.9.2024

El amor puede ser triste, algo intangible difícil de entender, un limbo donde el tiempo se detiene. Una historia que sucedió en el pasado y que Maurice rescata en su máquina de escribir.

Maurice Bendrix, el escritor, la dejó de ver hace dos años en medio del estallido de una bomba. La Segunda Guerra Mundial azotaba Inglaterra y era la excusa perfecta para los amantes.

Ha contratado a un detective para espiar a Sarah, siempre tuvo celos del marido con quién compartía las rutinas.

Así, hay escenas apasionadas muy bellas, mientras Maurice le confiesa que siente celos de sus medias, de sus zapatos, un fetichista que sólo la imagina haciendo compras y cenando junto al marido.

Cree que Sarah lo dejó porque él la saturó con su amor, así como se aburrió de la rutina con su esposo.

El detective que le recomendó el marido dará cuenta de otro engaño, esta vez con un hombre de Dios. Los celos son infinitos y odiará al mismísimo ser supremo por arrebatársela.

Una promesa los separó, él resucitó en medio del estallido y ella dejó de verlo. Otro amor surgió en ese cuarto y la infelicidad de no estar junto a su amante la enfermó.

Aquí no hay tiempo, la guerra es interminable y los amantes desean esos minutos tumultuosos antes que la paz del alma.

La música de Michael Nyman conjura unos violines tristísimos como la misma lluvia. Es una historia de amor sin consuelo. El a-mor es la no muerte, pero ese amor por Dios tiene la culpa. Un odio embarga al escritor por celos: del marido, del cura, de un Dios que la impulsa a cumplir una promesa.

 

Esos recuerdos que no terminan de desaparecer tras la lluvia

No es un amor único, es amor de esposa, otro pasional y también amor por la vida, pero todo se vuelve tan triste, la mujer recorre el camino inexorable antes que sus amantes, los deja sumidos en la desesperanza: «el amor no se acaba porque dejemos de vernos», confiesa Sarah.

Ese amor sin medida hace cumplir promesas hasta que son imposibles de cumplir. Todo se vuelve relativo y sólo deseas concertar una cita con tu amante.

Así, el amor inflama el alma y todo lo demás deja de existir. El escritor escribe para que en el futuro lean la historia de su amor pasado, un amor que sólo entiende de presente, ese amor posesivo e irreflexivo.

En los celos de Maurice se esconde el sabor de lo cotidiano, las palabras al desayuno, las conversaciones sin sentido, la forma de tomar una copa de vino.

Con todo, el marido no entiende la vida sin Sarah e invita al amante para que la cuide. El hombre de Dios también acudirá a la casa mientras la vida de la mujer se extingue.

Es una buena mujer, el cura lo sabe y también el detective que acude al funeral. Ella ha recibido tanto amor, que cuando besa al hijo del detective, sus marcas en la cara irán desapareciendo.

Aunque el amor también puede abrigar tristeza, el espíritu se llena y sólo queda el camino del recuerdo. Existen celos porque hay deseo, dice Maurice al comienzo, pero los celos son el producto de un amor pasional, que no acepta compartir al ser amado.

Pasión, celos, odio ante la pérdida, rencor, celos de Dios, ese amor puede llevar a la perdición, las emociones desbordadas no caben en una sola alma.

Cuando se ama y no se puede olvidar, la melancolía se anida y esta película capta muy bien esa sensación de vacío.

Para el espectador es casi imposible capturar esa emoción en una idea. Uno se queda pensando en los infinitos detalles que hacen amar a otra persona, esos recuerdos que no terminan de desaparecer tras la lluvia.

 

 

 

 

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Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es un ingeniero comercial titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, con estudios formales de estética del cine cursados en la misma casa de estudios (bajo la tutela del profesor Luis Cecereu Lagos), y quien también es magíster en gestión cultural de la Universidad ARCIS.

Como escritor ha publicado con gran éxito de crítica y de lectores las novelas Fear (Mosquito Editores, 2007), Tan lejos. Tan cerca (Simplemente Editores, 2011), El rincón más lejano (Simplemente Editores, 2013), El pasado nunca termina de ocurrir (Mosquito Editores, 2016) y las nouvelles Siempre me roban el reloj (Mosquito Editores, 2014) y El martirio de los días y las noches (Editorial Escritores.cl, 2015).

Además, ha lanzado los volúmenes de cuentos Sin besos en la boca (Mosquito Editores, 2008), los relatos y ensayos de Meditaciones de los jueves (Renkü Editores, 2013) y los textos cinematográficos de Reflexiones de la imagen (Editorial Escritores.cl, 2014).

Sus últimos libros puestos en circulación son las novelas Voces en mi cabeza (Editorial Vicio Impune, 2020), Miedo (Zuramérica Ediciones, 2021), Pensamiento delirante (Editorial Vicio Impune, 2023), Vivir atormentado de sentido (Editorial Vicio Impune, 2024) y la recopilación de críticas audiovisuales Hablemos de cine (Ediciones Liz, 2023).

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Aníbal Ricci Anduaga

 

 

Imagen destacada: El ocaso de un amor (1999).

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