[Ensayo] «El planeta de los hongos»: Hacia otros horizontes y otra sensibilidad

El cerebro humano parece estar dispuesto a conectar con algunas inteligencias vegetales a fin de expandir nuestra percepción en dirección a una perspectiva diferente, y la historia de esa relación cultural entre humanos y plantas alucinógenas es el tema que investiga el escritor, ingeniero y crítico cultural mexicano, Naief Yehya.

Por Alfonso Matus Santa Cruz

Publicado el 15.1.2025

Hace unos 10 mil años algunos nómadas del Sáhara dejaron las huellas de sus viajes psicotrópicos con hongos en las paredes de una cueva en Tassili, al sur de lo que hoy es Argelia. Pintaron hombres corriendo con las manos rebosantes de setas.

Así, estas imágenes se reproducen en pictografías desde Siberia hasta California, Australia y España; las variantes van de cazadores a hombres-abeja y otras figuras antropomórficas con la constante de cruzas con animales y hongos en las manos, cuerpos o paisajes.

Este punto de partida es solo uno, los antecedentes pueden ser mucho más remotos, pero lo que queda en evidencia es que la relación de los humanos con el misterioso reino funghi es una constante.

Con todo, el asombro y la magia que provocan la conjugación de ciertas plantas y setas cuando entran en contacto con nuestro cuerpo, y la digestión hace estallar geometrías y alucinaciones vívidas que la realidad misma en nuestro cerebro es una parte más fundamental de la experiencia humana de lo que nos ha querido hacer ver la estrechez materialista.

Nuestro cerebro parece estar dispuesto a conectar con algunas de estas inteligencias vegetales para expandir nuestra percepción hacia otros horizontes y otra sensibilidad.

La historia de esa relación cultural entre humanos y hongos es el tema que investiga el narrador, ingeniero y crítico cultural mexicano Naief Yehya (1963), en su libro El planeta de los hongos, publicado en la línea de Argumentos de la editorial Anagrama.

 

Una puerta de entrada a la cultura pricotrópica

Con la experiencia del trato personal que tuvo con algunas de estas sustancias psicoactivas —y de haber vivido la oleada de la revolución psicodélica— que gatilló el encuentro del banquero de Wall Street, Robert Gordon Wasson, y la sabia curandera María Sabina en un pueblo de Oaxaca, cuando en la noche del 29 de junio de 1955 participaron de un ritual pagano con cantos en español, mazateco y latín, aparte del consumo de setas psicotrópicas.

Esa experiencia quedó retratada con fotografías y salió a la luz en un artículo de la revista Life dos años después que provocó un frenesí de atención hacia el ritual con hongos y una avalancha de turistas pisco nautas en busca de percepciones alteradas que luego se transformaría en el movimiento hippie.

La apropiación cultural por parte de Wasson y la decadencia de los rituales originales de María Sabina que sería escarnecida por abrirle la puerta a los occidentales blancos y su avidez desaforada de consumir hongos por entretención, son solo algunos de los temas que explora Naief Yeyha en su libro.

Suerte de breviario introductorio, en esta obra se describe la taxonomía, la biología fascinante de algunas setas que parecen inteligentes, como demuestran las hifas que replicaron el recorrido de las líneas de metro de Tokio, hasta llegar al contacto cultural arcaico y las consecuencias de la ciberdelia, esa fusión del movimiento psicodélico con los creadores de la dimensión digital en Sillicon Valley cuyo teórico iconoclasta por antonomasia fue el inclasificable Terrence McKenna.

Al tomar mucho de algunos libros canónicos en esta materia como los del periodista Michael Pollan y del biólogo Merlin Sheldrake, el investigador afincado en Nueva York logra entretejer una narración amena, con algunas anécdotas pintorescas y bosquejos teóricos de la posibilidad que seamos invitados en este planeta de los hongos, esas criaturas que parecen usarnos como canales o enzimas de la conciencia del micelio que permea los bosques y gran parte de los territorios continentales como una web biológica de la cual recién comenzamos a aprender.

Aprender a dialogar con estas criaturas y lograr manejar el potencial terapéutico que poseen los viajes de psilocibina con la debida asistencia y entornos controlados como los que se están poniendo en práctica en algunas clínicas estadounidenses, son solo algunos de los caminos a recorrer para sanar nuestra cultura delirante, corriendo demasiado cerca del desfiladero por su alienación y sus ambiciones materiales.

Para quienes desean incursionar en la relación cultural entre hongos y humanos esta es una gran puerta de entrada para seguir explorando con otras lecturas.

 

 

 

 

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Alfonso Matus Santa Cruz (1995) es un poeta y escritor autodidacta, que después de egresar de la Scuola Italiana Vittorio Montiglio de Santiago incursionó en las carreras de sociología y de filosofía en la Universidad de Chile, para luego viajar por el cono sur desempeñando diversos oficios, entre los cuales destacan el de garzón, el de barista y el de brigadista forestal.

Actualmente reside en la ciudad Puerto Varas, y acaba de publicar su primer poemario, titulado Tallar silencios (Notebook Poiesis, 2021). Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«El planeta de los hongos», de Naief Yehya (Editorial Anagrama, 2024)

 

 

 

Alfonso Matus Santa Cruz

 

 

Imagen destacada: Naief Yehya.