La segunda novela del narrador argentino Hernán Díaz —antes publicó la perturbadora «A lo lejos»— está llamada a convertirse en un clásico de la literatura contemporánea: materia prima, genio, talento escritural y calidad artística, tiene de sobra, y sus páginas acaban de ser galardonadas con el último Premio Pulitzer.
Por Cristián Uribe Moreno
Publicado el 2.1.2024
La novela Fortuna de Hernán Díaz (Buenos Aires, 1973) escritor argentino radicado en Estados Unidos, desde su aparición el año 2022 ha ganado un sin número de premios y elogios. Esa misma temporada la obra fue elegida como uno de los libros del año por The New York Times, The Washington Post y la revista Time.
Después, el año 2023 ganó el premio Pulitzer de ficción. Además, el prestigioso diario El País de España la incluyó entre las mejores novelas de los últimos meses. Ante estos laudatorios antecedentes no es difícil sentir atracción por leerla.
Así, lo primero que llama la atención es que Fortuna es un libro traducido. El argentino Díaz escribe en inglés, aunque el español sea su lengua materna. La versión original se bautiza Trust, título que contiene una ambigüedad que la traducción no posee.
En efecto, el nombre en inglés alude a las «fundaciones», «fondos» o «fideicomiso» que es el espíritu que recoge el rótulo en español. Pero también «trust» se entiende como «confianza» o «confiar», que es una de las ideas que también ronda el relato.
Fortuna es una historia en cuatro partes, cada una con una voz distinta, pero que cuentan idéntico relato o argumento, la del millonario Andrew Bevel en cuatro registros distintos: una novela, una autobiografía, unas memorias (de cómo se hizo la autobiografía) y un diario (de la esposa de Bevel, el protagonista).
La mayoría de la trama transcurre entre las décadas de 1920 y 1930, los años anteriores y posteriores a la Gran Depresión, aunque en más de una ocasión hay saltos temporales.
De esta forma, los distintos registros del relato están muy bien delineados, por lo que se perciben y comprenden fácilmente los modos expresivos y emocionales de cada voz narrativa. La historia se desarrolla por capas, y cada nuevo libro permite comprender algo más del capítulo anterior. Así, el lector se va introduciendo en la construcción de una edificación mayor, y donde las piezas literarias encajan lentamente.
Al leer Fortuna se vienen a la cabeza el nombre de los autores canónicos que aludieron a ese universo estadounidense de fines del siglo XIX y principios del XX: Henry James, Edith Wharton, Gertrude Stein, Virginia Woolf o Upton Sinclair. Escritores que aportaron no solo una visión de la sociedad de ese entonces sino que también renovaron el canon narrativo de la época.
La influencia de Jorge Luis Borges
La propuesta estética de la novela es doble. Por un lado relata el origen de la fortuna de Bevel, que podría ser la historia de Andrew Carnegie, Thomas Mellon, Theodore Roosevelt o Henry Ford. Pero por otra parte, es un metarrelato acerca de la construcción de esa retórica argumental.
Así, y en una trenza muy original, la obra une la realidad de la vida de los personajes con la ficción en la reconstrucción de esas vidas, de esos grandes hombres que representa Bevel, y su relación con el dinero, la otra invención que permite rehacer la propia historia:
«El dinero es ficción; bien de consumo en forma de fantasía, ¿entiendes? Y eso es doblemente cierto en el caso del capital financiero (…) Las acciones, los valores bursátiles y toda esa porquería no son más que promesas de un valor futuro, si el dinero es ficción, el capital financiero es la ficción de la ficción» (p. 242).
Sin ir más lejos, el tiempo donde se ambienta la novela no es casual pues es justo el momento donde la fiebre financiera se apodera del mundo y las grandes fortunas nacen al alero de las distintas bolsas bursátiles. Riquezas de papel que se hundirán en el crac de 1929 en todo el planeta económico.
La novela está llena de sutilezas y de cruces entre la realidad y la ficción. En su estructura recuerda a películas de Orson Welles que hablan de estos hombres poderosos y la creación de su nombre y riqueza: Ciudadano Kane (1941), Soberbia (1942) o Mr. Arkadin (1955).
Pero lo que resuena de principio a fin es la presencia o influencia artística del autor argentino Jorge Luis Borges al correr de estas páginas.
El aliento borgiano se siente en gran parte del relato: la meta literatura, el tema del doble, la falsificación de la historia y en el centro, un enigma, un laberinto que se va tejiendo en torno a la vida de un personaje, el cual es la clave de esta magnífica construcción.
Se puede entender la predilección del autor por Borges, ya que el mismo Hernán Díaz es un conocedor académico del majestuoso creador argentino (su compatriota), y por si fuera poco publicó un ensayo en inglés que todavía no ha sido traducido y que dedicó al fabulador de El aleph: Borges, between history and eternity.
Bajo esta premisa, Fortuna está llamada a convertirse en un clásico moderno. Y materia prima, genio, talento escritural y calidad artística, la novela tiene de sobra.
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Cristián Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile.
También es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.
Aficionado a la literatura y al cine, y poeta ocasional, publicó el libro Versos y yerros (Ediciones Luna de Sangre, 2016).
Imagen destacada: Hernán Díaz (por Adriana Groisman).