[Ensayo] «Fuera de juego»: La existencia como un conjunto de palabras

Bajo el sugerente título de esta novela enigmática e inolvidable, su autor, el escritor chileno Ramón Díaz Eterovic evoca una serie de preguntas que se multiplican a medida que se avanza en la lectura y donde los silencios, las exageraciones, las distorsiones y los diálogos sobrepuestos en sus páginas, traslucen una violencia aceptada e inherente, a una sociedad criminal.

Por Julia Guzmán Watine

Publicado el 14.6.2024

Para comenzar, quisiera decir que los títulos de las novelas de Ramón Díaz Eterovic (1956) debieran ser tema obligado para lectores y escritores. La ciudad está triste, Ángeles y solitarios, La cola del diablo, Los asuntos del prójimo y podría seguir.

En este sentido, Fuera de juego no rompe la regla, dado que es un título sugerente, enigmático e inolvidable. Evoca una serie de preguntas que se multiplican a medida que se avanza en la lectura.

¿Qué quiere decir el título? ¿Tiene que ver con el offside en el fútbol, es decir, que se le anula la jugada a la persona que se pasó de lista? ¿Su juego no es válido porque se saltó las reglas? ¿Qué reglas? O tal vez, ¿tiene que ver con que hay ciertos personajes que no tienen permitido participar del juego? ¿A qué juego se refiere la novela? ¿Al del amor, de la felicidad, de la vida, del éxito?

El relato es narrado por Jaime Cortés, alias Jimmy Caluga. El protagonista cuenta su historia de amor desde su presente y, también, enuncia un hecho reciente e irremediable. En una espera, donde no queda claro qué es lo que se espera, el tiempo se detiene para introducirnos en el pasado de Jaime.

¿Cómo conoció a Teresa, su gran amor? ¿En qué circunstancias de la vida se encontraron? Comienza, entonces, un gran racconto donde Jaime repasa los diálogos, los sucesos y sus pensamientos.

Iniciamos la narración de este joven de 22 años que tiene la impresión de que su vida ha terminado. Nos encontramos en los años 80 con la versión de una derrota de un provinciano que dejó la casa de sus padres para cambiar su suerte. Llegando a la capital, el equipaje de expectativas va abandonando poco a poco al protagonista para que, de pronto, se vea enfrentado a su soledad y a una frustración malévola y amarga.

En palabras de Jaime: «He aprendido a no esperar tiempos mejores y a recoger lo que tiran los que pueden gritar más fuerte o pasarse las noches enteras contando sus monedas». También dice: «Nadie explicaba nada en la ciudad. Todos empujaban y el sentimiento de estar al margen de la gran fiesta era similar después de cada fracaso».

Jaime deja lo seguro y se integra en esta vorágine de la ciudad para crecer; y crecer significa asimilarse a la sociedad, ser parte de esta, aceptarla, aceptar sus reglas. Lo anterior se vuelve problemático porque se nos muestra una sociedad violenta, brusca, tosca, machista, agresiva, donde impera la ley del más fuerte o de la canallada.

De modo que el protagonista comprende que su vida mediocre transita en una sociedad perversa. Entonces, ¿qué significa esta asimilación? ¿La realidad formó a un hombre hecho y derecho que podrá desenvolverse sin dificultades por la gran ciudad malévola? ¿La ciudad formó exitosamente a un personaje que aprendió correctamente la lección que, tal vez, se rehusaba a asimilar?

 

Una anacronía de decadencia y soledad

Como contraparte de este joven traicionado, la capital se presenta en las calles de un Santiago sin futuro, que son, también, un falso refugio de cantinas, prostitución y violencia. Las calles se mantienen en esa anacronía de decadencia y soledad. San Diego y Av. Matta se imponen en ese ocaso eterno, en ese tiempo estancado.

Para complementar las visiones de esta ciudad marginadora, se intercalan con la narración seis fotografías de Mauricio Valenzuela de lugares perdidos, basurales, potreros con autos abandonados, árboles secos, siempre con una bruma que enrarece.

Surgen personas que pareciera que no participan en esa realidad retratada, como si la desconocieran o estuvieran de más. Como si la ciudad y sus márgenes no les perteneciera, al igual que Jimmy que desconoce y, al mismo tiempo asimila la realidad cruel y decepcionante.

En ese contexto adverso aparece Teresa. Pareciera que ella lo salva de esa vida frustrada y vacía, pero en el relato de Jimmy, él da a entender que él la salva a ella. La duda surge porque los diálogos se van mezclando y ya se hace difícil saber qué dice cada cual.

¿Son las vicisitudes del amor, la montaña rusa o es la subjetividad o astucia del narrador que quiere engañarse y engañarnos? ¿Es que se han mimetizado? ¿Es que el amor le ha devuelto el optimismo a Jaime? ¿O tal vez es él que nos narra su historia y desde su subjetividad nos muestra una faceta cínica de salvador de mujeres perdidas a su suerte?

Palabras, palabras, palabras. Como dice Teresa, Jaime es el artífice de las palabras. Guía a Teresa, la calma, tal vez la engatusa y para qué hablar de nosotros los lectores que tenemos que determinar quién es Jimmy o qué es lo que motiva sus actos, omisiones y sus palabras.

Surge también la pregunta por ella. ¿Quién es Teresa? ¿Quién es realmente Teresa?

 

Miserias, violencias y agresiones cotidianas

En ese punto, vale la pena detenerse en los personajes. En Jaime que, literalmente, es un libro abierto o eso es lo que nos quiere hacer creer, donde en sus contradicciones se va erigiendo como un personaje complejo, lleno de generosidad y mezquindad; mostrándose optimista y pesimista; un consejero desorientado cínico y violento, y quien, aparentemente actúa sin entender sus verdaderas motivaciones.

Además, como señalé anteriormente, se produce una suerte de iniciación, pero que precipita al protagonista a la asimilación perfecta en esta sociedad individualista y maligna. Por otro lado, Teresa se muestra como un ser misterioso. Esta conformación nebulosa de la muchacha viene mediada por la mirada de Jaime.

Quizás, para Jaime, a causa de su ensimismamiento y tozudez, Teresa es una incógnita, no la conoce bien, no puede indagar en ella o, tal vez, no quiere conocerla. Lo anterior permite muchas interpretaciones coherentes a los actos de Teresa.

Entonces, después de relativizar las palabras, las quejas y las motivaciones de Jaime Cortés, surge nuevamente la pregunta: ¿a quién se refiere el título? ¿Quién se encuentra fuera de juego? ¿No será que Teresa se pasó de lista y marcó una posición de adelanto en esta sociedad machista que no le permite ninguna jugada? ¿No será que Teresa hizo trampa por intentar una vida sincera, escoger un cuarto propio, o por hacerle el quite a un camino ya transitado por la mediocridad y la dependencia?

¿Quiénes son culpables? ¿Quiénes son las víctimas? ¿Son tan potentes las mezquindades y la miopía como para poner a prueba la imagen de la persona amada? ¿Qué pensar de un personaje que se ve superado por una sociedad agresiva que tiene un capitalismo violento como lema de lucha? ¿Cómo interpretar la pasividad, la contradicción, la agresividad y la ambigüedad de los personajes? ¿Cómo interpretar la narración de un iniciado en la realidad retratada?

Difícil saberlo en este mundo de grises, de contrastes; en este mundo de palabras creado por un Jimmy que intenta construirse en una narración que presenta omisiones y preguntas que apuntan a sus motivaciones.

Frente a todas esas interrogantes que presenta esta gran novela de Ramón Díaz Eterovic, se expresa la vida como un conjunto de palabras, relatos y versiones que nos satisfacen. Los silencios, las exageraciones, las distorsiones y los diálogos sobrepuestos buscan, creo yo, la justificación de una maraña de miserias, violencias y agresiones cotidianas.

Es así como Fuera de juego se presenta como una novela criminal que muestra una violencia aceptada y encostrada en una sociedad criminal.

 

 

 

 

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Julia Guzmán Watine (Viña del Mar, 1975) estudió letras y pedagogía en castellano en la Pontificia Universidad Católica de Chile. También es magíster en literatura latinoamericana y chilena de la Universidad de Santiago de Chile y actualmente se desempeña como profesora de lenguaje y comunicación.

Como autora ha publicado los libros Juego de villanos (Vicio Impune, 2018) La conjura de los neuróticos obsesivos (Espora Ediciones/Rhinoceros, 2021) y De un infierno a otro (Lom Ediciones, 2024).

 

«Fuera de juego» (Cormorán Ediciones, 2023)

 

 

 

Julia Guzmán Watine

 

 

Imagen destacada: Ramón Díaz Eterovic (por Raúl Goycolea).