La nueva temporada de esta serie audiovisual del realizador romano Saverio Costanzo, y basada en la segunda novela del ciclo de cuatro que componen la saga de las «Dos amigas», creada por la misteriosa escritora italiana, se encuentra protagonizada por las famosas actrices Alba Rohrwacher (la voz en off de la narradora), Margherita Mazzucco y Gaia Girace. Sus ocho episodios, en tanto, fueron exhibidos a través de las señales televisivas de la RAI y HBO.
Por Jordi Mat Amorós i Navarro
Publicado el 14.11.2020
«Todas las cosas del mundo pendían de un hilo, eran puro riesgo, y quien no aceptaba arriesgarse acababa deteriorándose en un rincón, sin confianza con la vida. Sin amor, no solo se seca la vida de las personas, sino también la de las ciudades».
Elena Ferrante
Basada en la exitosa saga Dos amigas de la —misteriosa por desconocida— escritora Elena Ferrante, la serie explora la vida de dos mujeres muy unidas que se conocen desde niñas. Amigas radicalmente distintas cuyo nexo común es la pasión por el saber y el amor a un joven muy especial.
Y es también un retrato de la forma de vida en una barriada humilde de Nápoles desde los años 50 del siglo pasado hasta nuestros días.
Esta es una obra audiovisual cuidada al detalle, en donde destaca la excelente ambientación de ese barrio y las buenas interpretaciones de los actores que dan vida a sus gentes; en especial las de las protagonistas, brillantes tanto las niñas como las mujeres: Elisa del Genio y Margherita Mazzucco siendo Lènu y Ludovica Nasti, respectivamente y Gaia Girace encarnando a Lila.
Gueto socioeconómico
La acción transcurre —en gran parte— en ese barrio aislado cercano a la ciudad. Destaca el omnipresente tren elevado que actúa como muro para la mayoría de las gentes que lo habitan. El único acceso al lugar es a través de un simbólico túnel gris y oscuro, la imagen de la vida de esos hombres y mujeres a los que les es muy difícil —por sus condiciones socioeconómicas— encontrar salidas personales.
Es un gueto de familias dominadas por unos pocos clanes que han conseguido poder económico. Una barriada deprimida que simbólicamente es vista desde lo alto por los que transitan en esos trenes, por los que pasan de largo hacia horizontes más amplios.
La vida de las gentes del barrio transcurre mayoritariamente en la calle por el reducidísimo espacio interior de sus humildes viviendas. En las calles el barro y el polvo son protagonistas, en ellas los vecinos conversan, mercadean, juegan, pelean o sueñan.
Esas calzadas desnudas son también la imagen de su dura realidad socioeconómica, una imagen que contrasta con la pavimentación de la próspera ciudad. Tienen que transcurrir muchos años para que “le toque el turno” a esas calles olvidadas por la administración pública.
Esa vida al aire libre y esos interiores tan densos condicionan la necesaria intimidad personal de cada uno, especialmente en las familias con hijos en donde un solo espacio tiene múltiples funciones dificultando la concentración para el estudio o para el sexo.
La de esas gentes es una vida —se quiera o no— de exhibicionismo que favorece el natural fisgonear humano y el desagradable chismorreo del no respeto de tantas gentes —afortunadamente siempre hay excepciones— que prefieren ver la paja en el ojo ajeno.
Niñas que serán mujeres
En ese ambiente crecen Lènu y Lila, dos niñas radicalmente distintas en carácter pero afines en el interés despierto por saber, las dos son muy inteligentes. Lenù es muy tímida y tiende a pasar desapercibida. En cambio Lila se hace notar, tiene una fuerza salvaje y un magnetismo natural, le encanta ponerse a prueba y desafiar a los “poderosos”.
La vemos sola encarándose a un grupo de niños en una guerrilla de piedras, Lenù la observa —como hace siempre— y la ayuda tímidamente ofreciéndole una piedra afilada. Esa ayuda será su primer acercamiento a una niña acostumbrada a pelear sola frente al mundo. Poco a poco se forjará una sólida amistad en la que Lila llevará la voz cantante.
Las dos niñas se atreverán a desafiar a uno de los hombres más poderosos del barrio (a desafiar el miedo de sus mayores que ellas vivencian) y a escondidas saldrán del gueto rumbo al desconocido mar —tan cerca y tan lejano— en una jornada frustrante que no obstante reforzará su vínculo.
Ellas se sienten unidas en su pasión por el saber que sacian en la escuela y en la biblioteca. Pero en ese gueto de pobreza las familias pronto sacan a sus hijos —especialmente las niñas— del colegio para ayudar en casa o para trabajar.
Lenù tiene suerte de que su padre apuesta por ella, se da cuenta de su potencial y hace más caso a la maestra —gran mujer que se implica por sus alumnas— que a su esposa; Lila no tiene esa suerte y debe dejar la escuela.
A pesar de esa limitación la líder rebelde aprende de los libros que encuentra en la biblioteca e incluso ayuda a Lenù en sus estudios en una colaboración en la que se mezclan la amistad y la rivalidad por ser la mejor en cada materia.
Crecerán en esa desigualdad de oportunidades, Lila obligada a trabajar en la zapatería familiar y Lenù dedicada exclusivamente a estudiar. Una desarrollará su potencial cómo diseñadora de calzado y la otra como brillante alumna y escritora.
Y al llegar a la escuela superior, Lenù se reencontrará con un joven que ya le gustó de niña cuando eran vecinos. Pero ella tan comedida y tímida como es no se atreve a expresarle lo que siente, Lenù no se desnuda anímicamente con nadie ni siquiera con Lila a quien niega su amor por ese chico que a las dos agrada.
En esto también son distintas, Lila es un libro abierto para su amiga. Lila es auténtica y sigue en lucha con su familia, especialmente en lucha por su libertad de elegir esposo. Logra en parte su objetivo y acaba casada con un hombre que la quiere pero que la “vende” por su ambición personal.
Su relación es un infierno tras esa decepción, en esa tensión y por su carácter no puede evitar envidiar a Lenù e incluso mostrarse hirientemente sarcástica. La rivalidad aflora, Lila sigue en el gueto mientras que su amiga surca nuevos horizontes.
Y allí se muestra la grandeza de Lènu a quien tanto duele ese ataque verbal y la aventura que su amiga acaba teniendo con ese joven al que ama en secreto. Es bello su sentir, su contención tan radicalmente opuesta a la explosión que encarna Lila:
“Me acordé de las mil cosas odiosas por las que habíamos pasado y dejé que la solidaridad recobrara fuerza. Qué derroche sería, me dije, dañar nuestra historia dejando demasiado espacio a los malos sentimientos; los malos sentimientos son inevitables, lo esencial es contenerlos”.
A mi entender toda una lección de vida la que Lenù encarna, ese temple, ese saber dominar los impulsos destructores. Y también toda una lección de vida el afrontar los retos y miedos propios que Lila personifica. Dos mujeres con caracteres opuestos que en la radicalidad se repelen y en la amabilidad se complementan.
Muchos valores humanos en estos personajes y en la obra que es una mirada crítica —con intención didáctica— de la sociedad italiana y por extensión de la sociedad occidental.
Una sabia mirada crítica
La amica geniale retrata bellamente los claroscuros de esas amigas y los claroscuros de la sociedad a la que pertenecen —pertenecemos—. Una sociedad en la que desafortunadamente impera la ley del más poderoso, un poder en manos de unos pocos que —salvo honrosas excepciones— se aprovechan de la miseria de los muchos.
La dureza extrema de los años de posguerra mundial en la que los niños tenían pocas alegrías y eran fácilmente utilizados por sus padres. Y en ese ambiente gris, la figura del padre como dueño y señor del clan menospreciando —cuando no maltratando— a la mujer.
En esa asfixia pocos referentes, la maestra que se entrega más allá de su responsabilidad para conseguir promocionar a sus alumnas o el bibliotecario que siente su oficio y se satisface al poder ofrecer lecturas a esos niños maltratados. Unos niños que a menudo se pelean con la misma violencia que vivencian día a día en sus “hogares” y en las calles de ese gueto deprimido.
Hay una gran crítica social y política en ese retrato, en la sumisión callada de tantos vecinos frente a los constantes abusos de los miembros de esas familias poderosas que son mafias sin escrúpulos, sólo algunos pocos les plantan cara apoyados por fuerzas políticas obreras. Crítica de aquellos tiempos de grosera desigualdad y crítica de los nuevos tiempos de maquillada desigualdad.
Conmueve especialmente la triste vida de la maestra siendo anciana. La vemos en su humilde vivienda sola y olvidada por casi todos, ella que nada pide y siempre ofrece tiene en Lenù el reconocimiento y la amistad que las demás exalumnas le niegan. Triste.
Y las nuevas promociones inmobiliarias junto al asfaltado de las calzadas de la pobreza, todo ello como maquillaje conveniente para enmascarar las mismas desigualdades de siempre en la arrolladora maquinaria consumista de los “nuevos tiempos”. Así lo expresa Ferrante en la voz de Lenù:
“Vivíamos en un país muy provinciano, en el que cualquier ocasión valía para lamentarse, pero que entretanto nadie se arremangaba y se ponía a reorganizar las cosas para que funcionaran. La explotación del hombre por el hombre y la lógica del máximo beneficio, antes consideradas una abominación, volvían a ser en todas partes las bases de la libertad y la democracia”.
La obra nos muestra también el mundo de la intelectualidad, Lenú conoce a un chico cuyos padres son gente de gran cultura que debaten sobre la condición humana y la sociedad en la que viven.
A ella le sorprende gratamente el respeto —nada de gritos ni insultos, tan habituales en su gueto— que hay entre ellos, padres e hijos dialogan amablemente a pesar de sus opiniones a menudo dispares.
Pero lamentablemente lo suyo son más palabras que hechos, allí tampoco “nadie se arremangaba” para poner en práctica sus ideas en la injusta realidad que sabiamente observaban…
Esa es tal vez la característica que define La amica geniale, la de una sabia observación de unas vidas en un espacio y tiempo extrapolable a la realidad de tantos de nosotros. Y una invitación al necesario arremangarse de cada uno para mejorar día a día nuestra convivencia ni que sea en nuestro entorno más cercano.
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Jordi Mat Amorós i Navarro es pedagogo terapeuta por la Universitat de Barcelona, España, además de zahorí, poeta, y redactor permanente del Diario Cine y Literatura.
Tráiler:
Imagen destacada: La amiga estupenda (2020).