[Ensayo] «La cazadora de osos»: Dos mujeres frente a la adversidad

La obra de la escritora sueca Karolina Ramqvist (Editorial Anagrama, 2021) es un libro que parece reelaborado a partir de las ruinas de una novela, que sobrepasa cualquier apronte de unilateralidad narrativa y genera un itinerario encomiable entre la investigación, la recreación y el arduo diálogo que se establece entre la labor literaria y la vida cotidiana, entre la familia de sangre y las afinidades imaginativas.

Por Alfonso Matus Santa Cruz

Publicado el 26.7.2021

Desde que Ulises varó en la isla de Circe el relato de los náufragos nos ha hechizado con un aura que amalgama el desafío y la condena a un exilio, más o menos exótico, de geografía realista, como en el caso de Robinson Crusoe, o mítica, como en el de los guerreros que buscaban volver a Ítaca. Las circunstancias son variables y similares a la vez, el imperativo es el de la sobrevivencia.

Sin embargo, en pocas ocasiones nos ha llegado la versión de una mujer, por argumentos tan previsibles como que la historia la han escrito los hombres, los vencedores y representantes de monarquías.

Pero en La cazadora de osos ―editado por Anagrama―, el último libro híbrido y sugestivo de la escritora sueca Karolina Ramqvist (Gotemburgo, 1976), se trata de reconstruir la historia de Marguerite, huérfana de nobles que es abandonada en una isla del Nuevo Mundo, en una de las primeras expediciones francesas a Norteamérica.

 

La avalancha de una fascinación

Estamos en el siglo XVI, un padre muere, y una muchacha hereda sus propiedades, pero queda bajo la tutela de un noble francés. En nuestro siglo la escritora llega a los rescoldos de la historia mediante una amiga, en una conversación de café.

Tiene tres hijos pequeños, un enjambre de inseguridades existenciales y la necesidad de ahondar en esa imagen: la de una mujer sola, luchando con las fieras, cazando para sobrevivir, con un ejemplar minúsculo del nuevo testamento hollinado por las fogatas en la cueva. Para ella, en cambio, dios es una palabra demasiado ubicua y desfondada.

Ella necesita la luz, pesquisar las señales, los retazos de El heptamerón, obra de la reina Margarita de Navarra, en que se refiere su caso, y de La Cosmographie Universelle, del geógrafo André Thevet, al que la protagonista, nos dice el autor, le narró los sucesos de primera fuente.

La fascinación se impone como una avalancha lenta pero constante. Un hilo delgado, casi evanescente, une a las dos mujeres: un castillo en las cercanías de París, un hotel en Los Ángeles que reproduce otro castillo francés, escenarios por los cuales también caminaron los protagonistas de esa historia lejana y elusiva; el aislamiento, la soledad (en un caso por obligación y, en el otro, por elección) y la adversidad del clima boreal; la condición femenina que las enfrenta al yugo, procaz o implícito, de los hombres.

Ramqvist se ve reflejada una y otra vez, pero no de una manera idealizada, sino visceral y paradójica. Recolecta las pistas donde las pueda encontrar, gracias a los archivos digitales que emergen como en una pesca milagrosa, a un mapa en una biblioteca de Nueva York o a los comentarios de algún académico también imantado por el relato.

La crónica de las pesquisas literarias se amalgama a los vaivenes de su intimidad, las contradicciones del oficio narrativo la abruman y confrontan a sí misma:

“Escribir era una forma de explorar lo humano, de investigar esa vida en la que todo el mundo parecía participar; al mismo tiempo, era un modo de librarse de ella, de no tener que necesitar a otros y obedecer las mismas leyes implacables que todo el mundo obedece, y que regulan la pérdida y la vulnerabilidad. Sin embargo, también era una forma de no tener que ser mujer; de ver, en lugar de que me vieran.”

Un modo de sumergirse en experiencias ajenas sin dejar huella ni someterse a leyes inflexibles.

 

Las paradojas de la condición femenina

El invierno avanza y ella se hunde, sedienta de luz se empantana y vuelve a salir, acepta una invitación a San Francisco y se topa con una ciudad invadida por el humo de los incendios forestales.

En una pila de libros usados encuentra un ejemplar que aborda la obra de Margarita de Navarra y reflexiona sobre la estrategia de enunciar las historias desde el punto de vista femenino, de la violencia a la que se enfrentan las mujeres de todos los tiempos.

Pero no da el altavoz a la rabia feminista, sino que profundiza en las paradojas de la condición femenina sin caer en fetichismos, excavando en los matices culturales y sociales que las han oprimido. Esgrima argumentos contundentes y situados para enfrentar al patriarcado, a la vez que explora en su fragilidad y admira la fortaleza de esa mujer que logró sobrevivir en una isla atestada de animales salvajes.

Es una obra en la cual la conclusión se difumina a medida que llega la primavera, en que los actos dan paso al afecto y a una especie de creencia difícil de definir, pero que nos remite a la maternidad, al gesto de entregar una manzana y de abrazar a sus hijos.

Un libro que parece reelaborado a partir de las ruinas de una novela, que sobrepasa cualquier apronte de unilateralidad narrativa y genera un itinerario encomiable entre la investigación, la recreación y el arduo diálogo que se establece entre la labor literaria y la vida cotidiana, entre la familia de sangre y las afinidades imaginativas.

Desde allí resarce su voz y nos las hace llegar mediante fogonazos claroscuros y retazos de una mujer lejana y portentosa, que tal vez amó a un hombre sin nombre para la historia, pero que definitivamente logró abrirse paso frente a toda adversidad.

 

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Alfonso Matus Santa Cruz (1995) es un poeta y escritor autodidacta, que después de egresar de la Scuola Italiana Vittorio Montiglio de Santiago incursionó en las carreras de sociología y de filosofía en la Universidad de Chile, para luego viajar por el cono sur desempeñando diversos oficios, entre los cuales destacan el de garzón, barista y brigadista forestal.

Actualmente reside en Punta Arenas, cuenta con un poemario inédito y participa en los talleres y recitales literarios de la ciudad. Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«La cazadora de osos», de Karolina Ramqvist (Editorial Anagrama, 2021)

 

 

Alfonso Matus Santa Cruz

 

 

Crédito de la imagen destacada: Alexander Dahl.